VII día de la Octava de Navidad Ciclo B

«La Palabra se hizo ser humano y vivió entre nosotros»

Hno Ricardo Grzona, frp
Cristian Buiani, frp

 

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PRIMERA LECTURA: Eclesiástico 24,1-4.12-16
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 147,12-13.14-15.19-20
SEGUNDA LECTURA: Efesios 1,3-6.15-18

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad
para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

-Amén-

TEXTO BÍBLICOJuan 1, 1-18

1 Al principio ya existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios y Dios era la Palabra. 2 Desde el principio, la Palabra estaba con Dios. 3 A través de la Palabra, Dios hizo todas las cosas, y nada de lo que existe fue hecho sin la Palabra. 4 En la Palabra estaba la vida, y esa vida era la luz para todas las personas. 5 La luz brilla en la oscuridad, y la oscuridad no ha logrado apagarla.

6 Hubo un hombre llamado Juan, que fue enviado por Dios 7. Él vino como testimonio para dar pruebas de la luz con el fin que todos pudieran creer por medio de él. 8 Juan no era la luz, pero vino para dar testimonio de la luz, 9 la luz verdadera que venía al mundo para iluminar a todas las personas.

10 La Palabra estaba en el mundo, y a través de Ella el mundo fue hecho, pero el mundo no la reconoció. 11 El que es la Palabra vino a los suyos, pero su propio pueblo no lo recibió. 12 Pero a todos los que lo recibieron, los que creyeron en su nombre, Él les dio el derecho de convertirse en hijos de Dios. 13 Ellos no nacieron de la sangre ni por medios naturales de la voluntad humana, sino de Dios.

14 La Palabra se hizo ser humano y vivió entre nosotros, y nosotros contemplamos su gloria, como la gloria del único Hijo del Padre que está lleno de gracia y verdad.

15 Juan  dio testimonio sobre Él y anunció diciendo: “Éste es de quien dije: El que viene después de mí ha llegado a ser más importante que yo, porque antes de que yo naciera Él ya existía”.

16 Porque todos hemos tomado de su abundancia, bendiciones sobre bendiciones, 17 ya que la Ley fue dada a través de Moisés, pero la gracia y la verdad vinieron a través de Jesucristo. 18 Nadie ha visto a Dios, solo el único Hijo que está junto al Padre, es quien nos lo ha dado a conocer.

TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estudio Bíblico.

Este domingo esta encuadrado dentro de la octava de Navidad; por lo tanto seguimos de “fiesta”, la alegría de la natividad de Jesús permanece en nuestros corazones.

La lectura de este domingo es conocida como el “Prologo de San Juan”. Se trata de los primeros versículos a modo de introducción de su Evangelio. Con esta lectura, la liturgia dominical nos invita a reflexionar entorno al misterio de la Palabra Eterna de Dios, encarnada, viviendo en nuestra humanidad.

Juan presenta a Jesús como la “Palabra” de Dios personificada, que “existía” y “estaba” desde siempre junto al Padre y “era Dios”. Estos tres verbos que coloca Juan (existir, estar y ser), uniéndolos a lo que en griego se dice “logos” (O sea Palabra expresada, verbo en acción), nos dan a entender la unidad de Jesús, el Cristo, el Señor y la Palabra que Dios pronuncia para salvarnos. Esa Palabra trasciende infinitamente el mundo y la historia, pero a la vez es una Palabra “creadora”. “Todas las cosas fueron hechas por medio de la Palabra”, y en ella esta la Vida, que ilumina a los hombres.

Y para revelarles el rostro invisible de Dios y hacerlos participar en su filiación, es decir en ser Hijos de Dios, la Palabra eterna “se hizo carne” en el seno de María y vino a convivir con los hombres “como Hijo único” del Padre. Este es el misterio de la encarnación: Dios ahora tiene un rostro humano en la persona de Jesús. Es el misterio de los misterios. Dios se hace hombre.

Cuando el evangelista se refiere al “principio”, la expresión recuerda el primer capítulo del Génesis, pero aquí no se refiere al comienzo del mundo, sino al “principio” en sentido absoluto, cuando no existía nada fuera de Dios. A la vez Juan anticipa el tema del eterno conflicto entre la luz y las tinieblas, tan destacado en su Evangelio. La “luz” es la Palabra, las “tinieblas” son las fuerzas del mal. Luz verdadera, capaz de satisfacer la sed que tiene el hombre de ver a Dios.

El relato por un momento se interrumpe para refutar a los partidarios de Juan el Bautista, que hasta el momento lo consideraban el Mesías. Aclara que el Bautista solo fue testimonio de la luz, pero que no era la Luz. Cristo, la Palabra hecha carne es esta luz que vence las tinieblas.

