Evangelio del día – Lectio Divina Lucas 10, 21-24.

Lectio Divina Por Laura Rivera de Argentina. 

Martes 5 de Diciembre de 2017

Semana I de Adviento


 Invocamos al Espíritu Santo
Espíritu Santo, en este momento me pongo en disposición para leer tu palabra, te pido que abras mi mente y mi corazón, deseo ardientemente que la semilla de tu palabra, produzca frutos abundantes en mí, para ser un buen discípulo tuyo.


“Habla, Señor, que tu siervo escucha.” (1 Sam 3,9)


Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 21-24

»’En aquel tiempo, lleno de la alegría del Espíritu Santo, exclamó Jesús:
– «Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla.
Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.
Todo me lo ha entregado mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar.» Y volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte: «¡Dichosos los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes desearon ver lo que veis vosotros, y no lo vieron; y oír lo que oís, y no lo oyeron»’
Palabra del Señor


LECTURA ¿Qué dice el texto?


A continuación del comentario de Jesús sobre el éxito que han conseguido los discípulos durante su misión, Lucas añade un doble episodio. En el primero nos presenta a Jesús, lleno de alegría, que estalla en un himno de alabanza a Dios, reconociéndole como Padre ( Lc 10,21-22); en el segundo, Jesús proclama a sus discípulos verdaderamente dichosos, por ser testigos privilegiados de su ministerio, es decir, de su actuación y de su enseñanza (Lc 10,23-24).
Los dos pasajes no son, en realidad, más que un comentario ulterior sobre la relación que existe entre él y sus discípulos. Los suyos no son únicamente sus representantes (Le 10,16), cuyos nombres están escritos en el cielo (Le 10,20), sino que son, sobre todo, «gente sencilla», depositarios de una revelación especial sobre quién es verdaderamente Jesús y quién es su Padre; esa condición privilegiada
es la que realmente les puede hacer «dichosos» (Lc 10, 21-24). (Fitzmyer, Joseph – “El Evangelio de Lucas Tomo III)
Jesús dice: “(Te alabo Padre, … que hayas ocultado estas cosas) de los (hombres)
sabios y entendidos. La referencia parece ser a los que “son sabios en su propia opinión” (Ro. 11:25; cf. 12:16). ¿No es él el que resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes.


(Stg. 4:6) Que el Señor está realmente pensando en los engreídos en contraste con los humildes parece desprenderse de las palabras “las has revelado a bebés”. En el sentido espiritual “bebés” son los que no tienen confianza en sí mismos sino que están conscientes de su completa dependencia del poder y la misericordia del Padre celestial, en quien han puesto su confianza. (Hendriksen- “LUCAS”)


Después de haber dicho que el Padre le había dado todas las cosas, se eleva a su propia gloria y excelencia, demostrando que el Padre no lo supera en nada; por lo que añade: “Y ninguno conoce quién es el Hijo sino el Padre…” La capacidad de la criatura no puede comprender el modo de la sustancia divina, que supera a toda inteligencia, ni su hermosura, que está sobre toda concepción; pero la naturaleza divina conoce en sí misma lo que es. Y así el Padre, por lo que es, conoce al Hijo; y el Hijo, por lo que es, conoce al Padre, sin que intervenga diferencia alguna en cuanto a la naturaleza de la divinidad. Nosotros creemos que es Dios; mas lo que es en su naturaleza es incomprensible. Si, pues, el Hijo es creado, ¿cómo El sólo conocería al Padre?; o ¿cómo sólo lo conocería el Padre? Porque conocer la naturaleza divina es imposible a toda criatura; pero conocer la naturaleza de las cosas creadas, (cómo son) no excede los límites de la sana inteligencia, aun cuando supere a la nuestra (in Thesauro). Se vuelve hacia ellos, porque rechazando a los judíos, sordos, que llevaban la ceguera en la inteligencia y no querían ver, se daba todo entero a los que le amaban. Y llama bienaventurados los ojos que ven lo que ellos veían antes que otros. Debe advertirse que ver no representa exclusivamente.

la acción de los ojos, sino también la recreación de la inteligencia en los beneficios recibidos; como cuando decimos: Este ha visto los buenos tiempos, esto es, se ha alegrado en los bienes de esta vida, según las palabras (Sal 127,5): “Veas los bienes de Jerusalén”. Muchos de los judíos vieron al Señor (con los ojos del cuerpo) hacer milagros y, sin embargo, no a todos convino la beatificación porque no todos creyeron ni vieron su gloria con los ojos del alma. Son, pues, beatificados nuestros ojos en que vemos, por medio de la fe, al divino Verbo hecho hombre por nosotros, imprimiéndonos la hermosura de su divinidad, para hacernos conformes a El por medio de la santificación y de la justicia. (San Cirilo)

Hagamos nuestro Eco… ¿Que frases, palabras o actitudes me resuenan del texto?

 MEDITACIÓN ¿Qué me/nos dice el texto?
Estas preguntas te ayudaran para tu reflexión personal sino puedes continuar reflexionando con aquello del texto que te llamo la atención.
• La alegría cristiana es una profunda realidad. En Jesús, así como en nosotros, esa alegría proviene del Espíritu Santo. ¿Cuál es hoy mi propia experiencia? ¿cuál es la raíz de mi alegría?
• Los niños confían completamente en sus padres y aceptan todo lo que ellos dicen. ¿Confío totalmente en Dios, como un niño?
• ¿Le permito actuar a Dios en mi vida, siendo sencillo de corazón y que Él solamente habite en mí?

 ORACION ¿Qué le decimos a Dios?
Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, por este momento que me concedes para dialogar contigo! ¡Gracias, porque me revelas los misterios de tu Reino, dame la gracia siempre poder encontrarme en el lugar de los pequeños y no de los soberbios, ayúdame a aceptar, con la sencillez de un niño, lo que quieres de mí. Sólo quiero crecer en mi amistad contigo y tener una confianza inquebrantable en tu infinito amor.

Con cada oración personal pedimos:
Señor, ayúdanos a ser sencillo, manso y humilde de corazón.

  CONTEMPLACIÓN ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?
«Yo te bendigo, Padre, porque has ocultado estas cosas a sabios e inteligentes y se las has revelado a los sencillos.»
“Nadie conoce lo que es el Padre, sino sólo el Hijo, y aquél a quien el Hijo quiere revelarlo”
“¡Dichosos los ojos que ven lo que veis!”

‍♀‍♂ ACCIÓN ¿A que me comprometo con Dios?
La oración debe movernos a actuar, el texto nos invita en este día, ser humilde y pedirlo en la oración como una gracia, un don de Dios.
Pensar ¿Cuál es la acción concreta que te invita a realizar?

Acerca de Laura Alejandra Rivera Morales

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