Evangelio del día – Lectio Divina Lucas 10, 25-37

Lectio Divina por Jorge Orellana de Guatemala

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Ven a mí, Espíritu Santo, 
Espíritu de sabiduría: 
dame mirada y oído interior para que no me apegue a las cosas materiales, sino que busque siempre las realidades del Espíritu.
Ven a mí, Espíritu Santo, 
Espíritu de amor: 
haz que mi corazón 
siempre sea capaz de más caridad.
Ven a mí, Espíritu Santo, 
Espíritu de verdad: 
concédeme llegar al conocimiento de la verdad en toda su plenitud.
Ven a mí, Espíritu Santo, 
agua viva que lanza a la vida eterna: 
concédeme la gracia de llegar a contemplar el rostro del Padre 
en la vida y en la alegría sin fin.

Amén.

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 25-37

Se levantó un legista, y dijo para ponerle a prueba: «Maestro, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?»
Él le dijo: «¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?»
Respondió: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo.»
Díjole entonces: «Bien has respondido. Haz eso y vivirás.»
Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: «Y, ¿quién es mi prójimo?»
Jesús respondió: «Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de salteadores, que, después de despojarle y golpearle, se fueron dejándole medio muerto.
Casualmente, bajaba por aquel camino un sacerdote y, al verle, dio un rodeo.
De igual modo, un levita que pasaba por aquel sitio le vio y dio un rodeo.
Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, y al verle tuvo compasión; y, acercándose, vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino; y montándole sobre su propia cabalgadura, le llevó a una posada y cuidó de él.
Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y dijo: «Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva.»
¿Quién de estos tres te parece que fue prójimo del que cayó en manos de los salteadores?»
Él dijo: «El que practicó la misericordia con él.» Díjole Jesús: «Vete y haz tú lo mismo.»
Palabra del Señor.

1. LECTURA – ¿QUÉ DICE EL TEXTO?

Jesús es puesto a prueba por un legista sobre el tema de la salvación; Él le pregunta a su vez, ¿qué dice la Ley? El legista le mencionó el mandamiento más importante; y pregunta: ¿Quién es mi prójimo? Jesús le responde con la parábola que conocemos como la del  Buen Samaritano, donde una persona es asaltado y golpeado, queda tirado y pasa un sacerdote, un levita y un samaritano; y solo el samaritano se detiene a ayudarlo. Jesús le pregunta:  ¿quién actuó como prójimo? Él responde: el que le ayudó. Jesús le enseña al legista que no es solo cumplir la Ley, sino que lo que hacemos nazca de lo más profundo de nuestro corazón, el amor desinteresado como el amor de Dios…

2. MEDITACIÓN – ¿QUÉ NOS DICE DIOS EN EL TEXTO?

Preguntas para reflexionar:
• ¿Pongo a prueba el actuar de Jesús?
• ¿Soy cómo los salteadores?
• ¿Pretendo alcanzar  la salvación aparentando que cumplo en el amor de Cristo?
• ¿Quién es la persona  que está necesitando  mi ayuda?
• ¿Actuo como el sacerdote, el levita o el samaritano?
• Cuándo hago algo por el prójimo, ¿lo hago de corazón, por amor a Cristo?

3. ORACIÓN – ¿QUÉ RESPONDO A DIOS?

Pido perdón Señor, por todas las veces que he pasado a tu lado, cuando alguien ha necesitado mi ayuda, mi caridad y mi compasión.

4. CONTEMPLACIÓN – ¿CÓMO INTERIORIZO LA PALABRA DE DIOS?

Repitamos: «Amo a mi prójimo como a mi mismo».
Leamos: Mateo 25, 31-47.

5. ACCIÓN – ¿A QUÉ ME COMPROMETO CON DIOS?

A poner en práctica las obras de Misericordia.

Acerca de Jorge Humberto Orellana Vidal

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