“Carne” en el lenguaje de la Biblia, designa todo hombre en su debilidad de ser corruptible. Hacerse carne significa hacerse persona humana, de carne y hueso como solemos decir. Los hombres, en cambio, los suyos, su pueblo, el mundo, no tuvieron a bien recibirlo: lo desconocieron. Hubo, no obstante, quienes aceptaron a Jesús como el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Y éste los elevó a ser Hijos de Dios. La Gracia, la Misericordia, el Amor inefable de Dios se desbordó sobre la humanidad necesitada y la hizo partícipe de su Gloria. Este es Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, el Verbo del Padre.

Desde ahora veremos en una lectura panorámica del Evangelio de Juan, esta contraposición entre la Luz y las tinieblas, entre Dios y el maligno, entre Jesús y los Fariseos, Sacerdotes y conocedores de la Ley que no son capaces de vivirla.

Reconstruimos el texto:

  1. ¿Qué es lo que existe desde el principio?
  2. ¿Junto a quién estaba la Palabra?
  3. ¿Quién es esta Palabra?
  4. ¿Qué fue hecho mediante la Palabra?
  5. ¿De que daba testimonio Juan? ¿Quién era Juan?
  6. ¿Cuál es la función de la Palabra como Luz?
  7. ¿Qué poder se les otorga a quienes reciben, y creen en la Palabra?
  8. ¿Cómo continua la frase “La Palabra se hizo carne y…?
  9. ¿Por qué se dice que Juan dio testimonio sobre Jesús?
  10. ¿Por quién nos ha llegado la gracia?
  11. ¿Quién nos ha revelado a Dios Padre?

2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:

  1. ¿Qué significa para mí que Jesús sea la Palabra eterna? ¿Entiendo que la existencia de Dios es desde toda la eternidad? ¿Encuentro en el misterio de la encarnación el gran amor de Dios por la humanidad?
  2. ¿Cómo sería mi vida, y la vida de la humanidad sin la encarnación? ¿Conoceríamos a Dios Padre, de la forma en que lo conocemos?¿Comprendo que sin encarnación, no existiría la Buena Noticia? ¿Pensar esto me llevo a tener una actitud de plena gratitud? ¿Cómo lo expreso? 
  3. ¿Comprendo que Dios al tomar una condición humana, muestra al hombre la imagen de lo que debería ser verdaderamente? ¿Por lo tanto busco asemejarme a la persona de Jesús, en su vida, gestos, palabras, y sentimientos?
  4. El Verbo al encarnarse eligió la pobreza, y la humildad. Por lo tanto, si siendo Dios no eligió la exuberancia, ni el poder, ¿qué me dice esto a mí? ¿A veces busco más el éxito que la paz? ¿Lo placentero que lo verdaderamente duradero? ¿Ante esto recuerdo el ejemplo de la encarnación?¿Soy consciente de que sin encarnación no habría redención? ¿Mi vida cristiana hoy se caracteriza por buscar los medios adecuados para la redención, y la misericordia de Dios?
  5. ¿Entiendo que conocer la Palabra de Dios, también me impulsa a ser misionero y transmitirla?

3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor. 

Pon tu palabra en medio de mi vida.
Pon mi vida en tu mano, pon tu mano
en la voz que ahora digo.
Pon el sol en mis ojos, pon tus ojos
aquí, en estas preguntas; tus caminos
trázalos en los míos. Quiero irme
en tu marcha, quiero darles
tu música a mis pasos.
Tu eres la Palabra hecha carne,
y habitas entre nosotros,
que siempre pueda reconocer
 tu presencia iluminadora de la vida.
Señor de mí nace hoy la gratitud,
porque has donado tu gracia.
No nos dejes olvidar tu Palabra,
que nos muestra la ruta
hacia lo eterno.

– AMÉN –

Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Hoy damos gracias por su encarnación y porque nos llena de alegría.  Añadimos nuestras intenciones de oración.

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo  del  Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.

Repetimos varias veces esta frase del Evangelio para que vaya entrando a nuestro corazón:

«La Palabra se hizo ser humano y vivió entre nosotros»
(Versículo 14)

Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.

5.- ACCIÓN: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Si estoy solo, vuelvo a leer detenidamente las lecturas. Hoy el Señor me invita a conservar el espíritu festivo y alegre de la Navidad. Me comprometeré a ser testimonio activo de alegría cristiana en mi familia, ambientes de trabajo, o en lo cotidiano. Gestos concretos que expresen la misericordia, y el amor de Dios.

En el grupo, nos comprometemos realizar en estos primeros días del año, una campaña en redes sociales, o a través de cartelera, talleres, o encuentros para comunicar la Misericordia de Dios, incluyendo lecturas bíblicas, obras corporales y espirituales de misericordia, etc. Nos animamos a salir al encuentro del hermano, mostrando la “cara” amorosa de Dios Padre.

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