Evangelio del día – Lectio Divina Juan 13, 1-15

Lectio Divina por Pablo Usquiano de Perú

Buenos días hermanos Cristonautas, a continuación les comparto la Lectio Divina para hoy, bendiciones.

LECTIO DIVINA
JUEVES SANTO

INVOCACION AL ESPIRITU SANTO:
Espíritu Santo, ven con tus dones e ilumina nuestra mente para entender tus Escrituras y se manifieste tu presencia entre nosotros. Abre también nuestro corazón para que conozcamos tu voluntad y el mensaje que nos quieres dar a través de tu Palabra para poder ponerlo en práctica, para esto haznos dóciles a tu Espíritu. Amén.

LECTURA BÍBLICA: JUAN 13, 1-15
“Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que le había llegado la hora de salir de este mundo para ir al Padre, como había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el extremo. Estaban comiendo la cena y el diablo ya había depositado en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle. Jesús, por su parte, sabía que el Padre había puesto todas las cosas en sus manos y que había salido de Dios y que a Dios volvía. Entonces se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ató una toalla a la cintura. Echó agua en un recipiente y se puso a lavar los pies de los discípulos, y luego se los secaba con la toalla que se había atado. Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo: ‘¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?’ Jesús les contestó: ‘Tú no puedes comprender ahora lo que estoy haciendo. Lo comprenderás más tarde’. Pedro replicó: ‘Jamás me lavarás los pies’. Jesús le respondió: ‘Si no te lavo, no podrás tener parte conmigo’. Entonces Pedro le dijo: ‘Señor, lávame no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza’. Jesús le dijo: ‘El que se ha bañado está completamente limpio y le basta lavarse los pies. Y ustedes están limpios, aunque no todos’. Jesús sabía quién lo iba a entregar, por eso dijo: ‘No todos ustedes están limpios’. Cuando terminó de lavarles los pies, se puso de nuevo el manto, volvió a la mesa y les dijo: ‘¿Comprenden lo que he hecho con ustedes? Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien, porque lo soy. Pues si yo, siendo el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Yo les he dado ejemplo, y ustedes deben hacer como he hecho yo’ ”.

¿QUÉ DICE EL TEXTO? ‍♂
Jesús se reúne con sus discípulos para celebrar su última cena, un acontecimiento en la tradición judía, pero es el comienzo de la nueva Pascua definitiva. Esa misma noche especial, Jesús lava los pies a sus discípulos, desconcertándolos, sin embargo, les quiere dejar una enseñanza, un ejemplo a seguir: el amor y el servicio, y que debemos lavarnos los pies los unos a los otros, es decir, que más allá de títulos y nombres, deberíamos servirnos los unos a los otros.

