Evangelio del día – Lectio Divina Juan 8, 12-20

Lectio Divina – Lunes, 04 de abril de 2022
Carlos Iván Mendoza de Panamá

Invocación al Espíritu Santo

Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles,
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía tu Espíritu Creador
y renueva la faz de la tierra. Oh Dios,
que has iluminado los corazones de tus hijos
con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles a sus inspiraciones
para gustar siempre el bien y gozar de su consuelo.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.

Lectura del texto Bíblico: San Juan 8, 12-20
12 De nuevo, Jesús comenzó a hablarles, diciéndoles: “Yo soy la luz del mundo. Quien me siga nunca caminará en las tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida”. 13 Los fariseos le dijeron a Jesús: “Ahora estás dando testimonio a favor tuyo. Entonces tu testimonio no tiene valor”. 14 Jesús les respondió: “Aunque yo estoy dando testimonio a favor de mí mismo, lo que digo es la verdad, porque sé de dónde vengo y a dónde voy, pero ustedes no saben de dónde vengo ni a dónde voy. 15 Ustedes juzgan de una manera puramente humana, mientras que yo no juzgo a nadie. 16 Y si yo juzgo, mi juicio es verdadero porque no soy yo solo, sino yo y el Padre que me envió. 17 En su Ley está escrito que cuando dos testigos están de acuerdo, lo que dicen es verdad. 18 Ahora Yo soy el que doy testimonio sobre mí mismo, y el Padre que me envió también testifica sobre mí. 19 Ellos le preguntaron: “¿Dónde está tu Padre?” Jesús respondió: “No me conocen y tampoco conocen a mi Padre. Si me conocieran, también conocerían a mi Padre”. 20 Jesús dijo estas palabras cuando estaba enseñando en el patio del Templo, cerca de la caja de las ofrendas. Nadie lo arrestó porque aun no había llegado su hora.
Palabra del Señor.

1. LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Jesús después de salvar a la mujer de ser lapidada, vuelve al templo y sigue enseñando. Utiliza una imagen simbólica: “Yo soy la luz del mundo”, para expresar como Él ilumina la vida y la humanidad. Afirmando también que quienes le sigan no caminarán en tiniebla, como signo que lo que propone disipa las tinieblas de la condición humana, del sentido de la vida y de los interrogantes de la existencia y sus contradicciones. En el inicio del Evangelio de san Juan, ya Jesús había sido anunciado de esta manera, como la luz del mundo. Él sigue siendo la luz del mundo porque la forma de vivir que propone desde el respeto, la dignidad de las personas, el amor continuo, la paz, o la reconciliación, es más humana y porque es la persona que nos revela a Dios.

2. MEDITACIÓN: ¿Qué me dice el texto?

¿Qué luz dejo que me iluminé? ¿La del mundo y sus creaturas? O ¿la luz de Cristo?
¿Busco las respuestas en Dios?
¿Dejo que la luz de Cristo se refleje en mí?

3. ORACIÓN: ¿Qué le respondo a Dios?

Señor ven a iluminar nuestra existencia, ven a aclarar nuestras tinieblas, que no nos dejan dar pasos firmes y de convicción en nuestro peregrinaje por este mundo lleno de trampas y piedras. Señor, sé tú la fuerza en tiempo de cansancio y desánimo, sé Señor mi refugio en momento de tormenta y confusión. Amén.

4. CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo tu mensaje, Señor?

Interiorizo las siguiente palabras y frase:
“Yo soy la luz del mundo”.

5. ACCIÓN: ¿Cómo llevo esta Palabra a mi vida? ¿A qué me comprometo?

Buscar mis respuestas en Dios, a través de la oración del día.

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