La Iglesia debe ser empática con los jóvenes

La mirada del Sínodo se extiende entonces a todas las situaciones de sufrimiento de los jóvenes, víctimas de la «cultura del descarte»: prisioneros, afectados por adicciones o problemas de identidad, incluidos sexuales

Patricia Ynestroza-Ciudad del Vaticano

Si la Iglesia parece haber perdido la capacidad de acercarse, entonces debemos aprender a escuchar el grito de los que sufren, porque los jóvenes no son una amenaza, sino una bendición, son una llamada a la atención.

Los jóvenes deben ser tomados en serio, se dijo en el Aula, porque son los portadores de profundas preguntas de calidad profunda. La Iglesia debe, por lo tanto, ser empática con ellos, no pensar en resolver las cosas imponiendo prohibiciones, sino que más bien debe promover el discernimiento, la conciencia, mirando a la persona, no reduciendo todo a categorías que clasifican.

El grito del silencio de los jóvenes

Mons. Mariano José Parra Sandoval, arzobispo de Coro, Venezuela, Dice que la juventud habla también con el silencio, otras veces habla con actitudes y con maneras de vestirse. Y todo eso es un grito que la juventud está lanzando a la sociedad porque lamentablemente, dijo, nuestra sociedad por más que hable mucho de la juventud, y por más que quiera ser joven toda la vida, sin embargo, no valora, no le da a la juventud el puesto que se merece.

“La juventud se siente como desplazada por nosotros los adultos que a veces nos creemos que lo sabemos todo, que tenemos todo en nuestras manos y que ellos tienen que obedecernos, cuando ellos también son protagonistas, no sólo del futuro, sino el presente también”.  Con estas palabras, el prelado afirmó además que por eso es que en el sínodo se insiste en el escuchar. Pero escuchar no significa solamente oír, dijo, sino también tratar de ponerse en el plano del joven, no haciéndose joven uno, porque uno tiene la edad que tiene, y además sería ridículo ponerse como ellos, pero sí acercarse a ellos.

La Iglesia en empatía con los jóvenes

“Te lo digo por experiencia, Dios me ha dado esa gracia de poder acercarme a jóvenes, y cuando uno les brinda confianza y como decía el Santo Padre, entra en empatía con ellos, inmediatamente ellos se desahogan, ellos hablan, ellos dicen, ellos manifiestan, y mientras más confianza les va adquiriendo uno, más rápido se comunican con uno”.  El obispo venezolano expresó su sorpresa, al ver que lo que sucede en su país, pasa en todo el mundo. Y toda la juventud por igual está clamando, como decía un padre sinodal con dolores de parto.

Mons. Mariano José Parra Sandoval, arzobispo de Coro, Venezuela

Fuente: https://www.vaticannews.va/es/vaticano/news/2018-10/sinodo-jovenes-2018-entrevistas2.html

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