MEDITACIÓN:
¿QUÉ ME DICE DIOS CON EL TEXTO?
Jesús nos deja este gesto a seguir del lavatorio de pies, el cual tiene dos enseñanzas: el que nos purifiquemos antes de participar de la Cena del Señor y el que practiquemos el mandato del amor y servicio, que son los distintivos de todo cristiano.
Pedro no aceptaba que el Mesías le lavara los pies, ya que era una tarea humillante de esclavos pero Jesús quería darles un ejemplo que tenía un significado muy profundo de humildad y de amor servicial como Él mismo lo hizo, hasta la muerte. Pedro no entendía que primero para ser líder, necesitaba ser siervo. Para los que están sobre otros, les es difícil servir a los que se encuentran bajo su autoridad, Jesús también nos quiere enseñar que el servicio no es solamente para algunos cuantos sino para todos, que debemos despojarnos de títulos, nombres, posiciones y debemos lavarnos los pies los unos a los otros, es decir, servirnos los unos a los otros. Servir es un acto humilde y de misericordia que se brinda sin importar a quien porque amar como Cristo implica ser servidor de todos. ¿Nos dejamos amar y servir por Nuestro Señor, sobre todo cuando nos limpia y nos perdona en el sacramento de la penitencia? ¿Nos es difícil perdonamos a nosotros mismos, después de que el Señor ya nos limpió y nos perdonó de nuestros pecados? ¿Dejamos que el Señor nos lave y nos limpie?
Este acto del lavatorio de pies nos recuerda la purificación y preparación antes de compartir el pan de vida en la mesa del Señor, es el sacramento de la Penitencia, en el que se unen la humildad y la misericordia tanto para el que purifica como para los que son purificados.
Para comprender lo que no entendía Pedro, vayamos a la época de Moisés, Éxodo 30, donde se menciona la fuente de bronce ubicada entre el altar y el Tabernáculo, que casualmente no servía para ofrecer sacrificios, sino más bien para lavarse. Por lo tanto, los sacerdotes tenían que lavarse allí los pies cada vez que entraran al Altar para ofrecer sacrificio. Esto era un acto de purificación, el sacerdote no podía entrar al Altar, si antes no se lavaba o purificaba los pies, el sacerdote antes de presentarse ante Dios tenía que lavarse de toda contaminación, tanto de manos como de pies, esto es, limpiarse de actitudes incorrectas cometidas voluntaria o involuntariamente, así como de contaminación involuntaria al caminar sobre esta tierra, igualmente en un sentido espiritual, nos manchamos nuestra condición espiritual. Este acto de lavarse los pies en la Fuente de bronce, ya le permitía al sacerdote que pueda entrar a gozar de la presencia y comunión con Dios. Jesús le dijo a Pedro: “Si no te lavo, no podrás tener parte conmigo”, igualmente como el sacerdote que no podía presentarse ante Dios sin antes lavarse los pies; ahora el creyente no puede entrar ante la presencia de Dios y participar de la comunión con Dios, si es que antes no se lava de las contaminaciones que pudiera haber adquirido en su caminar.
Cuando Jesús dice “también ustedes deben lavarse los pies unos a otros. Yo les he dado ejemplo, y ustedes deben hacer como he hecho yo”, nos quiere enseñar el servir los unos a otros, que recordándonos su condición de Señor y Maestro instituye el mandamiento nuevo que consiste en que imitemos al Señor en su Amor. Preguntémonos: ¿Hemos seguido el ejemplo que nos da el Señor con nuestros hermanos? ¿Cómo es nuestro amor con quienes nos traicionan, con quienes nos hieren nuestros sentimientos o nos roban?

ORACIÓN: ¿QUÉ LE DIGO A DIOS?
Gracias, Señor Jesús, por demostrarme tu amor hasta el extremo con tu muerte en la Cruz. Ayúdame a disponer mi corazón y mi alma para servir con amor y humildad a mis hermanos. Perdona mis faltas, límpiame de todo orgullo, envidia, duda, recuérdame lo que hiciste por mí y hazme un buen seguidor tuyo sin tomar en cuenta mis imperfecciones, y ayúdame a crecer en tu amor, de manera que pueda ser digno de tener parte contigo. Amén.

CONTEMPLACIÓN: ☀
“Si no te lavo, no podrás tener parte conmigo”.
Dejémonos lavar por Nuestro Señor, para estar en gracia y en comunión con Él.

ACCIÓN:
¿A QUÉ ME COMPROMETO CON DIOS?
Hoy que iniciamos el Triduo Pascual, vayamos a nuestra parroquia y acompañemos a Nuestro Señor que empieza ya a vivir su Pasión, dejándonos que nos limpie de nuestras faltas para participar de la Eucaristía, sepamos vivir este gesto del lavatorio de los pies que Jesús nos deja como ejemplo a seguir de amor y servicio, y que sobrepasando nuestras dificultades e imperfecciones sirvamos en nuestra comunidad con ese amor de manera desinteresada.
También pongámonos ante la presencia de Nuestro Señor en el Santísimo Sacramento esta noche de Jueves Santo, que es un tiempo de oración y meditación, demos gracias a Jesús que se ha hecho alimento para nuestras almas en ese trocito de pan y que ha querido quedarse con nosotros, pidámosle que nos ayude a que cada día tengamos con nuestro prójimo ese gesto tan significativo de amor y servicio que Él nos enseñó, empezando en primer lugar desde nuestras casas, con nuestras familias. Amén.

Gracias, hermanos Cristonautas, por permitirme compartir esta Lectio Divina en este Jueves Santo. Un abrazo. Dios les bendiga.

Acerca de Pablo Usquiano

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