Evangelio del día – Lectio Divina Lucas 11, 27-28

Lectio Divina por el Padre Padre Pedro Madrid del Salvador

Invocación al espíritu Santo

Divino Padre Eterno, en nombre de Jesucristo y por la intercesión de la Siempre Virgen María;
envía a mi corazón al Espíritu Santo.
Espíritu Santo, Dios de infinita caridad, dame Tu Santo Amor.
Espíritu Santo, Dios de las virtudes; conviérteme.
Espíritu Santo, Fuente de luces celestes;
disipa mi ignorancia.
Espíritu Santo, Dios de infinita pureza; santifica mi alma.
Espíritu Santo, que habitas en mi alma, transfórmala y hazla toda tuya.
Espíritu Santo, Amor sustancial del padre y del Hijo, permanece siempre en mi corazón.

Lectura: ¿Qué dice el texto?

Lucas 11,27-28

En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a las gentes, una mujer de entre el gentío levantó la voz, diciendo: «Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te criaron.»
Pero él repuso: «Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.»

Palabra del Señor.

Meditación: ¿Qué me dice el texto?
 
Jesús debe de haber estado encantado de oír esta alabanza a su Madre. Pero Él usa esta ocasión para revelarnos otra dimensión de la bienaventuranza de los oyentes de la Palabra de Dios.
Esa respuesta tan hermosa y natural de parte de una mujer de la multitud hacia Jesús. Ella expresa esa emoción predominante, mucho más desde la perspectiva femenina y maternal. ¿Es Jesús tan real y tangible para mí, que yo algunas veces puedo responderle de una manera realmente espontánea y personal?

La expresión de Jesús es una afirmación de una bendición más grande que el mero hecho de ser Madre, el hacer la voluntad del Padre.  El ángel le dijo a María que ella estaba bendita, como yo también lo estoy. ¿Quién soy yo entonces? Soy el bendecido o la bendecida de Dios.
La respuesta de Jesús no disminuye a su madre María, sino que la abarca a ella y a todos los demás que oyen y obedecen la Palabra de Dios. ¿Yo acepto ser también incluido en esta bendición?

“Mejor, dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen”, dice Jesús; decir, hablar y prometer, cuesta poco. Es el paso del dicho al hecho, lo que marca la diferencia entre un hombre auténtico y otro mediocre. Obras son amores y no sólo buenas razones. Jesús, al ofrecernos este pasaje de su vida, tiene presentes nuestras miserias y limitaciones. Con ello, no quiere decir que hemos de ser perfectos de la noche a la mañana: «Nadie es bueno sino sólo Dios».

El Evangelio habla de los que oyen y guardan la palabra de Dios. Estas dos acciones, implican interés, esfuerzo y generosidad por parte nuestra. Habrá caídas, habrá dificultades y fracasos. Pero no estamos solos. Jesús subió a la cruz para enseñarnos el camino, para demostrarnos que es posible escuchar y poner por obra la palabra de Dios. Cristiano no es un nombre, ni una etiqueta de almacén. Cristiano significa discípulo de Cristo, imitador del Maestro. Monseñor Oscar Arnulfo Romero, Obispo y Mártir; quien será proclamado santo en unas horas, escribía después de un retiro espiritual: “Dios mío, ayúdame, prepárame. Tú eres todo, yo soy nada, y sin embargo tu amor quiere que yo sea mucho. Animo. Con tu todo y con mi nada haremos mucho».

Oración: ¿Qué te digo Señor?
 
Padre, que sepamos escuchar tu Palabra para convertirnos en testigos y, aún más, en portadores de Jesús resucitado en el mundo
Jesús confío en Ti, que nunca dejes que seamos cristianos a medias, de solo escucha, sino que tu Palabra la ponga en práctica.

Contemplación: ¿Cómo interiorizo la Palabra de Dios?

Señor quiero poner en práctica tu Palabra, heme aquí.

Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?

Haz un acto de caridad y pon en práctica el amor.

Acerca de Pedro Antonio Madrid Mazariego

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