Lectio Divina Dominical VIII del Tiempo Ordinario Ciclo C

«Cada árbol es conocido por el fruto»

Ricardo Grzona, frp

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PRIMERA LECTURA: Eclesiástico 27, 5-8
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 91
SEGUNDA LECTURA: 1 Corintios 15, 54-58

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad
para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

Amén

TEXTO BÍBLICO:Lucas 6, 39-45

39 Entonces Jesús les dijo una parábola: “Una persona ciega no puede guiar a otra persona ciega. Si lo hace, los dos caerán en un agujero. 40 Ningún estudiante es más importante que su maestro. Sin embargo, cualquiera que es plenamente instruido será como su maestro”.

41 “¿Por qué ves la astilla que está en el ojo de tu hermano y no notas la viga de madera en tu propio ojo? 42 ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: ‘¿Déjame quitarte esa astilla de tu ojo’, cuando tú mismo no notas la viga en el tuyo? ¡Hipócrita! Primero saca la viga que está en tu ojo y luego podrás ver bien para quitar la astilla que está en el ojo de tu hermano”.

43 “No hay árbol bueno que pueda dar fruto malo, ni árbol malo que pueda dar fruto bueno. 44 Porque cada árbol es conocido por el fruto que produce, ya que no es posible recoger higos de las espinas, ni cosechar uvas de una maleza. 45 La buena persona presenta lo bueno del tesoro de cosas buenas en su corazón; mientras que la persona mala presenta lo malo del tesoro de cosas malas de su corazón. Porque la boca habla de lo que abunda en el corazón”.

TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estudio Bíblico.

Este relato se encuentra dentro de la actividad de Jesús en Galilea, su misión se inicia aquí, donde puso tan de manifiesto el poder de Dios sobre las fuerzas del mal.

6,39-49 Ciego, guía de ciegos – El árbol y sus frutos – Roca y arena. En consonancia con la sección anterior, el discípulo está llamado a vivir una vida radicalmente comprometida con la propuesta de Jesús.

Un discípulo no es más que su maestro, si bien cuando termine el aprendizaje, será como su maestro. Los bienaventurados discípulos estaban llamados a ser los iniciadores y maestros del mundo entero. Por eso era conveniente que aventajasen a los demás en una sólida formación religiosa. Sólo así evitarían convertirse en ciegos, guías de ciegos. En efecto, los que están envueltos en las tinieblas de la ignorancia, no podrán conducir al conocimiento de la verdad a quienes se encuentran en idénticas condiciones. Pues de intentarlo, ambos acabarán cayendo en el poso.

A través de la serie de comparaciones de la primera parte de este pasaje, Jesús hace ver que, en su seguimiento, la mediocridad y la falta de autocrítica constituyen el principal obstáculo para la instauración real y efectiva del reino.

Con mucha facilidad, desde los tiempos primitivos hasta hoy, se proclama a Jesús como «Señor, Señor», pero sin ningún compromiso, ni siquiera con el mínimo de sensibilidad por sus exigencias; esos son los que llenan salones, templos y estadios, y gritan a los cuatro vientos su fe en el «poder» de Cristo, pero cuando vienen las exigencias, las renuncias, el testimonio y los compromisos, se desmoronan como la casa que fue construida sobre la arena (49).

Fe, renuncia y compromiso, son tres actitudes que tienen que revelar la fe del discípulo.

Preguntas para recordar el texto bíblico:

  1. ¿Con que preguntas inicia el texto?
  2. ¿Qué dice Jesús sobre los discípulos? ¿Qué pasa cuando el discípulo llegue a ser perfecto?
  3. ¿Cuál es la siguiente pregunta que realiza Jesús?
  4. ¿Porque Jesús exclama “Hipócrita”?
  5. ¿Qué se necesita para ver claro?
  6. ¿De qué forma relaciona Jesús a la imagen del árbol y el fruto?
  7. ¿El hombre bueno de dónde saca el bien? ¿Y el malo? ¿De qué habla la boca?

2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:

  1. ¿Soy discípulo del Señor? ¿Comprendo lo que significa esta misión? ¿Quién es mi Maestro?
  2. ¿Estoy más atento al error, debilidad y caída de los otros, antes de mis propios errores, debilidades y caídas? ¿Comprendo que es momento de mirar hacia adentro? ¿Le pido al Señor ayuda para conocerme, y arrancar las raíces que no me permiten ser un discípulo?
  3. ¿Entiendo que no soy quien para juzgar ni criticar a nadie? ¿Y si en vez de juzgar me comprometo a acompañar, iluminar, y a ayudar a encontrar el camino a los demás?
  4. Pensando en la comparación que Jesús nos presenta sobre el Árbol y sus frutos ¿Cuáles son mis frutos? ¿Estoy dando? ¿Me esfuerzo en encontrar el “agua de vida” para poder crecer y dar frutos?
  5. ¿Entiendo que nadie da lo que no tiene? Entonces para dar amor, en mi corazón debo cultivar amor, ¿por dónde empiezo?

3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor. 

Ten compasión de nosotros, Señor, si andamos en tinieblas. Si nos ves atrapados en las redes del dominio, del poder, del odio, o de la mediocridad. Si estamos sordos a tu evangelio, o ciegos al hermano. Ten compasión de nosotros cuando equivoquemos las metas. Cuando nos asuste el prójimo. Cuando el corazón sea indiferente a quien sufre. Ten compasión si dejamos que el orgullo nos encadene. Si nos hacemos ídolos con nuestro propio reflejo. Si convertimos la profecía en desprecio, o la oración en fariseísmo. Acaricia nuestras llagas, bendice nuestros pasos, acompaña nuestras luchas. Llegará un día en que todo estará bien.

Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Hoy damos gracias por su resurrección y porque nos llena de alegría.  Añadimos nuestras intenciones de oración

Amén

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo  del  Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.

Repetimos varias veces esta frase del Evangelio para que vaya entrando a nuestro corazón:

«Cada árbol se reconoce por sus frutos»
(Versículo 44)

Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.

5.- ACCION: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Si estoy solo, vuelvo a leer detenidamente las lecturas. Hoy el Señor me invita a vivir las bienaventuranzas. Reflexionaré entorno a ellas, y le dedicaré especial atención y practica a la que tengo más abandonada. Esforzándome por mejorar, y luego de un tiempo examinaré cuanto crecí y madure. Elijo una de ellas, la escribo y me hago propuestas que pueda evaluar en mi crecimiento cristiano.

En el gruponos comprometemos a ser una comunidad marcada por el signo de las bienaventuranzas. Nos proponemos salir al encuentro de otros jóvenes, y anunciarles la Buena Noticia de las Bienaventuranzas. Lo hacemos de forma novedosa y creativa. Puede ser a través de un encuentro musical, redes sociales, pancartas públicas, y así invitarlos a sumarse a alguno de los grupos juveniles.

Acerca de Ramón Pané

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