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Evangelio del día – Lectio Divina Mateo 20, 17-28

Lectio Divina por Laura Alejandra Rivera Morales de Argentina

Hola Chic@s como estan??? bendecido día…. les comparto la Lectio Divina de hoy

Invocamos al Espíritu Santo
¡Oh Espíritu Santo! llena de nuevo mi alma con la abundancia de tus dones y frutos. Haz que yo sepa, con el don de Sabiduría, tener este gusto por las cosas de Dios. Ayúdame Señor a poder adentrarme en Tú Palabra para poder comprender lo que hoy nos regalas.
Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles,
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Envía tu Espíritu Creador
y renueva la faz de la tierra.
Oh Dios,
que has iluminado los corazones de tus hijos
con la luz del Espíritu Santo;
haznos dóciles a sus inspiraciones
para gustar siempre el bien
y gozar de su consuelo.

Por Cristo nuestro Señor.

Amén.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (20,17-28):

En aquel tiempo, subiendo Jesús a Jerusalén, tomando aparte a los Doce, les dijo por el camino:
«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, y lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen; y al tercer día resucitará».
Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos y se postró para hacerle una petición.
Él le preguntó:
«¿Qué deseas?».
Ella contestó:
«Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda».
Pero Jesús replicó:
«No sabéis lo que pedís. ¿Podéis beber el cáliz que yo he de beber?».
Contestaron:
«Podemos».
Él les dijo:
«Mi cáliz lo beberéis; pero sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre».
Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra los dos hermanos. Y llamándolos, Jesús les dijo:
«Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo.
Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos».

Palabra del Señor

LECTURA ¿Qué dice el texto?
La sección se divide en dos partes una, iniciada con la pregunta de la madre de los Zebedeos (v 20-23), y la otra, con el enfado de los diez discípulos (v24-28). La primera subsección es un dialogo que arranca con una pregunta de Jesús y concluye con su respuesta final. Contiene un sesgo extraño en el v 22 la madre de los Zebedeos había formulado un ruego, pero la respuesta de Jesús no va dirigida a ella sino a sus dos hijos. La segunda subsección consiste sólo en una breve instrucción de Jesús, el enfado de los discípulos no se articula en discurso directo. Esa instrucción comienza con dos frases sobre el dominio de los grandes entre los paganos (v 25-26a) siguen dos frases antitéticas a las anteriores, ordenadas en forma semiquiástica y formuladas paralelamente, acerca de lo diferentes que han de ser las cosas «entre vosotros» (v 26b-27), y una comparación final de estas frases antitéticas con la conducta del HIJO del hombre, (v 28) Jesús tiene, pues, en esta sección la primera palabra y la ultima y, además, la más Importante y extensa, él el personaje determinante de principio a fin.
Los v. 20-28 vienen a ser, en gran medida, una repetición de temas ya conocidos de los lectores, y relevantes para el evangelista. Ya el tema de los doce tronos (19, 28) planteaba la cuestión de una recompensa especial en el cielo, y en 20, 1-16 la respuesta fue negativa. La metáfora del «cáliz» (v. 22s) evoca a los lectores el anuncio de la pasión (v. 17-19). La norma de que los discípulos han de ser «servidores» y «esclavos» (v. 26s) recuerda en el contenido, no en el lenguaje, la introducción al discurso de la comunidad (18, 1-4). Que al final, en el v. 28, siga un dicho sobre el Hijo del hombre, no tiene nada de sorprendente para los lectores, pues ya en el v. 18 se habló del Hijo del hombre. Así pues, estos versículos abordan y ahondan casi exclusivamente temas conocidos.
Lo cual sintoniza con el estilo repetitivo del maestro Mateo. Como los lectores de la sección aportan de su lectura anterior del evangelio mucha pre-comprensión y óptica propia, el evangelista puede limitarse a unas pocas matizaciones en el texto de Mc.20-23 Por qué se acerca a Jesús la madre en lugar de los hijos, es un enigma. La mayoría de los exegetas dicen que Mateo quiso exonerar a los dos apóstoles, Santiago y Juan, de una pregunta imposible. Esto es quizá correcto, pero Mt no hubiera sido muy consecuente en ese caso: desde el v. 22, Jesús contesta a los dos hijos, y cabe presumir que éstos habían lanzado a la madre y estaban detrás de ella como verdaderos tramoyistas. Se comprueba aquí probablemente, una vez más, que el narrador Mateo tenía escaso interés por la coherencia exterior ¿Hay otras explicaciones? También en 27,56 es mencionada la madre de los Zebedeos, Mateo la identificará allí con Salomé (Mc 15,40), o la mencionará en sustitución de ésta Si combinamos los dos pasajes, éstos indican que Mateo consideró a la mujer del Zebedeo como seguidora de Jesús en el viaje a Jerusalén. Mateo no la deja en mal lugar ella rinde homenaje a Jesús con reverencias y permanece callada al principio, esto la favorece frente a la petición de los dos hijos, formulada con descaro en Marcos, de algo que Jesús tiene que cumplir categóricamente Jesús la anima primero a que hable su petición de los puestos honoríficos para los dos hijos en el reino celestial de Jesús.
No es incomprensible, pues ellos forman parte del grupo más íntimo de discípulos (17, 1, cf 26, 37) El puesto a la derecha es el mejor, el puesto a la izquierda se suele considerar como menos honroso , pero eso no tiene la menor relevancia en este pasaje su petición es a la vez, para los lectores, un ejemplo de la errónea aspiración de los discípulos a la grandeza terrena (cf 18, ls), ellos saben por 19,30-20, 16 que, según Jesús, no hay privilegios en el reino de los Cielos. Jesús deniega la petición, él no puede cumplirla Al principio no dice por qué, sino que contesta con una réplica sorprendente que trata de algo completamente distinto. “Son capaces de beber el cáliz que yo beberé?”. Al igual que después de la transfiguración (cf. 17, 9-13). Jesus conduce aquí a los Zebedeos directamente, a la hondura de la vida: lo suyo es el sufrimiento, la muerte, lo que les amenaza y ellos habrán de soportar. “Cáliz” es una metáfora que designa generalmente, desde los profetas, el juicio de Dios, pero no queda en ese significado y se puede referir también al «destino» que toca a una persona o, muy especialmente, a la muerte. Después de 20, 18s, los lectores entendieron, casi seguro, el cáliz en este último sentido. Los dos Zebedeos afirmaron, pues, con atrevimiento y valor que eran muy capaces de padecer el martirio con Jesús. Los lectores reaccionarían quizá con escepticismo a esta aseveración categórica; conocen la historia de la pasión y saben que los discípulos huyeron entonces; conocen también la negación de Pedro y sus anteriores palabras en Marcos (Mc 14,29-31), además, probablemente no saben nada de un martirio posterior de Juan18. Pero la disposición verbal al martirio no ayuda a los hijos del Zebedeo, pues no es asunto de Jesús conceder puestos de honor a aquellos para los que DIOS mismo los preparó y sólo él puede otorgarlos. No hay intercesiones que valgan delante de DIOS. (Luz, Ulrich- El evangelio según San Mateo- Tomo III)

