Evangelio del día – Lectio Divina Lucas 10, 38-42

Lectio Divina por María Guadalupe Rodríguez García De México

Paso 0. Invocación al Espíritu Santo

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor. Envía, Señor, tu Espíritu. Que renueve la faz de la Tierra. Oh Dios, que llenaste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo; concédenos que, guiados por el mismo Espíritu, sintamos con rectitud y gocemos siempre de tu consuelo. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

Paso 1. Lectura Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Lucas 10, 38-42

En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra. Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano». Respondiendo, le dijo el Señor: «Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».

¿Qué dice el texto?

En este pasaje vemos como Jesús se encuentra con dos mujeres que más adelante vuelven a aparecer en los evangelios demostrando una buena amistad con Cristo. Es interesante notar la actitud de Jesús quien censura a Marta no por su servicio sino por su agitación, Maria está concentrada en el aspecto más relevante del encuentro con el Señor pues dice el texto que ella sentada a los pies “escuchaba su palabra”, esa es la mejor parte a la que Cristo se refiere, ya en otros pasajes Cristo había mencionado que sus hermanos son aquellos que escuchan su palabra (Lc 8, 21).

Paso 2 Meditación. ¿Qué me dice a mi?

Cuando servimos en algún ministerio o apostolado es muy fácil perder de vista el aspecto central que es la apertura a la palabra de Dios para transformarnos. A veces yo misma ando con prisas con muchos pendientes en la vida, y entre tanta prisa descuido lo más importante que es sentarme con calma a escuchar a Cristo. Todo el trabajo que hacemos no rendirá fruto si nos olvidamos de pausar y quedarnos con la mejor parte cada día. La oración y el encuentro con el evangelio no son complementos a nuestro día, no son una actividad más en nuestra agenda, son el centro, es la mejor parte de cada día.
¿Con que frecuencia te detienes a escuchar y meditar el evangelio en tu vida?
¿La oración es un complemento o es el centro de tu vida?

Paso 3. Oración

Señor, trae calma a mi vida, que no me pierda entre tantos pendientes y preocupaciones de la mejor parte del día. Que a tantas palabras y conversaciones que tengo en el día, Tú no seas uno más. Quiero quedarme contigo para que nadie me pueda arrebatar de ti. Que mi trabajo de cada día no me distraigan de tu presencia en mi vida. Amen.

Paso 4. Contemplación

“andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria”

Paso 5. Acción

¿Qué acciones y actitudes podemos adoptar para que Cristo este al centro de cada día?

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