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Lectio Divina
Lunes 15 de diciembre de 2025,
Lunes III semana de adviento
Raúl González de Panamá ✍🏻🇵🇦
Invocación al Espírito Santo
Ven Espíritu Santo
Infunde tu luz y tu gracia para escuchar tu palabra y que pueda encarnarse en mi para hacer tu voluntad.
Amén.
Evangelio según San Mateo 21, 23-27
23 Jesús vino y entró en el Templo, y mientras estaba enseñando, algunos de los jefes de los sacerdotes y algunos líderes del pueblo se le acercaron y le preguntaron: “¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿Quién te dio esa autoridad?”
24 Jesús les respondió: “También voy a hacerles una pregunta. Si me dan la respuesta correcta, les diré con qué autoridad hago estas cosas. 25 El bautismo de Juan ¿de cuál autoridad venía? ¿Del Cielo (de Dios) o de la tierra (de las personas)?” Entonces comenzaron a decirse el uno al otro: “Si decimos que es del Cielo (de Dios), Él nos dirá: ‘¿Entonces por qué no creyeron en él?’ 26 Pero si decimos: ‘de la tierra’ (de las personas), le tenemos miedo al pueblo porque todos pensaban que Juan era un profeta”.
27 Entonces le respondieron a Jesús: “No lo sabemos”. Jesús les dijo: “¡Entonces tampoco yo les digo con qué autoridad hago estas cosas!”
Palabra del Señor
Lectura ¿qué dice el texto?
Este episodio se da luego de las palabras de juicio de Jesús con respecto al templo y de la expulsión de los mercaderes del templo.
Jesús es cuestionado por sus adversarios acerca de su autoridad y contesta, no para salir de una pregunta, sino para hacer un llamado a la reflexión, a examinar nuestra actitud y tomar una postura, en relación al bautismo de Juan, de si era reconocido por Dios pues no era otra cosa que un llamado a la conversión, que es lo que quiere Dios con todos nosotros. Pero su mala actitud, deja en manifiesto sus corazones, su mala voluntad.
Y Jesús calla.
Meditación ¿qué me dice el texto?
Esta palabra me ayuda a examinar mis actitudes y a identificar las barreras que me impiden dar una respuesta a Jesús, y a la gracia que me da cada día.
Mi incredulidad de que Dios se fija en mí, me mira con amor y ternura, pero a la vez también me muestra mis pecados, no para alejarme de si, si no para ser humilde, reconocer que no soy el Dios de mi vida, que no es dejarme llevar por mis instintos y deseos haciendo lo que me plazca. Quiero reconocer que es Dios el que me lleva, es Dios quien me enseña y es Dios ante quien no debo poner resistencias.
Oración ¿qué le respondo al Señor?
Gracias Señor por tu palabra de amor y misericordia que llega a mi corazón y me ayuda a entrar en esa espera, en este adviento, lleno de esperanza y de alegría porque ya estás más cerca.
Dame la gracia de ser humilde, de dejarme moldear por ti, hacer tu voluntad y elegirte a ti cada día de mi vida.
Contemplación ¿cómo lo interiorizo?
Contemplo mis decisiones, a veces calculadoras, con las que me alejo de ti y de mi prójimo. Cuantas veces Señor no te he elegido a ti, y me he apropiado de “tu voluntad” que no ha sido otra cosa que elegirme a mí mismo para quedar bien. “Si hoy escucháis su voz, no endurezcáis el corazón”.
Acción ¿a qué me comprometo?
A responder a Dios sin cálculos. En un gesto concreto: guardar silencio interior antes de decidir, preguntándome con sinceridad: “¿Esto viene de Dios o viene de mi?
¿Cómo aguardo al Señor que ya está cerca?
