Evangelio del día – Lectio Divina San Lucas 4, 38-44

Lectio Divina
Miércoles, 6 de Septiembre de 2023
XXII Semana Tiempo Ordinario
José Eduardo Ramírez-Esquipulas, Guatemala ✍🏻🇬🇹

Invocación al Espíritu Santo

Espíritu Santo,
ven a nuestras vidas,
ilumina nuestras mentes y
concédenos el don del discernimiento,
para que tu Palabra, que es viva y eficaz,
dé fruto en nosotros y a través de nosotros.
Que junto al Padre y al Hijo, vivamos en comunión y
hagamos la misión que nos has encomendado
de anunciar el Evangelio
a todos nuestros hermanos.
Amén.

1. Lectura. ¿Qué dice el texto?  Lucas 4, 38-44

En aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en casa de Simón. La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le pidieron que hiciera algo por ella. Él, de pie a su lado, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose en seguida, se puso a servirles.
Al ponerse el sol, los que tenían enfermos con el mal que fuera se los llevaban; y él, poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando. De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios.» Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías. Al hacerse de día, salió a un lugar solitario. La gente lo andaba buscando; dieron con él e intentaban retenerlo para que no se les fuese. Pero él les dijo: «También a los otros pueblos tengo que anunciarles el reino de Dios, para eso me han enviado.» Y predicaba en las sinagogas de Judea.

1.1 Releamos el texto

Estamos en el mes de la Sagrada Escritura, y los textos de esta semana nos dan una síntesis del plan pastoral de Jesús, ese plan que lo evaluará en el capítulo 24 con los discípulos de Emaús. Después de dar a conocer, en la Sinagoga de Nazaret, que en Él se cumplen las escrituras y el aparente fracaso ante su pueblo, vemos cómo hace realidad, esa profecía que acabamos de escuchar. El Evangelista nos hace un recorrido por los movimientos de Jesús, su participación en la comunidad, su encuentro con la Palabra, luego la intimidad de la familia -en la casa de Pedro- y luego nuevamente con la comunidad, donde la Palabra anunciada en la Sinagoga llega a todas las personas, especialmente las excluidas, donde se personifica su nombre YHVH, presencia, un Dios que es y que está en medio de su pueblo para anunciar el Evangelio a los pobres, los que no les era permitido entrar en la sinagoga, anunciar la libertad a los cautivos y oprimidos por la discriminación de quienes ostentaban el poder, pero ante todo, que tenía contacto con ellos.
La Palabra no está encerrada en 4 paredes, sino que sale, primero al pueblo escogido, y luego a todos los pueblos.

2. Meditación. ¿Qué me/nos dice el texto?

En el marco del mes de la Biblia, el Señor nos muestra, que antes de lanzarnos a la misión, debemos ser asiduos oyentes de la Palabra de Dios: “salió a un lugar solitario”, a escuchar la voz del Padre. Se integraba a la comunidad, se acercaba a las familias y salía de las paredes del templo para encontrarse con los marginados y pobres. Por eso nos preguntamos:
¿Mi labor pastoral se enmarca en la obediencia al Evangelio?
¿Siento la necesidad de anunciar el Reino de Dios a mis hermanos, principalmente a los que no se acercan al templo?
¿Acerco el Reino de Dios a los pobres y excluidos? ¿Tengo contacto con las familias, con los marginados?

3. Oración. ¿Qué me/nos hace decirle al Señor el texto?

Hagamos nuestra la oración de San Francisco de Asís:
Hazme un instrumento de tu paz
Donde haya odio lleve yo tu amor
Donde haya injuria tu perdón Señor
Donde haya duda fe en ti
Maestro ayúdame a nunca buscar
Querer ser consolado sino consolar
Querer ser entendido sino entender
Ser amado como yo amar
Hazme un instrumento de tu paz
Es perdonando que nos das perdón
Es dando a todos lo que tú nos das
Muriendo es que volvemos a nacer
Maestro ayúdame a nunca buscar
Querer ser consolado sino consolar
Querer ser entendido sino entender
Ser amado como yo amar
Hazme un instrumento de tu paz.

4. Contemplación.¿Qué transformación hace la Palabra de Dios en mi/nuestra vida?

El Señor nos invita a verlo de frente, a verlo en los rostros sufrientes de quienes, por nuestra antipatía, se han alejado de la Iglesia o no piensan que no son bienvenidos, olvidando que, como dice el Papa Francisco, en la Iglesia hay lugar para todos.
Dice el texto: “poniendo las manos sobre cada uno, los iba curando”, digamos nosotros:
“Señor, que no sea indiferente a mi hermano que necesita de mí”.

5. Acción. ¿A qué me invita la Palabra de Dios?

“Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo y no vuelven a él sin haber empapado la tierra, sin haberla fecundado y hecho germinar, para que dé la semilla al sembrador y el pan al que come, así sucede con la palabra que sale de mi boca: ella no vuelve a mí estéril, sino que realiza todo lo que yo quiero y cumple la misión que yo le encomendé.” (Is 55,10-11)
• Salgamos de nuestra comodidad y veamos cuáles son los rostros de Cristo en nuestra comunidad. Escuchémoslos, acerquemos a ellos el Reino de Dios.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
Como era en un principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

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