MEDITACION ¿Qué me/nos dice el texto?
Es propio de nuestra naturaleza estar buscando privilegios y reconocimientos. Pasa en todos los ámbitos de nuestra vida, en las familias, con nuestros conocidos, amigos, en nuestro trabajo, en la misma iglesia, etc. Hasta entre los apóstoles se dan estas disputas, en las que incluso participan sus familiares, porque como vemos en este caso es la madre de los hijos de Zebedeo que aboga por sus hijos, pero con el consentimiento y anuencia de ellos.
Pero Dios siempre sabe como ponernos en camino… “Igual que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos”.
Pensemos cuantas veces hemos hecho peticiones a Dios que luego a la luz de la Palabra descubrimos que no eran necesarias…
¿Cuántas veces no hemos sido servidores, sino que hemos querido ser servidos?
Mi forma de vivir en comunidad, ¿concuerda con este consejo de Jesús?

ORACION ¿Qué le decimos a Dios?
Padre Santo, ayúdanos a comprender que no podemos seguir haciendo lo mismo; tu Palabra nos guía y enseña que ya nada es lo mismo. Ayúdanos a comprender que solo se trata de SERVIR y que en ese servicio encontraremos la verdadera felicidad… Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor…Amén.

CONTEMPLACION ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?
El resumen de la vida de Jesús. Jesús define su misión y su vida: “¡No he venido para ser servido, sino para servir!”

ACCION ¿A que me comprometo con Dios?
La Palabra siempre nos invita o nos muestra cómo debemos actuar es momento de que pensemos una acción concreta para poder hacer viva y real en nuestras vidas la Palabra.

 

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