Evangelio del día – Lectio Divina Mateo 13, 1-9

Lectio Divina 
Adrián García de República Dominicana ✍🏻 🇩🇴

Invocación al Espíritu Santo

Ven Espíritu Santo.
Ven Espíritu Santo.
Ven Espíritu Santo a llenarme de tu santa presencia, a colmar toda mi vida de ti, para poder preparar mi corazón a recibir dentro de mi a Jesucristo, Palabra de Dios hecha carne.
Tú, Espíritu Santo, ayúdame a comprender, meditar y aplicar la Palabra de Dios; y que así como lo haces conmigo, otros puedan llenarse y regocijarse con la Buena Nueva.
Amén.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 13, 1-9

Aquel día, Jesús salió de la casa, se sentó junto a la orilla del lago, y se le acercó a su alrededor, una gran multitud, de manera que se metió en una barca para sentarse; y la multitud estaba de pie en la playa. Jesús les hablaba muchas cosas en parábolas, diciéndoles:
“He aquí que un sembrador salió a sembrar. Cuando estaba esparciendo las semillas, algunas cayeron al costado del camino y las aves vinieron y se comieron todo. Otra parte de las semillas cayó en un lugar donde había muchas piedras y poca tierra. Las semillas brotaron rápidamente porque el suelo no era profundo, pero cuando salió el sol, quemó las plantas y se secaron porque no tenían raíces. Otras semillas cayeron entre las espinas, que crecieron y ahogaron las plantas. Pero una parte de las semillas cayó en buena tierra y produjo fruto, sobre la base de ciento, sesenta y treinta granos por semilla. El que tiene oídos que oiga”.
Palabra del Señor.

Lectura: ¿Qué me dice el texto?

En este Evangelio podemos ver un hecho tan simple como que el Sembrador salió a trabajar, a sembrar. Este dejó caer semillas en diferentes tipos de terrenos: unas en terreno pedregoso, otras cayeron en zarzas, espinas, y otras semillas cayeron en tierra buena y fértil. Algunas de estas semillas en terreno pedregoso dieron fruto, pero morían rápidamente; las que crecieron entre las espinas, las ahogaron, y las de tierra buena, dieron mucho fruto.

Meditación: ¿Qué nos dice Dios en el texto?

Dios nos dice a través de este Evangelio que Jesús siembra en nosotros la semilla de su Palabra, mayormente expresada en parábolas, como en este caso. Ese mensaje, esas parábolas son para todos, aunque en cada uno trabaje de manera diferente, por el simple hecho de que somos diferentes, tenemos características diferentes, así como los diferentes terrenos en que cayeron las semillas. La semilla (el mensaje) tiene más fruto en algunos que en otros, porque depende de cómo estamos de preparados para recibirlo. Hay que destacar, que aunque todos los terrenos son diferentes, el sembrador no deja de sembrar en cada uno de ellos, esperanzado de que todos pueden dar frutos. Pero si estoy preparado como el terreno fértil, mis frutos serán mayores.

Está lectura nos deja algunas interrogantes:
• Yo ¿Qué soy: piedra, espinas, tierra buena?
• ¿Qué fruto está produciendo la Palabra de Dios en mi vida y a mi alrededor?

Oración: ¿Qué le respondo a Dios?

Padre, gracias por, una vez más, darme a entender que tu mensaje, tu Palabra y tu plan, es con todos, y que yo debo prepararme como tierra fértil para dar el fruto que esperas de mí. Te pido Señor, que me ayudes a mantener el terreno listo para el trabajo que quieres conmigo.
Amén.

Contemplación: ¿Cómo interiorizo la Palabra de Dios?

Me quedo pensando repetidamente en la frase «El que tiene oídos que oiga».

Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?

1. Escuchar su mensaje para que de el fruto en mí que Él espera.
2. A multiplicar el mensaje para que la cosecha sea mayor.

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