Evangelio del día – Lectio Divina Mateo 5, 1-12a

Lectio Divina
Por Ana Lorena Peña de República Dominicana✍🏻

Invocamos al Espíritu Santo
Espíritu Santo de Dios, ven y llénanos de ti y has que estemos dispuestos de corazón y mente para escuchar el mensaje de Dios y ponerlo en acción en nuestra vida.
Amén.

Lectura del Santo Evangelio según san Mateo 5, 1-12 📖
Al ver a la multitud, Jesús subió a la montaña, se sentó, y sus discípulos se acercaron a él.  Entonces tomó la palabra y comenzó a enseñarles, diciendo: “Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices los pacientes, porque recibirán la tierra en herencia. Felices los afligidos, porque serán consolados. Felices los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados. Felices los misericordiosos, porque obtendrán misericordia. Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios. Felices los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios. Felices los que son perseguidos por practicar la justicia, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Felices ustedes, cuando sean insultados y perseguidos, y cuando se los calumnie en toda forma a causa de mí. Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo; de la misma manera persiguieron a los profetas que los precedieron.”
Palabra del Señor.

Lectura: ¿Qué dice el texto?
Felices los que tienen el corazón puro, porque verán a Dios.
Alégrense y regocíjense entonces, porque ustedes tendrán una gran recompensa en el cielo.

Meditación: ¿Qué nos dice Dios en el texto?
Cada una de las Bienaventuranzas va dirigida a una actitud específica. El Señor me habla a mí como persona que estoy desarrollando esa cualidad mencionada gracias a la obra del Espíritu Santo en mi vida.

Y es precisamente de eso de lo que se trata: de desarrollar el carácter que Dios desea ver en nosotros sus hijos.

Se nos promete que recibiremos la bendición correspondiente. No importa cuán difícil sea su situación en el presente podemos confiar y estar seguros de que recibiremos nuestra recompensa.
¡Hagámosla nuestra y abracemos esa verdad!

Oración
Señor, tú conoces mi corazón, gracias porque siempre estás dándome el aliento que necesito para seguir tus pasos. Quiero encontrar esta felicidad que tú me has prometido, sé que el camino no es fácil, y tú eres la expresión más clara de lo que esto significa, y nos lo has dicho, estaré alegre, sufriré, me sentiré solo, pero sé que tú estás conmigo desde el inicio hasta el final.
Amen.

Contemplación.
“Felices los que tienen un corazón puro”.

Interioricemos esta frase.

Acción
Me comprometo a revisar mis actitudes ante la vida, a aferrarme a la idea de actuar conforme a la voluntad de Dios, y confiar en que tendré mi recompensa en el cielo y no buscar méritos en la tierra.

Acerca de Ramón Pané

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