Evangelio del día – Lectio Divina Mateo 22, 1-14.

Lectio Divina del día; Por Eduardo Pineda

Queridos hermanos, es un gusto saludarles desde Guatemala e invitarles a unirnos este día en nuestra Lectura Orante de la Palabra de Dios, que tengo el honor de compartir con cada uno.

Por esto los invito a introducirnos en el mar misericordioso del amor de Dios, y justo hoy este es el tema

Invocación al Espíritu Santo:

Espíritu Santo, Tu que nos aclaras todo, e iluminas nuestros caminos para que cada uno alcancemos nuestros ideales, Que nos llenas y regalas tu amor misericordioso, te pedimos hoy que nos ayudes a ser dignos portadores de ese mismo amor para llevarlo y compartirlo con otros que necesitan sentirse amados.  Hoy que vivimos este encuentro de amor, abre nuestra mente y corazón para que aprendamos a amarte en nuestros hermanos.  AMÉN.

LECTURA

Del santo Evangelio según Mateo 22,34-40

Mas los fariseos, al enterarse de que había tapado la boca a los saduceos, se reunieron en grupo, y uno de ellos le preguntó con ánimo de ponerle a prueba: «Maestro, ¿cuál es el mandamiento mayor de la Ley?» Él le dijo: «Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y el primer mandamiento. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos penden toda la Ley y los Profetas.»

+Palabra de Dios.

Le deberíamos agradecer al doctor de la Ley que formuló la pregunta a Jesús sobre cuál es el mandamiento más grande. Le dio ocasión a Jesús de afirmar que es el amor: el amor a Dios y el amor al prójimo.

Jesús responde claramente que el mandamiento principal es amar a Dios de manera absoluta. Cita para esto lo que Dios le mandó a Moisés y que consta en el Deuteronomio  “Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas”). Pero Jesús une a este mandamiento otro, que consta en el Levítico “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”). Y OJO, NO EN VEZ DE A TI MISMO.

La afirmación de Jesús es clara: el amor es todo. Lo decisivo en la vida es amar. Lo primero es vivir ante Dios y ante los demás en actitud de amor. Esto es lo esencial.

Jesús nos propone a nosotros mismos como modelos para el amor fraterno: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Con la misma medida con que nos amamos a nosotros mismos, hemos de amar a los demás. Sencillamente, basta que hagamos a los demás lo que queremos que ellos nos hagan a nosotros en los mil detalles de la vida de cada día. Para san Pablo, en esto se compendia la Ley: “Toda la Ley está resumida plenamente en este precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Gál 5, 14).

Ya que “Dios es amor” (1 Jn 4, 8), si vivimos en el amor, practicando la caridad del corazón y la caridad de las obras, podemos estar seguros de que Dios está con nosotros y nosotros con Dios. Es justamente lo que afirma san Juan: “Dios es amor, y el que permanece en el amor permanece en Dios, y Dios permanece en él” (1 Jn 4, 16).

MEDITACIÓN:

Muchos identifican todo el cristianismo con el precepto del amor al prójimo. Pero cuando se habla de amor al prójimo, la mente va en seguida a las obras de caridad, a las cosas que es bueno hacer por el prójimo: darle de comer, visitarlo cuando está enfermo o preso, etc.; en suma, ayudar al prójimo. Pero esto no es el amor, sino un efecto del amor. Antes que la beneficencia  está  la benevolencia, o sea, antes que hacer el bien, está el querer bien. Benedicto XVI recomienda ver al otro con los ojos de Cristo: “Al verlo con los ojos de Cristo, puedo dar al otro mucho más que cosas externas necesarias: puedo ofrecerle la mirada de amor que él necesita. En esto se manifiesta la imprescindible interacción entre amor a Dios y amor al prójimo”.

  • El amor a Dios y al prójimo ¿es para ti sólo un simple y emocional sentimiento, un movimiento pasajero, o es una realidad que invade toda tu persona: corazón, voluntad, inteligencia y necesidad humana de darte a los demás?
  • Hemos sido creados para amar. ¿somos consciente de que nuestra realización consiste en amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente?

ORACIÓN

Jesús, gracias por recordarme que lo más importante es amarte en los demás. El mantener una relación personal contigo en la oración debe ser la prioridad en mi vida. Creo, espero y te quiero, ilumina mi oración para que el amor me transforme.

Señor, quiero que seas Tú el fondo y el sentido de todo lo que hago. Que mi trabajo, mis amistades, mis pasatiempos sean para Ti y por Ti en primer lugar. Quiero amarte con todo mi corazón, y por eso te ofrezco todo lo que hay en él: mis intereses, mis deseos, también mi necesidad y mi pecado…

Señor, ayúdame a amar como Tú amas, extendiendo mi corazón en los dos horizontes que me muestras. Enséñame a amar hoy un poco más, a darme un poco más, y así contribuir en la edificación de tu Reino en mi vida.

CONTEMPLACIÓN:

Este momento lo divido en dos, uno, en pensar en lo siguiente:

Quiero contemplarte, experimentar tu cercanía para que pueda aprender a querer a los demás, especialmente a los más cercanos, como Tú me quieres.

Ahora, escucha la siguiente canción…. Y hagamos este examen personal y volvamos después a leer la contemplación propuesta y revisa si hay algo que se puede mejorar en tu vida.

ACCIÓN

Examinar mi conciencia y, honestamente, evaluar la espontaneidad, la profundidad y la extensión de mi caridad hacia los demás, especialmente con aquellos que supuestamente amo más.

Examinar mi conciencia y, honestamente, evaluar la espontaneidad, la profundidad y la extensión de mi caridad hacia los demás, especialmente con aquellos que supuestamente amo más.

Que el Señor nos bendiga a todos y nos conceda un día lleno de su amor. AMEN…

un abrazo y un gran saludo a todos, que nuestra señor madre del Amor nos ayude en nuestro día, bendiciones

Acerca de Eduardo Pineda

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