Evangelio del día – Lectio Divina Mateo 21, 28-32

Lectio Divina
Martes, 16 de diciembre 2025
Martes III Semana de Adviento
Rosanie García de Venezuela (Viviendo en Chile)✍🏻🇻🇪

Invocación al Espíritu Santo (de San Agustín)

Espíritu Santo, inspíranos, para que pensemos santamente.
Espíritu Santo, incítanos, para que obremos santamente.
Espíritu Santo, atráenos, para que amemos las cosas santas.
Espíritu Santo, fortalécenos, para que defendamos las cosas santas.
Espíritu Santo, ayúdanos, para que no perdamos nunca las cosas santas.
Ven Espíritu Santo y dame la Gracia para poder continuar con el anuncio del Evangelio del Reino, a los demás. Amén.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 21, 28-32 📖

28 Jesús continuó: “¿Qué piensan de esto? Un hombre tenía dos hijos. Fue a hablar con el mayor y le dijo: ‘Hijo, hoy ve a trabajar en mi plantación de uvas’. 29 Él respondió: ‘No quiero ir’. Pero luego cambió de opinión y fue. 30 El padre, luego, fue y le pidió al otro hijo lo mismo. Él le dijo: ‘Sí, Señor’, pero no fue”.
31 Jesús preguntó: “¿Cuál hizo lo que el padre quería?” Y ellos le respondieron: “El hijo mayor”. Entonces Jesús les dijo: “Ciertamente les digo que los cobradores de impuestos y las prostitutas entrarán en el Reino de Dios antes que ustedes. 32 Porque Juan vino a mostrarles el camino correcto, y no le creyeron; pero los recaudadores de impuestos y las prostitutas sí le creyeron, y a pesar de haber visto esto, ustedes no se arrepintieron para creer en él”.
Palabra del Señor

Lectura. ¿Qué dice el texto?

Jesús nos hace reflexionar sobre dos hijos, quienes nos representan a cada uno de nosotros, con un corazón dividido, nos muestra las contradicciones que hay en nuestros corazones; uno dice que sí de cara a la solicitud de ir a trabajar en la viña y no lo hace; el otro da un No rotundo, pero se arrepiente y se pone a trabajar. Transforma su manera de ver las cosas, no ve un patrón, sino a un padre y la viña es una oportunidad de crecer y preparar su futuro.

Jesús destaca la importancia de escuchar y cumplir la Palabra de Dios. Nos hace reflexionar sobre el rechazo que las autoridades religiosas les han dado a los profetas que vinieron antes de él. Muestra a Juan, el último y mayor de todos los profetas e indica en el versículo 32: “Juan vino a abrirles el camino derecho y ustedes no le creyeron, mientras que los publicanos y las prostitutas le creyeron. Ustedes fueron testigos, pero ni con esto se arrepintieron y le creyeron”.

Para profundizar un poco en el texto, podríamos reflexionar estas preguntas:

– Estando dentro de la Iglesia, recién o con años de camino, ¿Estoy priorizando mi relación con Dios y cumpliendo su Palabra? ¿Le doy un Sí, pero no hago la tarea encomendada?
-¿Reflexiono sobre mi fe y obediencia a Dios no como un jefe sino un Padre amoroso que cuenta conmigo para llevar adelante su reino Aquí y ahora?
_ En la pastoral o servicio que presto en mi comunidad, capilla, parroquia, ¿Hago lo que el Señor me pide o solo mí voluntad?

Meditación. ¿Qué nos dice Dios en el texto?

Jesús nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con Dios y nuestra comprensión de su Palabra. A tener una actitud de servicio y apertura, no replicar la actitud de las autoridades religiosas que se sentían dueños de la verdad despreciando a los profetas como su primo Juan.

Contemplación. ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?

Permanece en silencio y contempla la presencia de Dios en tu vida. Deja que las palabras de este Evangelio se conviertan en una realidad viva en tu corazón.
Considera, ¿cómo puedes priorizar tu relación con Dios y cumplir su Palabra?

Oración. ¿Qué le decimos a Dios?

Señor, unifica mi corazón, que no haya dos corazones dentro de mí, dos deseos, dos voluntades en guerra, como los dos hermanos del Evangelio que hoy meditamos. Sana las contradicciones que se presentan en mi interior. En palabras de san Pablo, te pido que me ayudes en este dilema y realidad: “No hago el bien que yo quiero sino el mal que no deseo”. (Rom 7,15). En tus manos me abandono y quiero hacer tu voluntad porque eres mi Padre y yo, tu hija.
Amén.

Acción. ¿A qué me comprometo con Dios?

Me comprometo a priorizar mi vida de oración a través de la Palabra del Señor, de la Tradición Apostólica y del Magisterio de la Iglesia. A honrar este legado, conocerlo, defenderlo y en el servicio que presto en mi parroquia, comunidad…ser testimonio de vida para otros en acciones concretas como las obras de misericordia y cualquier oportunidad que el Señor me dé para servirle.

Acerca de Ramón Pané

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