Evangelio del día – Lectio Divina Juan 6, 16-21

Lectio Divina por: Ernesto Sánchez de Cuba 🇨🇺

Invocación al Espíritu Santo:

Espíritu Santo ven y derrama tus dones para entender desde el amor lo que el Padre nos quiere revelar. Serena nuestras almas para que proclamemos la Buena Nueva en alabanzas.

Amén.

Lectura: ¿Qué dice el texto?

Juan 6:16-21

Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al lago, embarcaron y empezaron a atravesar hacia Cafarnaún. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Habían remado unos cinco o seis kilómetros, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el lago, y se asustaron. Pero él les dijo: «Soy yo, no temáis.» Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio a donde iban.

La Palabra de Dios

Meditación: ¿Qué me dice el texto?

El Evangelio de hoy nos perpetúa unas palabras del Señor que a lo largo de toda la Biblia pareciera un mantra: «Soy yo, no temáis.» Es nuestro Dios Amor, recordándonos que no estamos solos en medio de las oscuridades de nuestras vidas, porque en todo momento está Él, vigilando de cerca todos nuestros movimientos, aún y cuando parezca que se encuentra lejos de nosotros.

Este acontecimiento se encuentra registrado en los evangelios de Mateo 14:22–32 y en Marcos 6:45–52, pero con algunas diferencias. En Mateo y Marcos se nos cuenta que los discípulos se embarcaron mientras Jesús despedía a las multitudes, los discípulos se asustaron, pensando que Jesús era un fantasma y sólo Mateo relata el intento de Pedro de ir hacia Jesús caminando sobre el agua.    

Oración:

Señor, incluso cuando te olvido en mi lucha, Tú no te olvidas de mí. Concédeme obtener la perseverancia como un regalo frente a mis miedos y ansiedades. Que, como Julián de Noruega, pueda hacer consciente en mi corazón que: ‘todo estará bien, y todo estará bien, y todo tipo de cosas estarán bien’.     

Amén.

Contemplación:

“Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Habían remado unos cinco o seis kilómetros, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el lago, y se asustaron. Pero él les dijo: «Soy yo, no temáis.»

Acción:

Padre bueno quiero tener presente siempre en mi corazón la certeza de que tú estás conmigo y de que a tu lado nada temeré. Enséñame a confiar más en ti y menos en las seguridades humanas.

Amén.

 

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