Lectio Divina
Lunes 20 de Octubre, 2025
Lunes XXIX Semana Tiempo Ordinario
Diacono Santiago Molina desde Argentina ✍🏻🇦🇷
Invocación al Espíritu Santo
Espíritu Santo, ven y cámbiame.
Inspírame a soltar las cadenas y ataduras con las que el mundo me engaña y me aleja de ti.
Derrama tu gracia para que hoy mismo pueda participar de la naturaleza divina en la que Jesús me invitó a ser parte.
Permíteme encontrar en el Evangelio de hoy, el mapa que me permite acercarme más y más al Gran Misterio que compartes con el Padre y el Hijo.
Anímame a llevar este Evangelio a los que encuentre en mi camino.
Amen.
LECTIO – ¿Qué dice el texto?
Evangelio según San Lucas 12, 13-21
13 Un hombre en la multitud le dijo a Jesús: “Maestro, dile a mi hermano que comparta conmigo la herencia que nos dejó nuestro padre”.
14 Jesús le dijo: “Hombre, ¿quién me ha puesto como juez o repartidor de la propiedad entre ustedes?”
15 Y continuó, diciendo a todos:
“¡Presten atención! Tengan cuidado con todo tipo de codicia porque la vida de una persona no depende de la abundancia de los bienes que tiene”.
16 Entonces Jesús les contó la siguiente parábola:
“Las tierras de un hombre rico habían producido una gran cosecha. 17 Entonces él comenzó a pensar, diciéndose: ‘No tengo lugar para guardar esta cosecha. ¿Qué voy a hacer? 18 Se dijo: ‘¡Ya sé! Derribaré mis almacenes de granos y construiré otros más grandes. En ellos mantendré todo mi grano junto con mis bienes’. 19 Luego me diré a mí mismo: ‘Tienes muchos bienes almacenados para muchos años. Ahora descansa, come, bebe y alégrate’. 20 Pero Dios le dijo: ‘¡Necio! Esta noche vas a morir; entonces, lo que has almacenado, ¿de quién será?” 21 “Esto es lo que sucederá a quien acumula riqueza para sí mismo, pero no es rico en lo que se refiere a Dios”.
En el Evangelio de Lucas, son pocos los nombrados por su nombre, solo los discípulos y discípulas y algunas personas puntuales como Lázaro, Abraham, y más tarde algunas de las autoridades judías y romanas.
Este texto comienza con “un hombre”, o sea, Lucas lo deja sin nombre a propósito, porque este hombre puede ser cualquiera de nosotros.
Ese hombre le pide a Jesús que le diga a su hermano que comparta la herencia de su padre.
Jesús entiende que le está hablando de cosas materiales y que el hombre quiere que se le comparta “lo que le es debido” de acuerdo con una justicia mundanal.
No sabemos si el codicioso era el hombre que le vino a hacer el pedido a Jesús, o si era el hermano, o si eran los dos.
Después de desentenderse de ser el “juez” terrenal que el hombre pretendía que él fuera, propone una parábola sobre la codicia y sobre un hombre rico que había acumulado mucho y hasta preparó más almacenes para sus bienes, pero siempre pensando en sí mismo.
Cuando el hombre rico muere, no puede llevarse lo que acumuló consigo, y al final no puede disfrutar de su “tesoro”.”
MEDITATIO: ¿Qué nos dice Dios (a nosotros) en el texto?
Nos hace pensar en cuáles son nuestras prioridades, tal vez hasta preguntarnos: ¿Cuál es mi Dios?
En la parábola él Dios materia (los productos de la tierra), la riqueza, él pode llenarse la panza y no tener que preocuparme si me voy a quedar sin mañana, son la prioridad – el dios del bienestar aquí y ahora.
Pero esos dioses pueden también buscar acumular fama o popularidad, el placer o el dinero para obtener más cosas.
Cuando estas cosas controlan tu vida, terminas poniéndolas por encima del verdadero Dios.
¿Cuáles son mis prioridades?
¿Idolatro a las cosas del mundo?
¿Esas cosas me esclavizan? ¿Se me hace fácil dejarlas de lado y prestarle atención a Dios y a mi prójimo necesitado?
¿Cómo hago para mantener a Dios como mi gran prioridad en medio de un mundo lleno de tentaciones materiales?
¿Cómo puedo abrirme al amor de Dios para realmente comprender que él es mi bien máximo y dejar de buscar mi felicidad en las cosas pasajeras?
ORATIO – ¿Qué le decimos a Dios?
Señor Dios, el mundo con sus cosas maravillosas me tienta a pensar que en ellas puedo encontrar mi felicidad. Ayúdame con tu gracia a verlas por lo que realmente son, regalos tuyos que me ayudan a encontrarte a ti. Quítame las escamas de mis ojos y rompe las cadenas de todo aquello que me esclaviza y no me permite libremente verte a ti como el autor de mi vida, el autor de las cosas, mi destino y mi felicidad.
CONTEMPLATIO – ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?
La vida de una persona no depende de la abundancia de los bienes que tiene”
ACTIO – ¿A qué me comprometo con Dios?
Esta semana me propongo compartir con mis hermanos los dones (la herencia) que he recibido de nuestro Padre.
Por ejemplo:
Buscar a una persona sin techo y regalarle algo que comer o algún abrigo.
Compartir este mismo texto con alguien en el trabajo o en el vecindario.
“Almacenar” en el corazón el verdadero tesoro de la Palabra de Dios