Evangelio del día – Lectio Divina Lucas 4, 16-30

¡Buenos días hermanos Cristonautas!
Soy Gerardo (Gerry) de Monterrey México y comparto con ustedes la reflexión del Evangelio del día de hoy, 2 de septiembre de 2024.

Invocación al Espíritu Santo:

Espíritu Santo, fuente del amor y la verdad, inspira en mí la buena nueva del evangelio y ayúdanos a transmitirla a nuestros hermanos, la riqueza de tus enseñanzas, danos también a nosotros valor y fortaleza para poder vivirlas y ser coherentes con nuestras acciones.
Amén.

1. -Lectura:
Evangelio según san Lucas 4, 16-30

16 Jesús fue a la ciudad de Nazaret, donde había crecido, y el sábado, según su costumbre, fue a la sinagoga y se levantó para leer. 17 Le dieron el libro del profeta Isaías, y abriendo el libro, encontró el lugar donde estaba escrito:

18 “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para traer la buena noticia a los pobres y me envió a anunciar la libertad a los prisioneros, la vista a los ciegos, para liberar a los oprimidos 19 y anunciar que ha llegado el año favorable del Señor” (Isa 61,1-2; 58, 6).

20 Jesús cerró el libro, se lo entregó al ayudante de la sinagoga y se sentó. Todas las personas allí estaban mirando a Jesús sin apartar la vista sobre Él. 21 Entonces comenzó a decirles: “Hoy se ha cumplido esta Escritura en sus oídos”.

22 Todos hablaban bien de Jesús y se maravillaban de las palabras llenas de gracia que salían de su boca, y decían: “¿No es éste el hijo de José?”

23 Entonces Jesús les dijo: “Sin duda me repetirán el dicho: ‘Médico, cúrate a ti mismo. Hemos oído todas las cosas que sucedieron en Cafarnaúm, ahora haz lo mismo aquí, en tu propia ciudad”.

24 Él dijo: “Ciertamente les digo que ningún profeta es bienvenido en su propia tierra. 25 Pero en verdad les digo que había muchas viudas en Israel en la época del profeta Elías, cuando no llovió durante tres años y seis meses, y hubo mucha hambre en toda la tierra, 26 pero Dios no envió a Elías a ninguna de las viudas que vivían en Israel, sino solo a una viuda que vivía en Sarepta de Sidón (1 Re 17, 9). 27 También había muchos leprosos en Israel en la época del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue sanado, sino solo Naamán el sirio fue sanado” (2 Re 5,14).

28 Cuando oyeron estas cosas, todos en la sinagoga estaban muy enojados; 29 se levantaron, arrastraron a Jesús fuera de la ciudad y lo llevaron a la cima de la montaña donde se construyó la ciudad, para arrojarlo allí; 30 pero Él pasó a través del medio de ellos y se fue.
Palabra del Señor

2. -Meditación, ¿Qué dice el texto?

¿A dónde fue Jesús?
¿Que libro le dieron a Jesús para Leer?
¿Que decía el texto que Jesús leyó?
¿Quién hablaba de las maravillas de Jesús?
¿Quiénes estaban enojados con Jesús?
¿A dónde lo llevaron?

En este evangelio del día vemos como Jesús fue a su tierra donde el nació, se dirigió a la sinagoga para leer el libro de Isaias que habla de la misión, por el cual Jesús vino a nosotros a anunciar la Buena Nueva del Evangelio para todas las personas, para todos aquellos que son prisioneros del pecado, de la enfermedad, de la tristeza, del desánimo, para todos y cada uno de nosotros. Vino a anunciarnos la libertad a todos los oprimidos, pero como lo vemos también en el Evangelio hay gente dura de corazón que se aferran a no recibir la buena nueva del evangelio, gente soberbia que se cree superiores a aquellos que se atreven anunciar el evangelio.

3. -Oración:

Señor, ayúdanos a cada uno de nosotros a ser dóciles a las enseñanzas del evangelio, y a recibirlo con humildad, ayúdanos también a llevar esa buena noticia a nuestros hermanos con responsabilidad, amor, ternura y esperanza, no permitas que la soberbia abrume nuestro corazón.
Amén.

4.- Contemplación

Te invito a contemplar estas palabras del evengelio:

“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para traer la buena noticia a los pobres y me envió a anunciar la libertad a los prisioneros, la vista a los ciegos, para liberar a los oprimidos 19 y anunciar que ha llegado el año favorable del Señor” (Isa 61,1-2; 58, 6).

5.- Acción:

Llevar con amor y esperanza la Buena Nueva del Evangelio a las personas que estén en nuestro entorno.

Acerca de Ramón Pané

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