Evangelio del día – Lectio Divina Juan 17, 20-26

LECTIO DIVINA
JUEVES 5 DE JUNIO DE 2025
Jueves VII Semana de Pascua
Marlon Vaca de Ecuador ✍🏻🇪🇨

0 – Invocación

Precioso Espíritu Santo, ven en este momento de oración. Abre mis oídos para escuchar tu palabra, mi mente para comprenderla y mi corazón para vivirla. Quiero encontrarme contigo y ser transformado por tu verdad. Ven, Señor, te necesito. Amén.

1 – Lectura
Evangelio según San Juan 17, 20-26

“Pido no solo por ellos, sino también por las personas que van a creer en mí a través del mensaje de ellos. Te pido que todos sean uno, así como Tú, oh Padre, estás unido a mí, y Yo estoy unido a ti, para que ellos también estén unidos con nosotros y para que el mundo pueda creer que Tú me has enviado. De la gloria que me diste, Yo la he compartido con ellos para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo estoy unido a ellos, y Tú estás unido a mí, para que sean perfectos en la unidad, para que así el mundo conozca que Tú me enviaste y que has amado a mis seguidores como también a mí me has amado”.
“Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde quiera que Yo esté, para que puedan ver mi gloria, que me has dado; porque me has amado antes de la creación del mundo. Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero Yo te conozco; y los que me diste saben que Tú me enviaste. Les he dado a conocer tu nombre y continuaré dándolo a conocer para que el amor con el que me has amado esté en ellos y Yo también esté en ellos”.

¿Qué dice el texto?

Este pasaje forma parte de la llamada «oración sacerdotal» de Jesús, pronunciada justo antes de su pasión. Es un momento íntimo y solemne, en el que Jesús ora no solo por sus discípulos inmediatos, sino también por todos los que creerán en Él gracias a su testimonio: es decir, por toda la Iglesia, por nosotros.

Jesús pide una profunda unidad entre sus seguidores, una unidad que refleje la comunión entre Él y el Padre. Esta unidad no es solo un valor humano, sino un testimonio ante el mundo de que Jesús es el Enviado de Dios. También pide que sus discípulos estén con Él, compartan su gloria y vivan en el amor con el que el Padre lo ha amado desde la eternidad.

En el contexto de aquel tiempo, estas palabras eran una declaración revolucionaria: Jesús hablaba de una relación íntima con Dios, accesible a todos los que creen. Para la mentalidad judía de entonces, Dios era inaccesible; pero aquí, Jesús abre la puerta a una relación de amor y unidad que trasciende toda barrera.

2 – Meditación. ¿Qué me dice a mí el texto?

Jesús rezó por mí. Eso cambia todo. No soy un creyente anónimo en la historia: Jesús pensó en mí antes de su Pasión. Me pidió al Padre.

¿Busco vivir en unidad con los demás cristianos? ¿Mi vida es un reflejo de esa comunión? ¿Me esfuerzo por superar divisiones, perdonar, construir comunidad?

Y sobre todo: ¿sé que soy amado con el mismo amor con que el Padre ama a Jesús? ¿Vivo con esa dignidad, con esa certeza?

3 – Oración ¿Qué le respondo yo a Dios?

Jesús, gracias por pensar en mí antes de tu cruz. Gracias por pedirme al Padre, por quererme contigo, por compartir tu gloria y tu amor. Enséñame a vivir en unidad, a perdonar, a amar como Tú. Que no me conforme con la división o la indiferencia. Que tu amor me transforme y que yo sea testimonio vivo de tu presencia. Amén.

4 – Contemplación

Repitamos en nuestro corazón la frase:
“Padre, que sean uno, como tú y yo somos uno”
Dejemos que esa frase nos habite y nos impulse a vivir en comunión.

5 – Acción

Hoy puedo hacer un gesto concreto de unidad: reconciliarme con alguien, pedir perdón, orar por los cristianos de otras comunidades, o simplemente construir puentes donde hay distancia. Que mi acción haga visible la unidad por la que Jesús oró.

Acerca de Ramón Pané

Ver tambíen

Evangelio del día – Lectio Divina Juan 16, 20-23a

Lectio Divina Viernes 30 de Mayo de 2025 Viernes VI Semana de Pascua Diana Carolina …

Deja una respuesta

× WhatsApp / Cristonautas - Clic aquí