Evangelio del día – Lectio Divina Lucas 1, 46-56

Lectio Divina por Eduardo Pineda de Guatemala

Queridos hermanos Cristonautas, que el Señor les bendiga, por Gracia de Dios, tengo la bendición de compartir con ustedes el Evangelio de este día 22 de diciembre 2020.

Invocación al Espíritu Santo

Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de sabiduría:
dame mirada y oído interior
para que no me apegue a las cosas materiales,
sino que busque siempre las realidades del Espíritu.

Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de amor:
haz que mi corazón siempre sea capaz de más caridad.

Ven a mí, Espíritu Santo, Espíritu de verdad:
concédeme llegar al conocimiento de la verdad
en toda su plenitud.

Ven a mí, Espíritu Santo, agua viva que lanza a la vida eterna:
concédeme la gracia de llegar a contemplar el rostro del Padre
en la vida y en la alegría sin fin. Amén.

1. Momento de la Lectura
Lectura del santo evangelio según san Lucas 1,46-56
En aquel tiempo, María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor,
“se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humildad de su esclava”.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí:
“su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
“derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia”
—como lo había prometido a “nuestros padres”—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.
Reflexión del Evangelio de hoy
Es de bien nacidos ser agradecidos
El Magníficat es un compendio de virtudes. María canta su salvación por Dios. María canta la salvación de Dios a los pobres, a los humildes, a los hambrientos. Es el canto de todo el pueblo de Dios, heredero de las promesas hechas a Abraham.
El planeta en que vivimos está lleno de incongruencias; mientras hay zonas en que la gente se muere de hambre en otras se tira la comida; los humildes son descartados, la sociedad del descarte como lo reconoce el Papa Francisco, pasan inadvertidos y solo tienen cabida los poderosos y prepotentes; muchas personas huyen de sus países para buscar una vida mejor y se quedan por el camino sin conseguir su sueño; todo son prisas y las cosas son para el momento; sin reloj ni sin móvil hay quién no puede vivir. Viendo este caos el ejemplo de María nos debe hacer tocar de pies al suelo y comprender que muchas cosas son innecesarias y lo más importante es el amor, a Dios y al prójimo.
En la encíclica “Fratelli Tutti” el Papa Francisco nos habla del amor y de la solidaridad (94). “El amor implica algo más que una serie de acciones benéficas. Las acciones brotan de una unión que inclina más y más hacia el otro considerándolo valioso, digno, grato y bello, más allá de las apariencias físicas o morales. El amor al otro por ser quien es, nos mueve a buscar lo mejor para su vida.”
María era solidaria, siempre atenta a las necesidades de los demás y dispuesta a ayudar al prójimo. La Bienaventurada y Mediadora de todas las Gracias no tuvo prisa ante la necesidad, era consciente que su prima la necesitaba, se puso en camino, no tenía miedo a las dificultades que pudiera encontrar, y se quedó con Isabel para cuidarla y socorrerla en lo que precisase. “María se quedó con Isabel unos tres meses” y después volvió a su casa.

2. Momento: Meditación
¿Cómo Predicadores, somos estériles o fecundos?
¿De qué lado estamos nosotros, de los humildes o de los poderosos?
¿Nos ponemos en camino para socorrer al prójimo?

3. Momento de la Oración
Te damos gracias Señor por la vida, por cada miembro de nuestra familia aquí presente y por aquellos que hoy no están.
Gracias por las oportunidades que nos has brindado de amar, servir, ayudar, de trabajar y prosperar en este lugar donde vivimos, a donde nos has traído, no para volver atrás sino para conquistar las bendiciones que ya tienes para preparadas por tu santa voluntad.
Gracias Jesús porque tu palabra se cumple y has estado aquí todos los días. Gracias porque tú nos guardarás en tu santa mano, en tu paz, y en salud, y el próximo año podremos reunirnos de nuevo y daremos testimonio de que tu amor y tu Espíritu han reinado en este hogar; porque tú tienes y tendrás el primer lugar en nuestras vidas.
Gracias Dios…Amén.

4. Momento de la Contemplación
Te invito a repetir en tu interior todo el texto bíblico, pero de manera especial el versículo 46: «Proclama mi alma la grandeza del Señor, “se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;

5. Momento de la Acción
Ayuda a un hermano a dar gracias por algo que tiene(especialmente lo espiritual y las virtudes cristianas, y que no se ha dado cuenta, para que comparta con otros sus dones.
Los invito a celebrar con alegría esta preparación para que Jesús nazca en nuestro corazón. El Señor les bendiga hoy y siempre.

Acerca de Eduardo Pineda

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