Lectio Divina
Sábado 8 de Noviembre de 2025
Sábado XXXI Semana Tiempo Ordinario
Gonzalo Rodríguez de México ✍🏻🇲🇽
Invocación al Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.
Oración:
Oh Dios,
que llenaste los corazones de tus
fieles con la luz del Espíritu
Santo; concédenos que,
guiados por el mismo Espíritu,
sintamos con rectitud y
gocemos siempre de tu consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
Evangelio Lucas 16, 9-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Con el dinero, tan lleno de injusticias, gánense amigos que, cuando ustedes mueran, los reciban en el cielo. El que es fiel en las cosas pequeñas, también es fiel en las grandes; y el que es infiel en las cosas pequeñas, también es infiel en las grandes. Si ustedes no son fieles administradores del dinero, tan lleno de injusticias, ¿quién les confiará los bienes verdaderos? Y si no han sido fieles en lo que no es de ustedes, ¿quién les confiará lo que sí es de ustedes?No hay criado que pueda servir a dos amos, pues odiará a uno y amará al otro, o se apegará al primero y despreciará al segundo. En resumen, no pueden ustedes servir a Dios y al dinero».Al oír todas estas cosas, los fariseos, que son amantes del dinero, se burlaron de Jesús. Pero él les dijo: «Ustedes pretenden pasar por justos delante de los hombres, pero Dios conoce sus corazones, y lo que es muy estimable para los hombres, es detestable para Dios».
Reflexión
Lo que los hombres consideran valioso, muchas veces es aborrecible ante Dios. Vivimos en un tiempo —aunque quizá siempre haya sido así— en el que el mundo ofrece innumerables cosas con apariencia de bien, y eso provoca que con frecuencia nuestro corazón se divida. Muchos deseamos seguir a Dios y amarlo sinceramente, pero al mismo tiempo nos dejamos seducir por los atractivos bienes de este mundo: cosas que no parecen malas, placeres que creemos inofensivos porque “no hacen daño a nadie”, o dinámicas de poder que nos hacen sentir fuertes cuando dominamos, y débiles o víctimas cuando otros tienen el control. Sin embargo, lo que el hombre estima tanto, puede ser detestable para Dios.
Esta afirmación debería servirnos como una advertencia constante en nuestro discernimiento diario. Aun cuando ciertos bienes, placeres o formas de poder no sean malos en sí mismos, corremos siempre el riesgo de transformarlos en deseos, hábitos o posesiones que terminan dividiendo nuestro corazón. Poco a poco, y a veces sin darnos cuenta, los colocamos en el mismo nivel que Dios, o incluso por encima de Él. Así, los convertimos en ídolos que esclavizan nuestros afectos, pensamientos y decisiones. Como decía san Agustín: “No es amarte, Señor, el amar fuera de Ti cualquier cosa que no se ame por Ti.”
Meditación
Este evangelio nos invita a reflexionar en que lugar tenemos a Dios en nuestra vida, analizando los cosas que hacemos y las que ponemos en nuestro dia a dia y la prioridad en la que esta Dios en ellas o contra de ellas,
Oración ¿Qué le decimos a Dios?
Señor ilumina nuestros corazón y nuestra mente para poder discernir y que siempre Tu seas nuestra prioridad en las acciones que realizamos.
Acción ¿Qué voy hacer?
Te invito a reflexionar todos los días para ir cambiando todas aquelllas cosas que afectan mi vida y que hacen que nuestro Señor
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