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Lectio Divina Dominical de la Santísima Trinidad Ciclo C

« Él me glorificará porque recibirá de lo que es mío, y así se los dará a conocer»

Hno. Ricardo Grzona, frp

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PRIMERA LECTURA: Proverbios 8, 22-31
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 8, 4-5.6-7.8-9
SEGUNDA LECTURA: Romanos 5, 1-5

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad
para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

Amén

TEXTO BÍBLICO: Juan 16, 12-15

12 “Todavía tengo muchas cosas que decirles, pero no pueden soportarlo ahora; 13 pero cuando venga el Espíritu de verdad, Él les enseñará toda la verdad porque no hablará por sí mismo, sino que hablará todo lo que ha escuchado y les dará a conocer las cosas que están por suceder. 14 Él me glorificará porque recibirá de lo que es mío, y así se los dará a conocer. 15 Todo lo que el Padre tiene es mío. Por eso dije que el Espíritu recibirá de lo que es mío y se los dará a conocer”.

 

TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estudio Bíblico.

El Evangelio de Juan, presenta con claridad al Espíritu Santo como el gran Testigo de Jesús, y por supuesto, es también aquel que irá a denunciar a quien no lo reciba. Es que será luego de la venida del Espíritu Santo sobre los Apóstoles, en que su fe pascual, se vuelve una fe misionera.

La verdad hay que anunciarla por todos los medios y será el Espíritu de la Verdad, quien nos conduzca a la Verdad. Y como la única Verdad es Jesús, el Cristo, hay como un juego de palabras entre la relación de Jesús y el Espíritu Santo. Lo mismo que en la unidad con el Padre.

Jesús viene conversando con sus discípulos sobre las persecuciones que deberán sufrir. Y ellos han quedado desconcertados y tristes. Por eso, este anuncio del Espíritu, que les explicará lo que hay en el Padre y en el Hijo, es para consolarlos. Por eso mismo también nos dirigimos al Espíritu Santo, como aquel que consuela.

La tarea del Espíritu Santo será entonces dar testimonio contra el mundo que está en pecado por haber rechazado a Cristo. El Espíritu, como el abogado en un proceso, revelará a los creyentes, a lo largo del desarrollo de la historia, el error del mundo de no aceptar al Mesías.

Guiar, Anunciar y dar a conocer. Y esto se hace progresivamente explicando las tres personas de la Santísima Trinidad: Primero habla del Espíritu, luego del Cristo y luego del Padre.

Así, Jesús les va indicando que progresivamente van a ir entendiendo la verdad completa, la verdad que anuncia el Espíritu, guiándonos hacia la verdad. Guiar la comprensión de la “Palabra” que el Padre pronuncia para salvarnos. Y esa palabra es Jesús, el Cristo, el Hijo de Dios vivo.

Sólo quien acepta a Jesús como el Cristo y Salvador, y guiado por el Espíritu acepta la Iglesia continuadora de la obra de la redención, está dejándose llevar por la fuerza de Dios.

Reconstruyamos el texto:

  1. Cómo comienza el texto ¿a quién se dirige Jesús? ¿qué dice Jesús?
  2. ¿Qué sucederá cuando venga el Espíritu Santo?
  3. ¿Qué hará el Espíritu Santo?
  4. ¿A quién se dirigirá el Espíritu?
  5. ¿Qué hará con los que lo reciben?

2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:

  1. ¿Realmente nos dejamos guiar por el Espíritu de Dios?
  2. ¿Quisiera comprender todos los secretos de Dios y como no los entiendo, me separo, me aparto, me distraigo? ¿Tal vez me enojo?
  3. ¿Con qué frecuencia invoco al Espíritu Santo?
  4. ¿Hago todo el esfuerzo para escuchar lo que Él me quiere decir?
  5. ¿Qué significará que me conduzca hasta la verdad? ¿Estoy cerca de la Verdad? ¿Busco la Verdad?
  6. En mi vida personal, ¿es la Verdad un camino permanente? O, ¿a veces oculto la verdad?
  7. ¿Soy consciente que la única Verdad la puedo encontrar en Jesucristo? Y para eso vivir como Él me lo pide.
  8. Acepto que los misterios de la fe, los voy incorporando a mi vida lentamente, progresivamente y que no son cosas para saber intelectualmente, sino vivencialmente.
  9. ¿Vives tu fe en comunidad?

3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor. 

Unámonos al Salmo 8, que oramos junto con toda la Iglesia

8,2: Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu Nombre en toda la tierra!
Quiero adorar tu majestad sobre el cielo
8,3: con los labios de un pequeño lactante:
Levantaste una fortaleza frente a tus adversarios
para reprimir al enemigo vengativo.
8,4: Cuando contemplo tu cielo, obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que en él fijaste,
8,5: ¿qué es el hombre para que te acuerdes de él,
el ser humano para que te ocupes de él?
8,6: Lo hiciste apenas inferior a un dios,
lo coronaste de gloria y esplendor,
8,7: le diste poder sobre las obras de tus manos;
todo lo pusiste bajo sus pies:
8,8: manadas de ovejas y toros,
también las bestias salvajes,
8,9: aves del aire, peces del mar
que trazan sendas por los mares.
8,10: Señor, dueño nuestro,
¡qué admirable es tu Nombre en toda la tierra!

Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Hoy damos gracias por su resurrección y porque nos llena de alegría.  Añadimos nuestras intenciones de oración.

Amén

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Como interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo  del  Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.

« Él me glorificará porque recibirá de lo que es mío, y así se los dará a conocer»
(Versículo 14)

Ven Espíritu Santo, que procede del Padre y del Hijo y enséñame la verdad…
Y podemos repetir vocalmente la oración del Gloria porque invocamos la Santísima Trinidad.

Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.

5.- ACCIÓN: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Si estoy solo o en grupo, Para demostrar que sí estamos haciendo un serio ejercicio de Lectio Divina, propongámonos una acción que demuestre que sí estamos escuchando al Espíritu Santo y sí queremos llevar la Verdad a los demás. Tomémonos en estos días acciones de misión, llegando a los que no conocen la Verdad.

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