Evangelio del día – Lectio Divinas Marcos 6, 45-52

Lectio Divina por Johan Alvarez de Colombia

Invocación al Espíritu Santo
Espíritu Santo De Dios que conoces la plenitud de los corazones y las necesidades que hay en ellos, prepáranos para ser bendecidos a partir del poder de Tu Palabra. Amén.

Evangelio según San Marcos 6,45-52.

Después que los cinco mil hombres se saciaron, en seguida, Jesús obligó a sus discípulos a que subieran a la barca y lo precedieran en la otra orilla, hacia Betsaida, mientras él despedía a la multitud.
Una vez que los despidió, se retiró a la montaña para orar.
Al caer la tarde, la barca estaba en medio del mar y él permanecía solo en tierra.
Al ver que remaban muy penosamente, porque tenían viento en contra, cerca de la madrugada fue hacia ellos caminando sobre el mar, e hizo como si pasara de largo.
Ellos, al verlo caminar sobre el mar, pensaron que era un fantasma y se pusieron a gritar,
porque todos lo habían visto y estaban sobresaltados. Pero él les habló enseguida y les dijo: «Tranquilícense, soy yo; no teman».
Luego subió a la barca con ellos y el viento se calmó. Así llegaron al colmo de su estupor,
porque no habían comprendido el milagro de los panes y su mente estaba enceguecida.

Reflexión:
Con todo gran poder llega una gran responsabilidad dijo el abuelo del Hombre Araña. Ser testigos de la multiplicación de panes y peces, lleva a los discípulos de Jesús a la siguiente prueba. Cada milagro es una muestra de la capacidad transformadora de Dios, y la única forma de mostrar el crecimiento de nuestra confianza es saliendo de tierra firme. Donde a veces, Dios, la vida y las circunstancias nos empujan a dejar. Es saber que tendremos que ir a todo lado, incluso a donde no queremos ir. Destinos duros en la vida del hombre que todos queremos evadir, tristezas, enfermedades, muerte. Porque es más maravilloso que todo se multiplique y sea en abundancia. Pero tenemos que descubrir al navegar a lo incierto, que con JESUS en nuestra vida, no debemos temer. Ya que El es lo único real y seguro, que cualquiera podría tener. A veces lo veremos presente, otras lucirá ausente, pero cuando no lo veamos, mirar hacia adentro y ver que internamente está buscando actuar a través de nosotros mismos. Se hace uno en nosotros para afrontar el mar abierto y las olas. Cuando la confianza es baja nuestra vida con cualquier soplido sucumbe y se sofoca. Pero cuando lo sabemos a Él presente, todo entra en calma.

Preguntas:
Que mares tienes miedo de navegar?
Sientes a Jesús presente en Tu barca?

Oración Final
Señor enséñame tus caminos. Ayúdame a no desfallecer. A saberte conmigo. A ir mar adentro sin temor, y a descubrirte en todo, incluso cuando las situaciones de la vida no me permitan verte. Porque no es ni mi barca ni la tranquilidad Del Mar. Eres Tú Jesùs, mi barca, mi mar y mi calma. Amén.

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