Valor de Enseñar con el ejemplo

LECTIO DIVINA
CON EL VALOR DE ENSEÑAR CON EL EJEMPLO
Por Francis Margarita Castillo Fonseca

Invocación al Espíritu Santo: 

Canto: Espíritu de Dios:

/Espíritu de Dios, llena mi vida,
llena mi alma, llena mi ser/.

/Lléname, lléname con tu presencia,
lléname, lléname con tu poder,
lléname, lléname con tu bondad/.

/Lléname, lléname de tu saber,
lléname, lléname de tu temor,
lléname, lléname de tu amor/.

/Lléname, lléname de tu consejo,
lléname, lléname de fortaleza,
lléname, lléname de tu amor/.

/Lléname, lléname de inteligencia,
lléname, lléname de tu piedad,
lléname, lléname de tu amor/.

Inovocación al Espíritu Santo:

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y
enciende en ellos el fuego de tu amor.
V. Envía, Señor, tu Espíritu y habrá una nueva creación.
R. Y renovarás la faz de la tierra.
Oración: Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo. Por Cristo nuestro Señor. Amén.

Texto Bíblico: Juan 13, 13-15
13, 13: Ustedes me llaman maestro y señor, y dicen bien. 13, 14: Pero si yo, que soy maestro y señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros. 13, 15: Les he dado ejemplo para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.  Palabra de Dios.

Primer paso: LECTURA
Respondemos la pregunta, ¿Qué dice el texto?

Sugerencias que iluminan la lectura:

Este texto bíblico, es tomado del Evangelio Según San Juan y se desarrolla en el contexto de la “Última Cena”. Es la hora de la humildad y de servicio a los suyos. El lavatorio de los pies es un hecho simbólico más fuerte que las palabras. Muestra la actitud de humilde servicio que exige el cumplimiento del nuevo mandamiento del amor. El señor y maestro les ha dado una lección de cómo actuar en la comunidad cristiana. El que busque servir como Jesús será feliz.

Este episodio bíblico se desarrolla además, después de la acción de que Jesús lava los pies a los discípulos. Es una exhortación, una enseñanza de amor con el ejemplo vivo, de que está bien que le reconozcan como señor y maestro, pero más bien harán, si hacen lo que Él les pide: servir, lavarse los pies los unos a los otros. Lavarse los pies es un gesto de profundo servicio y amor al prójimo.

Los personajes que aparecen en este texto bíblico son: Jesús como emisor y los discípulos como receptores del mensaje. El lugar donde ocurre este pasaje es en Jerusalén durante la noche en la “última cena” y además, se ven reflejados sentimientos de preocupación, complacencia y esperanza.

Segundo paso: MEDITACIÓN
Respondemos a la pregunta, ¿Qué me dice el texto?

Sugiero las siguientes preguntas para la meditación:

– ¿Sirvo en mi familia? ¿colaboro en los quehaceres cotidianos?
– ¿Sirvo en mi comunidad? ¿en mi país? ¿o sólo me dedico a criticar?
– ¿Sirvo en mi parroquia? ¿estoy disponible a cualquier servicio en la construcción del Reino de Dios?
– ¿Pongo mis talentos al servicio de los demás?
– ¿Doy buen testimonio de lo que predico?

Tercer paso: ORACIÓN

Señor Jesús, Maestro del Amor, vengo ante ti a pedirte perdón por las tantas veces que de palabras, obras y omisión te he sido infiel, por las veces que hablo de Amor y no Amo lo suficiente para que crean en Ti. Perdón por no enseñar tu Palabra de Vida con mi ejemplo.

Quiero darte las gracias, Señor Jesús, por esta Palabra de Vida, pan que alimenta mi hambre de ti. Gracias por recordarme que debo ser testigo viviente de tu amor, para que tu rostro se pueda ver reflejado en el mío.

Te pido la gracia, el don de la sabiduría y temor de Dios para llevar siempre de la mano mi fe y mi vida, para tener coherencia con lo que digo y para dar testimonio de tu inmenso amor. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Salmo 25
25,1: De David. A ti, Señor Dios mío, elevo mi alma:
25,2: en ti confío, no quede defraudado,
ni se rían de mí mis enemigos.
25,3: Los que esperan en ti no queden defraudados;
queden defraudados los que traicionan por nada.
25,4: Indícame, Señor, tus caminos,
enséñame tus sendas;
25,5: encamíname fielmente, enséñame,
pues tú eres mi Dios salvador,
y en ti espero todo el día.
25,6: Recuerda, Señor,
que tu ternura y tu misericordia son eternas,
25,7: no recuerdes
mis pecados juveniles, y mis culpas;
acuérdate de mí según tu amor por tu bondad, Señor.
25,8: El Señor es bueno y recto:
indica su camino a los pecadores;
25,9: encamina rectamente a los humildes,
enseña su camino a los humildes.
25,10: Las sendas del Señor son amor y fidelidad
para los que guardan los preceptos de su alianza.
25,11: Por tu Nombre, Señor,
perdona mi grande iniquidad.

Cuarto paso: CONTEMPLACIÓN

Reflexionamos en las palabras de Jesús: “ustedes deben lavarse los pies unos a otros” repetir esto hasta que cale en el fondo de nuestro corazón.

“Hagan lo mismo que yo hice con ustedes” repetir esto, hasta ver cambios en nuestra actitud con los demás.

Dios en este momento, me ha invitado a que conozca la vida de San Pancracio, un jovencito que nos enseñó a declararnos seguidores de Jesucristo sin miedo, con su propio ejemplo de vida.

El glorioso ejemplo de San Pancracio, este valeroso muchacho de 14 años, que supo ofrecer su sangre y su vida por demostrar su en Dios y su amor por Jesucristo.

Que sepamos como San Pancracio, predicar con nuestro ejemplo, para ayudar a los demás.

Quinto paso: ACCIÓN

El desafío de llevar la Palabra de Dios a la vida.

Propongo algunas acciones concretas que demuestren nuestro cambio a partir de la lectura orando de este texto bíblico.

– Hacer algún quehacer que en mi casa no hago y que debería de hacerlo.
– Buscar cuál es mi talento y ponerlo al servicio de la Iglesia.
– Cómo hago creíble el mensaje con mi ejemplo. Me propongo algo concreto.

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