Evangelio del día – Lectio Divina Marcos 10, 1-12

Lectio Divina por Anthony Campos de Perú

Invocación al Espíritu santo

Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.

Oración: Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Lectura del santo evangelio según san Marcos 10,1-12
Jesús fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán. Se reunió nuevamente la multitud alrededor de Él y, como de costumbre, les estuvo enseñando una vez más. Se acercaron a Jesús algunos fariseos y, para ponerlo a prueba, le plantearon esta cuestión: “¿Es lícito al hombre divorciarse de su mujer?”. Él les respondió: “¿Qué es lo que Moisés les ha ordenado?”. Ellos dijeron: “Moisés permitió redactar una declaración de divorcio y separarse de ella”. Entonces Jesús les respondió: “Si Moisés les dio esta prescripción fue debido a la dureza del corazón de ustedes. Pero desde el principio de la creación, ‘Dios los hizo varón y mujer’. “Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre, y los dos no serán sino una sola carne”. De manera que ya no son dos, ‘sino una sola carne’. Que el hombre no separe lo que Dios ha unido”. Cuando regresaron a la casa, los discípulos le volvieron a preguntar sobre esto. Él les dijo: “El que se divorcia de su mujer y se casa con otra comete adulterio contra aquella; y si una mujer se divorcia de su marido y se casa con otro, también comete adulterio”.

Palabra del Señor
Lectura. ¿Qué dice el texto?
El evangelio de ayer traía los consejos de Jesús sobre la relación entre adultos y niños, entre grandes y pequeños en la sociedad. El evangelio de hoy trae consejos sobre cómo debe ser la relación entre hombre y mujer, entre marido y mujer.
(…) Creemos en Jesucristo, el cual ha confirmado y renovado el sacramento primordial del matrimonio y de la familia, como nos recuerda el pasaje evangélico que hemos escuchado (cf. Mc 10, 2-16). En él vemos cómo Cristo, en su coloquio con los fariseos, hace referencia al «principio», cuando Dios «creó al hombre —varón y mujer los creó—» para que, llegando a ser «una sola carne» (cf. Mc 10, 6-8), trasmitieran la vida a nuevos seres humanos. Cristo dice: «De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió no lo separe el hombre» (Mc 10, 8-9). Cristo, testigo del Padre y de su amor, construye la familia humana sobre un matrimonio indisoluble.
(…) Jesucristo, que, en cuanto Redentor, es el Esposo de la Iglesia, como nos enseña san Pablo en la carta a los Efesios. Sobre este amor esponsal se fundamenta el sacramento del matrimonio y de la familia en la nueva alianza. «Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella (…). Así deben amar los maridos a sus mujeres como a sus propios cuerpos» (Ef. 5, 25. 28). En el mismo espíritu san Juan exhorta a todos (y en particular a los esposos y a las familias) al amor recíproco: «Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud» (1 Jn 4, 12). *
* Extracto de la Homilía de su Santidad San Juan Pablo II – Año 1994.

MEDITACIÓN. ¿Qué me dice el Señor a mí a través de su Palabra?
Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación.
• En mi vida personal, ¿cómo vivo la relación hombre-mujer?
• En la vida de mi familia y de mi comunidad, ¿cómo está siendo la relación hombre-mujer?

ORACIÓN: ¿Qué le digo a Dios?
Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.
Señor Jesús, que tu Santo Espíritu me ayude a vivir las enseñanzas de tu Evangelio y a estar preparado para el encuentro definitivo contigo.
CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo la Palabra de Dios?
Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.
“Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”
Y de esta forma nos ponemos en contemplación, repitiendo y agradeciendo a Jesús que venga.
ACCIÓN: ¿A qué me comprometemos con Dios?
Haz una lista de aquellas cosas que consideras imprescindibles de realizar antes de su encuentro definitivo con el Señor. Hazlas hoy día.

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