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Evangelio del día – Lectio Divina Lucas 6, 20-26

Lectio Divina por Rodrigo Manuel Barreto de Paraguay

0- Invocación al Espíritu Santo:

Espíritu de Amor, te ruego me llenes del don de Sabiduría, para que saboree cada día más con qué infinito Amor soy amado, y así aumente mi caridad a Dios y al prójimo; actuando siempre movido por ella.
Amen

Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,20-26):

En aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo: «Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios. Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados. Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis. Dichosos vosotros, cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas. Pero, ¡ay de vosotros, los ricos!, porque ya tenéis vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis saciados!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que ahora reís!, porque haréis duelo y lloraréis. ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas.»

Palabra del Señor 🙏🏻

1- ¿Qué dice el texto?

Hoy Jesús nos trae un proyecto de vida completo a través del decálogo de las bienaventuranzas y nos enseña a no victimizarnos que lo importante no es lo que el mundo nos pueda ofrecer y lo que debemos buscar es el reino de Dios, y no dejarse desanimar por las adversidades de la vida cotidiana.

Cada bienaventuranza comienza con («Bienaventurados o Felices…»), que es la dicha que es suficiente en sí misma, completa y la primera experiencia de la vida eterna. En su conjunto, describen el espíritu de aquél que vive en la Persona de Cristo. Analicemos cada contorno de esta nueva vida.

2- Meditación: ¿Qué me dice el texto?

Jesús trae la buena noticia a los pobres, a los que sufren, a los que lloran, a los necesitados… Todos ellos son proclamados felices y se les anuncia que su situación cambiará radicalmente y participarán en el gozo pleno del Reino de Dios. No se dice que sean felices porque su comportamiento es mejor que el de otras personas, sino porque reciben la misericordia de Dios, que siempre está al lado de los maltratados y oprimidos. Ellos son los destinatarios de la predilección divina: así lo habían recordado a menudo los profetas de Israel, y en Jesús este anuncio se hace realidad. Propiamente, las bienaventuranzas son ocho, como indica la inclusión (es decir, la repetición de una misma frase para marcar el inicio y el final de una sección) entre la primera y la octava a propósito del Reino de los cielos. La última bienaventuranza tiene una ampliación que se aplica directamente a los discípulos, invitados a alegrarse cuando sufran persecuciones. Y es que las Bienaventuranzas, que son ante todo un anuncio gozoso, contienen a la vez un programa de vida radical y exigente, modelado sobre el ejemplo de Jesús mismo, que puede conllevar incomprensiones y violencias para quienes lo pongan en práctica.

¿Qué te dice el texto?

3-Oración: ¿Qué le respondo a Dios?

Señor hoy quiero darte gracias porque siempre tenes las palabras sencillas pero claves para recordarme que tu siempre estarás del lado de los que sufren, de los que pasan hambre, de los pobres y oprimidos, gracias por recordarme lo importante que es la oración, una oración que me da sintonía con nuestro padre te pido que nunca se apague en mi la sed de buscar primero el reino de Dios
Me pongo en tus manos y te pido que me guíes por el camino correcto siempre.

¿Qué le dices a Jesús?

4- CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo tu mensaje Señor?

Profundizo e interiorizo en la frase central de este pasaje:

Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será grande en el cielo.

5- ACCIÓN: ¿Cómo llevo a la vida esta Palabra?

Me comprometo a buscar un momento de oración profunda intimidad con Dios el día de hoy.
Me comprometo a buscar siempre primero el reino de Dios
A obrar un pequeño milagro con ese hermano que necesita algo tan simple pero tan maravilloso como una sonrisa o un abrazo.

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