Evangelio del día – Lectio Divina Mateo 13, 44-46

Lectio Divina por Javier Cano de México/USA

Invocación al Espíritu Santo 🕊

Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de sabiduría:
dame mirada y oído interior
para que no me apegue a las cosas materiales,
sino que busque siempre las realidades del Espíritu.
Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de amor:
haz que mi corazón
siempre sea capaz de más caridad.
Ven a mí, Espíritu Santo,
Espíritu de verdad:
concédeme llegar al conocimiento de la verdad
en toda su plenitud.
Ven a mí, Espíritu Santo,
agua viva que lanza a la vida eterna:
concédeme la gracia de llegar
a contemplar el rostro del Padre
en la vida y en la alegría sin fin.
Amén.

Lectura 📖

Lectura del Santo Evangelio según san Mateo 13,44-46

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra, lo vuelve a esconder, y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo. El Reino de los Cielos se parece también a un comerciante en perlas finas, que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.»

Palabra del Señor.

Meditación

¿Qué me dice el texto?

Hermanos en el Evangelio del día de hoy podemos ver como en las dos parábolas que leemos hoy Jesús nos habla de un gran tesoro. En el primer caso encontramos el tesoro de manera fortuita. No lo buscamos, pero aparece ante nosotros y ya no queremos perderlo. Dios está en nuestro camino y lo encontramos constantemente, aunque no lleguemos a vivir el encuentro porque nuestros ojos están empañados, pero si llegamos a encontrarlo, si descubrimos el Amor, el mayor de los tesoros, ya nada, ni nadie, será capaz de apartarnos de Él.
En el segundo caso, la perla de gran valor, el encuentro con Dios es producto de la búsqueda del hombre. Dios está siempre a la vista y si nos dedicamos a buscarlo con el espíritu abierto a la escucha, llegaremos a encontrarlo.
Es el tesoro escondido; es la perla de gran valor, es Dios que sale a nuestro encuentro desde nuestro propio ser, y que una vez descubierto, una vez que los ojos de la fe llegan a experimentarlo, ya nada será bueno si no es Dios que se ha hecho el encontradizo y ha dejado que lo descubramos. Somos la imagen del campesino o del comerciante que una vez descubierto lo importante, Dios, ya no necesitan nada más que a Él para vivir.

Oración

¿Qué le respondemos al Señor?

Señor Jesus en este día quiero pedirte que encontremos en ti ese tesoro del cual nos hablas y que teniéndolo decidamos conservarlo, gracias por mostrarnos que abriendo nuestro corazón a ti podemos encontrar la felicidad plena. Ayudamos buen Señor a perseverar en nuestra vida cristiana conservando siempre este tesoro.

Contemplación

El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en el campo

Acción

Para la acción quiero exhortarlos a que en verdad reflexionemos: ¿Cuál es nuestro tesoro?

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