Evangelio del día – Lectio Divina Marcos 4, 35-41

Lectio Divina

Por Raúl González Osorio de Panamá ✍🏻🇵🇦

Invocación al Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo: abre mis oídos para que pueda escuchar tu Palabra y hacer tu voluntad.
Amén.

Evangelio según san Marcos 4, 35-41 📖

Este día, al atardecer, les dice: «Pasemos a la otra orilla.» Despiden a la gente y le llevan en la barca, como estaba; e iban otras barcas con él. En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca. Él estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen: «Maestro, ¿no te importa que perezcamos?» Él, habiéndose despertado, increpó al viento y dijo al mar: «¡Calla, enmudece!» El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. Y les dijo: «¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?» Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: «Pues ¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?»
Palabra de Dios.

Lectura ¿Qué dice el texto?

La lectura refleja una parte tan humana y ordinaria de un día de la vida de Jesús, quien luego de predicar con parábolas acerca del Reino de Dios sobre la barca que había elegido, le dice a los discípulos: “Pasemos a la otra orilla” y salen. Pero luego, se presenta una tormenta, la barca se comienza a llenar de agua y a hundirse… mientras Jesús está dormido. Entonces, los discípulos lo despiertan, le reclaman, y luego Jesús calma el mar y cuestiona la fe de ellos.
Podemos mirar con atención las acciones de Jesús y los discípulos:

Discípulos: despiden a la gente, pasan a la otra orilla en la barca con Jesús y otras barcas. La actitud ante la tormenta es despertar a Jesús y reclamarle: “Maestro, ¿no te importa que perezcamos?». Tienen miedo. No tienen fe. Se llenan de gran temor y se preguntan entre ellos: ¿quién es este que hasta el viento y el mar le obedecen?
Jesús: por otra parte, lleva la iniciativa de pasar a la otra orilla, es el que dirige. Duerme sobre el cabezal (confianza). Es despertado por los discípulos (no así por la tormenta). Le preguntan: ¿no te importa que perezcamos? Increpa al viento y habla al mar: «¡Calla, enmudece!». Interpela a los discípulos acerca de por qué están con miedo y si no tienen fe.

Meditación. ¿Qué me dice el texto?

Meditando las actitudes de Jesús en contraposición con la de los discípulos, esta Palabra me ayuda a reflexionar y a conocer el interior de Jesús, quien vive su día a día confiado en su Padre, duerme tranquilo a pesar de la tempestad en el mar, que es signo de caos, de muerte, de tribulación, desasosiego… no lo despierta. Veo en mi corazón ahora, hoy, las tormentas, las situaciones en mi vida que me roban la paz, que no puedo controlar, que me dan miedo, incertidumbre. Mi falta de confianza en Dios y de saberme en las manos de mi Señor. Poca fe. De reclamos innecesarios: ¿No te importa que perezcamos?.

Oración. ¿Qué le respondo al Señor?

Señor Jesús, gracias por tu amor, por tu ternura y misericordia. Gracias, por tu Palabra que ilumina mi vida y me ayuda a conocerte y me enseña a ser hijo que confía en Dios Padre.
Dame la gracia de confiar en ti, dame la fe necesaria para verte en cada acontecimiento de mi vida, sobretodo en aquellos momentos de tormentas y dudas.
Concédeme la gracia de la paz, de gozarme en tu presencia.
Amén.

Contemplación. ¿Cómo lo interiorizo?

Me detengo a contemplar a Jesús, su voz, su mirada, su modo de proceder, la naturaleza que se somete a su obediencia: (Jesús) increpó al viento y dijo al mar: «¡Calla, enmudece!» El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza.”

Acción. ¿A qué me comprometo?

A orar, a tener más contacto con la Palabra del Señor, a confiar en Él.

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