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Lectio Divina
Lunes 29 de Diciembre del 2025
Lunes V Día de la Octava de Navidad
Rodrigo Barreto – Paraguay ✍🏻🇵🇾
Invocamos al Espíritu Santo
Ven, Espíritu Santo,
llena los corazones de tus fieles,
y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Manda tu Espíritu creador
y renueva la faz de la tierra.
Por Cristo nuestro Señor.
Amén.
Evangelio según San Lucas 2, 22-35
María y José llevaron al niño Jesús al Templo de Jerusalén para presentarlo al Señor, cumpliendo lo que manda la Ley. Allí estaba Simeón, un hombre bueno y lleno del Espíritu Santo, que esperaba ver al Mesías antes de morir. Cuando lo tuvo en brazos, alabó a Dios diciendo que sus ojos ya vieron la salvación, luz para todos los pueblos y gloria de Israel.
Después bendijo a María y le anunció que ese niño sería signo de contradicción: muchos lo aceptarían, otros lo rechazarían, y una espada atravesaría su alma.
Lectura – ¿Qué dice el texto?
El texto nos muestra la obediencia sencilla de María y José, que cumplen con la Ley. Simeón, hombre de fe, reconoce en el niño la salvación que Dios prometió. Sus palabras revelan que Jesús es luz para todos, pero también que su misión traerá dolor y división.
Es un pasaje que habla de esperanza, pero también de cruz.
Meditación – ¿Qué nos dice Dios en el texto?
* ¿Estoy viviendo mi fe con la misma sencillez y obediencia que María y José?
* ¿Tengo la paciencia de Simeón para esperar las promesas de Dios sin desesperarme?
* ¿Acepto que seguir a Jesús implica momentos de dolor, pero que en Él está la salvación?
Dios nos invita a confiar en que su plan se cumple, aunque a veces duela. La fe es luz y consuelo, pero también exige entrega.
Oración – ¿Qué le decimos a Dios?
Señor Jesús,
gracias porque en tu pequeñez te muestras como la salvación para todos.
Dame la humildad de María y José,
la esperanza de Simeón,
y la fuerza para aceptar las contradicciones de la fe.
Cuando me toque pasar por momentos difíciles,
no me sueltes de tu mano.
Que nunca me falte tu luz,
y que mi vida sea testimonio de tu presencia.
Amén.
Contemplación – ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?
imagina a Simeón abrazando al niño Jesús con alegría y paz.
Sentí esa certeza de que Dios cumple lo que promete.
Mira también a María, escuchando la profecía de la espada que atravesará su corazón.
Deja que esa escena te hable: la fe es regalo, pero también compromiso.
Quédate en silencio, como Simeón, sosteniendo a Jesús en tu corazón.
Acción – ¿A qué me comprometo con Dios?
Hoy me comprometo a ser paciente y confiado, esperando en Dios sin apurarme.
Quiero ser luz para alguien que esté pasando por un momento oscuro, acompañando con sencillez y cariño.
