Evangelio del día – Lectio Divina Lucas 9, 7-9

Lectio Divina por Marlon Vaca de Ecuador

0 – Invocación al Espíritu Santo
Espíritu Santo, amigo, hoy te necesito, sopla en mi corazón, abre mis oídos, quiero escucharte, quiero sentirte. Precioso Espíritu Santo, guíame en este día y permite que la Palabra, sea brújula en mi camino. Amén

1- Lectura del Evangelio según San Lucas 9, 7-9
El rey Herodes oyó hablar de todo lo que sucedía; y no sabía qué pensar, porque unos decían que Juan había resucitado, otros decían que había aparecido el profeta Elías, y otros decían que era alguno de los antiguos profetas, que había resucitado. Pero Herodes dijo:
—Yo mismo mandé que le cortaran la cabeza a Juan. ¿Quién será entonces este, de quien oigo contar tantas cosas?
Por eso Herodes procuraba ver a Jesús

Palabra del Señor.

¿Qué dice el texto?
-El rey Herodes oyó de todo lo que sucedía
-A pesar de todo lo que escuchaba, él no sabía qué pensar
-Herodes procuraba ver a Jesús

2- Meditación: ¿Qué me dice el texto?
En primera instancia Herodes simplemente escuchaba de Jesús, no lo había visto, solo se preguntaba a sí mismo ¿quién será este?, debido a todas las increíbles historias que le han de haber contado; imaginemos como le estarían relatando que hizo tal o cual milagro ahí cerca, que pasaba por cierto lugar y los ciegos veían, o que caminaba por otro sitio y curaba enfermos. Porque, si nos damos cuenta, el pasaje expresa que la experiencia Jesús había despertado la intriga del rey, que también era perfecta analogía del mundo, por su corrupto corazón. Entonces esto nos lleva a pensar, y ¿si nuestro testimonio muestra a un Jesús vivo en nuestros corazones? Imaginemos, dar tal ejemplo de amor en cada día, que el mundo empiece a preguntarse, ¿qué les pasa a estos sujetos?, ¿de dónde tienen tanto amor?, ¿quién los guía? Mostrar cada día que Jesús VIVE, a tal punto que genere curiosidad a quién no ha escuchado de Él.
Si nos damos cuenta, Herodes era el rey, y sabía que ahí mismo, en su propio reino, algo grande estaba sucediendo, tal vez afuera de su palacio mismo, en ese instante algo sucedía. Era claro el deseo de Herodes de conocer a Jesús y presenciar un milagro. Esto da el detalle de nuestra misión:
Vivir la Palabra de Dios, invitar a Jesús vivo a nuestra vida, y dar testimonio de que la tumba está vacía y nuestro corazón abierto. De esa manera convertir a nuestra vida en el milagro que el mundo quiere ver. A tal punto de despertar la curiosidad del mundo. De DESEAR conocerlo.
Ahora, la pregunta es ¿y cómo logramos esto?, en aquel tiempo el mensaje de Jesús era algo nuevo, fuera de serie, incluso se podría decir “algo loco”, era algo innovador. Es decir, era tan curiosa su forma de predicar que llegó a oídos del rey. La Iglesia es muy rica y variada, es momento de unirnos en oración, y pedir a Dios que nos despierte esa creatividad, ese ingenio que lleve la palabra a los corazones de niños, jóvenes y adultos. Es momento de darle un shock al mundo y mostrarle que hay un milagro cerca, la Eucaristía.

3- Oración: ¿Qué le respondo a Dios?
Mi señor, permíteme llevarte en mi corazón, quiero ser recipiente de unción, quiero ser instrumento de tu amor. Mi amado Jesús, acompáñame cada día, enséñame a vivir. Hoy quiero hacer algo nuevo, hoy quiero más de ti. Toma mi mano por favor, lo necesito, para hacer de mi vida, testimonio de tu amor. Te amo. Amén

4- Contemplación
Les invito a interiorizar la Palabra de Dios con la siguiente frase:
“Procuraba ver a Jesús”

5- Acción ¿A qué me comprometo?
Vamos más allá de la curiosidad de Herodes, él procuraba ver a Jesús, pero nosotros tenemos la dicha de poder hacerlo. Hoy jueves vamos a verlo, a sentirlo y escucharlo en el Santísimo Sacramento Jesús-Eucaristía.

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