Evangelio del día – Lectio Divina Mateo 13, 1-9

Lectio Divina por Laura Rivera de Argentina

0.- Invocación

Espíritu Santo, en este momento me pongo en disposición para leer y meditar tu palabra, te pido que abras mi mente y mi corazón, para que siembres en mi vida, verdadera vida. Señor, sabes cuanto necesito que tu palabra que me guie en mi vida, deseo ardientemente que la semilla de tu palabra, produzca frutos abundantes en mí, para ser un buen discípulo, y así poder llevar, y darla a conocer a mis demás hermanos.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo (13, 1-9):

“Aquel día, Jesús salió de la casa y se sentó a orillas del mar. Una gran multitud se reunió junto a él, de manera que debió subir a una barca y sentarse en ella, mientras la multitud permanecía en la costa. Entonces él les habló extensamente por medio de parábolas. Les decía: «El sembrador salió a sembrar. Al esparcir las semillas, algunas cayeron al borde del camino y los pájaros las comieron. Otras cayeron en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra, y brotaron en seguida, porque la tierra era poco profunda; pero cuando salió el sol, se quemaron y, por falta de raíz, se secaron. Otras cayeron entre espinas, y estas, al crecer, las ahogaron. Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta. ¡El que tenga oídos, que oiga!».»

Palabra del Señor

1.- Lectura: ¿Qué dice el texto?

El evangelio de Mateo presenta cinco discursos de Jesús, seguido de partes narrativas, en las que se describe cómo Jesús practicaba lo que había enseñado en los discursos.

a) Capitulo 5 a 7 Sermon de la Montaña: la puerta de entrada en el Reino. Narrativa Mt 8 e 9
b) Capitulo 10 Sermón de la Misión: cómo anunciar e irradiar el Reino. Narrativa Mt 11 e 12
c)Capitulo 13 Sermón de las Parábolas: el misterio del Reino presente en la vida. Narrativa Mt 14 a 17
d)Capitulo 18 Sermón de la Comunidad: la nueva manera de convivir en el Reino. Narrativa 19 a 23
e) Capitulo 24 al 25 Sermón de la venida futura del Reino: la utopía que sustenta la esperanza.

El texto que hoy vamos a meditar está dentro del sermón de las Parábolas: el misterio del Reino presente en la vida. Generalmente, cuando terminaba de contar una parábola, no explicaba, sino que acostumbraba decir: “¡Quien tenga oídos para oír que oiga!”. Esta es una parábola de las pocas que luego Jesús explica a sus discípulos. Las parábolas hablan de las cosas de la vida: semilla, lámpara, grano de mostaza, sal, etc. Son cosas que existen en la vida de todos, de la gente de aquel tiempo como de la de hoy.

La Palabra de Dios es dada a mucha gente. Sin embargo, los resultados serán diferentes mientras sea distinta la calidad del corazón de los que escuchan Su Palabra.

Unos la van a rechazar, otros a aceptar hasta la primera aflicción, otros la recibirán pero eventualmente no la tendrán como prioridad y pondrán otras cosas primero (afanes, riquezas, otros deseos), y finalmente, otros la mantendrán en un corazón bueno y recto llevando fruto.

2.- Meditación: ¿Qué me dice el texto?

Jesús Cristo se pone a la orilla del lago de nuestra vida y quiere entrar con su barca, no como extraño, sino como amigo. Él quiere que nos demos cuenta de las dos únicas fuentes de vida: su Palabra en el Evangelio y su cuerpo en la Eucaristía. Todo el evangelio se centra en nuestro primero alimento vital, que es ésta semilla. El sembrador es el protagonista de la escena y no nuestro pobre terreno, con sus espinas y piedras, porque si miramos bien, no podemos trabajar la tierra sin la ayuda de Dios.

La semilla es la Palabra, y el sembrador es Dios. La semilla cae en distintos tipos de suelo; pero la mayoría cae en buena tierra, y sus frutos superan los frutos de las semillas que cayeron en terrenos más difíciles.

La Palabra de Dios ha sido esparcida en mi vida, a veces florece, otras veces parece que muere. Pienso dónde está mi fortaleza, y considero cómo puedo dar testimonio de la bondad de Dios desde este lugar, tal como Jesús escogió el mejor lugar desde donde hacer oír su voz. ¿tengo un corazón abierto frente a Jesús y a sus enseñanzas? ¿Tengo el deseo de permitir que su Palabra se abra paso a mi corazón cerrado?

A veces somos camino; otras veces piedra; otras veces, espinos; otras veces, tierra buena. Yo ¿qué soy? O ¿cómo estoy en este momento?

3.- Oración: ¿Qué le respondo al Señor?

Señor, hazme dócil a tu Palabra; que pueda escucharte con atención y amor. Dame la «tierra buena», de la que tú hablas en el Evangelio, Señor. Que no hago oídos sordos a tu voz y que pueda compartir esa “semilla” que tú nos das.

4.- Contemplación: ¿Cómo interiorizo el mensaje?

Otras cayeron en tierra buena y dieron fruto: unas cien, otras sesenta, otras treinta.

5.- Acción: ¿A qué me comprometo?

La Palabra de Dios nos invita a ser un discípulo de oídos abiertos y con actitud de tierra buena que escuchan la palabra del Maestro y la ponen en práctica. Es necesario que pidamos a Jesús nos deje ser transformados con su Palabra.

Acerca de Laura Alejandra Rivera Morales

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