Lectio Divina por Jesús Roel Carrillo de México
Invocación al Espíritu Santo
Espíritu Santo, Tu que me aclaras todo, que iluminas todos los caminos para que yo alcance mi ideal. Tu que me das el don Divino de perdonar y olvidar el mal que me hacen y que en todos los instantes de mi vida estas conmigo. Quiero en este corto diálogo agradecerte por todo y confirmar que nunca quiero separarme de Ti, por mayor que sea la ilusión material. Deseo estar contigo y todos mis seres queridos en la gloria perpetua. Gracias por tu misericordia para conmigo y los míos. Gracias Dios mio. Amén
Lectura ¿Qué dice el texto?
Lectura del santo evangelio según san Mateo (16,13-19):
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?»
Ellos contestaron: «Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.»
Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?»
Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Jesús le respondió: «¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás! porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»
Palabra del Señor
Hoy celebramos la fiesta de San Pedro y San Pablo dos hombres de temperamento muy distinto pero que tienen muchas cosas en común. En primer lugar, Jesús a los dos les cambió la vida. Sus vidas se dividen en antes y después de encontrar y conocer a Jesús. Pedro, cuando algunos seguidores de Jesús le abandonan porque consideran que sus palabras son duras, se dirige a Jesús para quedarse con él: “¿A quién iríamos? Tú solo tienes palabras de vida eterna”. Parecidas palabras pronuncia San Pablo: “Para mí, la vida es Cristo”. Ambos experimentaron que Jesús era un persona especial, tan especial que además de ser hombre era Dios. Merecía la pena seguirle. Es lo que confiesa San Pedro en el evangelio de hoy. Ante la pregunta de Jesús: “Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”. Pedro responde: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.
En segundo lugar, desde el encuentro con Jesús, todo en sus vidas tiene relación con Él. Su amplia actividad para extender el evangelio, todas sus prisiones, todos sus desvelos, todas sus alegrías, todo… tienen una única fuente: Cristo Jesús.
Así lo reconoce Pablo, ante toda su ingente tarea predicadora: “Todo lo puedo en aquel que me conforta… no he sido yo, sino la gracia de Dios en mí”.
Una tercera característica que tienen en común: En su fuerte decisión de seguir a Cristo, su único Maestro y Señor, continuaron siendo hombres y los dos experimentaron la debilidad humana. Pedro, en los momentos comprometidos de la pasión, negó a Jesús descaradamente tres veces: “No conozco a ese hombre”. Pablo, también reconoce que, de vez en cuando, “aquello que no quiero eso hago”. Pero, en la parte positiva, por encima de sus debilidades, ambos se vieron inundados por el amor de Cristo que les mantuvo en su seguimiento hasta el final.
En el fondo y en la superficie, estos rasgos comunes de Pedro y Pablo son los mismos que los de todo cristiano. Por eso, cualquiera de nosotros les podemos robar sus palabras porque son también las nuestras: “Tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero… Tú solo tienes palabras de vida eterna… Para mí la vida es Cristo… Sé de quién me he fiado”.
En esta fiesta de San Pedro y San Pablo, columnas de la iglesia, conviene recordar que la iglesia, la comunidad de seguidores de Jesús, siempre hombres y no dioses, a pesar de los fallos de sus miembros nunca va a desaparecer. Seguirá hasta el final de los tiempos. Así se lo prometió Jesús a Pedro: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder del infierno no la derrotará, no prevalecerá contra ella”.
Meditación ¿Qué me dice el texto?
Hoy la palabra de Dios me invita a reflexionar y preguntarme nosotros ¿Quién creemos que es Jesus? ¿Acaso es alguien más en nuestra vida? O realmente creemos que es el hijo de Dios.
¡Jesucristo fundó realmente su Iglesia y colocó a Pedro y a sus sucesores como piedra angular de la misma!: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»¡Esto es lo que da fuerza y solidez a nuestra fe, y por eso nos proclamamos, con santo orgullo, católicos, apostólicos y romanos!
Este es un punto fundamental que, tristemente, niegan los hermanos separados, que se autodenominan cristianos y que, dicho claramente han abandonado la fe católica para pasarse a las diversas denominaciones protestantes.
En el Papa los católicos tenemos un punto firme y seguro de nuestra fe porque Jesucristo quiso edificar su Iglesia sobre Pedro y sus sucesores.
Por eso la lectura me invita a seguir en el camino de nuestra iglesia defendiendo y viviendo nuestra fe católica siendo obedientes al papa y nuestros obispos y sacerdotes.
Oración
Gracias, Dios mío, porque hoy también me preguntas a mí: ¿Y tú qué piensas de mí? No caben respuestas teóricas. Yo soy sincero al decirte que me siento pobre, pequeño, limitado; pero también creo ser sincero cuando afirmo que Tú Señor, eres mi pan y mi vino; mi aire y mi sol; mi suelo y mi cielo. Sin Ti yo no soy nada; sin Ti me siento perdido.
Contemplación
Para el momento de la contemplación sería bueno tomar las palabras de San Pedro y que siempre debemos de tomar en cuenta cuando hablemos de Jesús: «Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo.»
Acción
Para el momento de la acción me gustaría que cada uno hoy en la fiesta de San Pedro y San Pablo ofrezca su eucaristía por todos aquellos hermanos que decidieron cambiarse de religión para que de verdad reconozcan cómo San Pedro a Jesús como el verdadero Hijo de Dios.