Lectio Divina Dominical I de Adviento Ciclo B

Por Mariana Díaz de Argentina

PRIMERA LECTURA: Isaías 63,16b; 64,2b-7
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 79
SEGUNDA LECTURA: 1 Corintios 1, 3-9

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

Amén

Primera Lectura: Isaías 63, 16b; 64, 2b-7

16que tú eres nuestro padre:
    Abrahán no sabe de nosotros,
    Israel no nos conoce;
    tú, Señor, eres nuestro padre,
    tu Nombre de siempre es
    Nuestro Redentor.
2cuando hagas maravillas
    que no esperábamos.
3Jamás oído oyó ni ojo vio
    un Dios fuera de ti
    que hiciera tanto
    por el que espera en él.
4Sales al encuentro del que practica
    gozosamente la justicia
    y tiene presentes tus caminos.
Confesión del pecado y súplica
(59,9-15; Sal 79)
    Estabas enojado,
    y nosotros fracasamos:
    aparta nuestras culpas,
    y seremos salvos.
5Todos estábamos contaminados,
    nuestra justicia era un trapo sucio;
    todos nos marchitábamos
    como follaje,
    nuestras culpas nos arrebataban
    como el viento.
6Nadie invocaba tu Nombre
    ni se esforzaba por aferrarse a ti;
    porque nos ocultabas tu rostro
    y nos entregabas
    en poder de nuestra culpa.
7Y, sin embargo, Señor,
    tú eres nuestro padre,
    nosotros la arcilla y tú el alfarero:
         somos todos obra de tu mano.

BIBLIA DE NUESTRO PUEBLO

1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estudio Bíblico.

Este texto está ubicado en una época turbulenta del pueblo de Israel, donde éste estaba alejado de Dios, lleno de corrupción e idolatría. Este pasaje en particular es una invocación y súplica de ese pueblo alejado, que se sabe en pecado y apela a la misericordia de Dios.

El pasaje inicia con una serie de declaraciones del pueblo reconociendo que está alejado de Dios y de su gloria. Hace referencia a que Abraham e Israel no lo reconocen, hay una desconexión con los antepasados y por lo tanto con las raíces mismas del pueblo. Más importante aún, hay una desconexión con la alianza de Dios con el pueblo que se había dado en estos patriarcas.

Este pueblo perdido y con el corazón endurecido invoca al Redentor. La palabra redimir significa liberar de la esclavitud. Este termino esta también profundamente ligado a la alianza que hizo dios con su pueblo al liberarlos de Egipto, ya que no los libera para que vayan sin ton ni son por el mundo, los libera para hacerlos SU pueblo.

El pueblo, entonces, clama a Dios para que los redima de la esclavitud del pecado, y en este clamor hay una gran confianza en que Dios efectivamente los salvará. ¿Cómo no podría? ¡Si hasta las montañas se disuelven a su paso! ¡Hace portentos inesperados que ninguno de estos ídolos paganos puede equiparar!

Así el pueblo arrepentido confiesa sus pecados. Reconoce su rebeldía, su injusticia. Su moral esta tan manchada como un trapo sucio. Reconoce que el pueblo mismo con su pecado, se ha alejado de dios, y ya no es digno de ver su rostro luminoso. Pero está dispuesto a dejar atrás todo eso.

Por último, se da esta bella comparación de la arcilla y el alfarero. La arcilla, una masa blanda que en manos de un alfarero experto puede convertirse en una bella obra de arte. El pueblo está ahora dispuesto a dejar atrás la dureza de corazón y volverse maleable como la arcilla, dejando al Dios Redentor actuar en ellos.

2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?

  • ¿De qué forma me alejo de Dios en mi vida diaria?
  • ¿Sigo a otros ídolos mundanos como el dinero, la fama, el sexo o el libertinaje?
  • ¿Me doy cuenta de que el único capaz de salvarme es Dios Redentor?
  • ¿En qué maneras puedo volver a Él? ¿Con qué frecuencia trato de acercarme a Él con la oración y los sacramentos?
  • ¿En qué maneras puedo hacerme arcilla para que el Señor me moldee?
  • ¿Estoy dispuesto a dejarnos invadir por el poder redentor del Señor, para que llene cada rincón de mi vida?

3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Dios Padre, tu que eres nuestro redentor, ayúdanos a volver a tu lado. Estamos perdidos, estamos solos, nosotros mismos nos alejamos, nos lastimamos entre nosotros y a nosotros mismos. Pero estamos dispuestos a volver a ti Señor. Queremos ser arcilla en tus manos, y dejarnos moldear a tu antojo, y confiamos en tu infinita misericordia y sabiduría para convertirnos en tus propias obras de arte.

Amén.

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Como interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

«Nosotros somos la arcilla, y tú, nuestro alfarero»

5.- ACCION: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

Nos comprometemos a dejar a Dios actuar en nosotros, por medio de su Palabra transformadora en la lectio diaria.

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