Evangelio del día – Lectio Divina Mateo 20, 1-16a

Lectio Divina por Padre José Esteban de México

0.- INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Oh Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo.
Inspírame siempre lo que debo pensar,
Lo que debo decir, cómo debo decirlo,
Lo que debo callar, cómo debo actuar,
Lo que debo hacer, para la gloria de Dios,
y mi propia santificación.

1.- LECTURA. Mt. 20,1-16

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los Cielos es semejante a un propietario que al amanecer salió a contratar trabajadores para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un denario al día, los envió a su viña.

Salió otra vez a media mañana, vio a unos que estaban de ociosos en la plaza y les dijo: «Vayan también ustedes a mi viña, y les daré lo que sea justo.» Salió de nuevo a medio día y a la media tarde e hizo lo mismo.

Por último, salió también al caer la tarde y encontró todavía a otros que estaban en la plaza y les dijo: «¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar?. Ellos le respondieron: Porque nadie nos ha contratado. El les dijo: «Vayan también ustedes a la viña.»

Al atardecer, el dueño de la viña le dijo a su administrador: «Llama a los trabajadores y págales el jornal, empezando por los últimos hasta que llegues a los primeros.» Se acercaron, pues los que habían llegado al caer la tarde y recibieron un denario cada uno.

Cuando les llegó el turno a los primeros, creyeron que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Y al recibirlo, reclamaron al propietario, diciéndole: Esos que llegaron al último solo trabajaron una hora, y sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que soportamos el peso del día y del calor.

Pero él respondió a uno de ellos: «Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. ¿Que no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O va a tenerme rencor porque yo soy bueno?».

De igual manera, los últimos serán primeros y los primeros, últimos.

¿Qué dice el texto?

Jesús esta instruyendo a sus discípulos sobre el ser trabajadores del Reino de los cielos, los centra en el verdadero sentido del llamado. Vuelve a utilizar la parábola para enseñarles. Un propietario que sale a buscar trabajadores en distintos tiempos y queda con ellos pagarles lo justo, un denario.
Llega el tiempo de pagarles y el administrador empieza por los últimos hasta los primeros según le han ordenado, dándoles a cada uno un denario. Los primeros esperan más de lo que ya habían quedado con ellos, se molestan mucho y reclaman su supuesto derecho basándose en la paga de los otros y no en lo acordaron con el dueño de la viña. El propietario les pone en su lugar manifestando lo que habían acordado y reprendiéndoles acerca de su enfado por la bondad de sus acciones.

2.- MEDITACIÓN. ¿Qué me dice el Señor?

El relato de hoy nos presenta la persona de Dios en la figura de un dueño de una viña, el relato es en si mismo, algo extraordinario, porque es el mismo dueño, en persona, es quien realiza esta tarea de llamar a distintas horas, a quienes ve sin trabajar en la plaza. Ordinariamente cuando una persona necesita trabajo va y toca puertas y no se espera a que vayan a buscarlo. Aquí toda la iniciativa la toma Dios.

Pero el comportamiento más extraño se percibe en el momento de pagar a cada uno su trabajo. Resulta que los llamados a última hora reciben lo mismo que los que comenzaron. Parece una injusticia. Murmuraron contra el dueño de la viña.
Acaso, ¿No debería darles dos o tres veces más a quienes se esforzaron durante todo el día?. Creo que todos de alguna forma estaríamos del lado de los que se sienten mal, ante lo que se les ha dado a los que trabajaron muy poco. Pero viendo detenidamente no hay ninguna injusticia hacia los que trabajaron todo el día, pues en eso habían acordado. El dueño en este caso Dios, puede disponer a su voluntad de las cosas que tiene. El quiere ser bueno con los que trabajaron poco y darles lo mismo que a todos. Solo un corazón envidioso puede sentirse mal de que a otra persona le traten bien. Se trata entonces no de injusticia, sino de envidia y mezquindad del ser humano.

3.- ORACIÓN. ¿Qué le digo al Señor?

Señor ayúdanos a conocerte mejor, a no encerrarte en nuestra pobre forma de pensar, en nuestros moldes mentales, tu libertad y originalidad con que procedes no tiene medida, no tiene fondo. Es por ello que nos ponemos todos los días en tu presencia, sin pretender imponer nuestros puntos de vista. Aprendiendo de ti, aceptando lo que nos ofreces: la plenitud, la felicidad, el gozo de sabernos llamados.

4.- CONTEMPLACIÓN. ¿Cómo interiorizo tu mensaje Señor?

Haciendo resonar a lo largo del día, el llamado que Dios nos hace:
“VEN TAMBIEN TU A TRABAJAR A MI VIÑA”

5.- ACCIÓN ¿Cómo llevo a la vida esta Palabra?

Sacar la envidia (causa muchas tensiones) en nuestra vida, en nuestra familia, en la comunidad donde nos desarrollamos. Es difícil aceptar que somos envidiosos y que sentimos tristeza por el bien del otro y lo disfrazamos de injusticia, pero al final de todo seguirá siendo envidia. “Acabemos con ella”

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