Evangelio del día – Lectio Divinas Lucas 18, 9-14

Lectio Divina por Pablo Usquiano de Perú

INVOCACION AL ESPIRITU SANTO:

Espíritu Santo, ilumina nuestra mente para que recibamos esta meditación con una actitud abierta y dócil, y así escuchemos y percibamos tu presencia. Abre nuestro corazón para que entendamos tu voluntad y tu mensaje a través de tu Palabra y podamos ponerlo en práctica. Amén.

LECTURA BÍBLICA: LUCAS 18, 9-14

“En aquel tiempo, dijo Jesús esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:
«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior:
“Oh, ¡Dios!, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo”.
El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: “Oh, ¡Dios!, ten compasión de este pecador”.
Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquel no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido”.
Palabra del Señor.

1.- LECTURA: ¿QUÉ DICE EL TEXTO?

Jesús nos muestra un panorama de su tiempo, con esta parábola del fariseo y el publicano, que había personas que se consideraban justas y que despreciaban a los demás porque los consideraban ignorantes e infieles. La gente de ese entonces consideraba a los publicanos, que eran los cobradores de impuestos de Roma, como personas impuras; a un publicano lo consideraban un pecador público, un traidor, era un insulto llamarle a alguien así. Sin embargo, la oración del fariseo consistía en elogiarse a sí mismo, exaltaba sus buenas cualidades y era un desprecio para los demás. Es más que todo, son dos actitudes opuestas que se manifiestan en la oración.

2.- MEDITACIÓN: ¿QUÉ ME DICE DIOS CON EL TEXTO?

Dios nos quiere decir que reconocernos pecadores es el primer paso para el encuentro con Él mismo, el primer paso hacia la felicidad. Jesús, en esta parábola, nos muestra nuevamente la actitud del verdadero Dios que es Padre, amigo, que es un Dios comprensivo, que tiene compasión del pequeño y del humilde y que siempre nos da una segunda oportunidad. Es por eso, que al reconocer su vida desobediente que llevaba, al humillarse, al avergonzarse ante Dios, al sentirse un gran pecador y pedirle perdón a Dios, el publicano regresa a su casa justificado, perdonado.

3.-ORACIÓN: ¿QUÉ LE DIGO A DIOS?

Te pedimos, Señor, que la relación contigo no se limite sólo a normas y preceptos que nos impidan vivir la ley del amor. Aparta de nuestros corazones el querer considerarnos justos y mejores que nuestros hermanos y concédenos que podamos estar frente a Ti, reconociéndonos como pecadores pero que nos abraces con tu infinita misericordia. Amén

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿CÓMO INTERIORIZO LA PALABRA DE DIOS?

“Oh, ¡Dios!, ten compasión de este pecador”.
Sólo Dios sabe lo que hay en nuestro corazón, no le podemos engañar. Trataremos de aparentar lo que no somos pero Dios nos conoce. El mundo quizá sería más humano si todos reconociéramos que somos débiles y que necesitamos realmente de la ayuda y el perdón de Dios.

5.- ACCIÓN: ¿A QUÉ ME COMPROMETO CON DIOS?

Debemos comprometernos a imitar la actitud del publicano, porque a Dios no le agrada que vivamos despreciando a nuestros demás hermanos ni creyéndonos mejores que los demás. El Señor no se fija en las apariencias, más bien Él mira en el fondo de nuestro corazón.
Reflexionemos como nos comportaremos de ahora en adelante durante nuestra oración con Dios, preguntémonos: ¿Soy como el publicano o a veces actúo como aquel fariseo?

Gracias, hermanos Cristonautas, por permitirme compartir la Lectio Divina del día de hoy. Un abrazo. Dios les bendiga.

 

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