Lectio Divina del día – Whatsapp Lucas 19, 1-10

Lectio Divina por Jacky Agéna de Haití

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Ven, ven, ven
Espíritu Santo

Estoy aquí,
Desesperado por ti,
Con un corazón sediento
Que espera beber de ti.

Queremos de ti, llénanos de ti,
Espíritu Santo,
Derrama tu gloria
Esperamos por ti.

1-LECTURA-¿Qué dice el texto?

Texto del Evangelio (Lc 19,1-10): En aquel tiempo, habiendo entrado Jesús en Jericó, atravesaba la ciudad. Había un hombre llamado Zaqueo, que era jefe de publicanos, y rico. Trataba de ver quién era Jesús, pero no podía a causa de la gente, porque era de pequeña estatura. Se adelantó corriendo y se subió a un sicómoro para verle, pues iba a pasar por allí. Y cuando Jesús llegó a aquel sitio, alzando la vista, le dijo: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa». Se apresuró a bajar y le recibió con alegría.

Al verlo, todos murmuraban diciendo: «Ha ido a hospedarse a casa de un hombre pecador». Zaqueo, puesto en pie, dijo al Señor: «Daré, Señor, la mitad de mis bienes a los pobres; y si en algo defraudé a alguien, le devolveré el cuádruplo». Jesús le dijo: «Hoy ha llegado la salvación a esta casa, porque también éste es hijo de Abraham, pues el Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido».

2-MEDITACIÓN-¿Qué dice o nos dice Dios en el texto?

En Jericó se dio un encuentro extraordinario: el de Zaqueo y Jesús. Pareciera que ambos se buscaban. Pareciera que ambos quisieran conocerse.

Zaqueo, como dice el Evangelista Lucas (Lc19:2), era un hombre rico. Zaqueo, el jefe de publicanos era verdaderamente rico mateterialmente pues manejaba mucho dinero. Sin embargo, moralmente, éticamente, era pobre. Era un pobre espiritual. En un salto de curiosidad, él procura ver a Jesús que atravesaba la ciudad de Jericó. A lo mejor, no sabía la incidencia o el efecto que ese encuentro casual pudiera tener en su vida que quedaría cambiada radicalmente.

De hecho, a Zaqueo le hacía falta convertirse, ya sea deshacerse de sus malas prácticas en perjuicio de la gente. Felizmente él tenía necesidad de ver al Señor, lo que permitió que se encontró con él, el único Salvador que tiene poder de transformar su ser, su modus essendi (=su modo de ser) y por tanto su modus vivendi (= modo de vivir).

Zaqueo, estando en el sicómoro, se dejó mirar y transformar por Jesús quien le dijo amorosamente: «Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa» (Lc 19:5). Se apresuró a bajar y recibió a Jesús con alegría.

La altura es de Dios, por lo que no podemos subir hacia él sino bajar, pues él mismo Dios ha bajado hacia nosotros.

Hoy, hermanos y hermanas, podemos preguntarnos:

¿Cuál es mi actitud ante el llamado de Dios cuando estos en los afanes cotidianos?

¿Tengo yo necesidad de encontrarme con el Señor y recibirle en mi casa?

¿Cuáles obstáculos me impiden ver al Señor?

Voy frecuentemente a la misa y participo activamente en los sacramentos:¿ qué me motiva a ir al encuentro del Señor a través de los medios que dispone la Iglesia:  una mera curiosidad o un deseo profundo de conversión?  ¿Sé realmente quien es Jesús?

Hermanos y hermanas: cuando salimos al encuentro del Señor, él mismo viene a nuestro encuentro, y viene para quedarse en nuestra casa, en nuestro corazón, en nuestra vida. Ahí empieza un cambio profundo en nuestra vida,  un cambio en nuestros sentimientos y en nuestras malas prácticas, aprendemos a pensar y actuar con justicia,  pues el Señor viene a BUSCAR y SALVAR lo que estaba perdido.

3-ORACIÓN- ¿Qué le digo o le decimos a Dios?

Señor, como lo hiciste por Zaqueo el jefe de publicanos, dame la gracia y la humildad de buscarte, encontrarte y recibirte en mi casa, ya sea en mi corazón, para así llenarme de ti y ser una persona verdaderamente rica espirtual y moralmente, siendo transformado y renovado en tu gracia por el poder de tu Santo Espíritu.

4-CONTEMPLACIÓN-¿Cómo interiorizo o interiorizamos el mensaje de Dios?

Interioricemos el mensaje del Evangelio de hoy con esta frase-síntesis, suponiendo que Jesús se dirige no sólo al jefe de publicanos sino también a nosotros mismos:

«Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa» (Lc 19:5).

Repetimos:

«Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa» (Lc 19:5).

«Zaqueo, baja pronto; porque conviene que hoy me quede yo en tu casa» (Lc 19:5).

5-ACCIÓN-¿A qué me comprometo?

Si hemos encontrado con Jesús, mirado y transformado por él, tenemos que pensar de manera diferente y ser testigo de su Amor, ya sea debemos tratar al prójimo con justicia, no podemos seguir explotándolo, tenemos que devolverle lo suyo, pués la veradera conversión requiere reparar el reconocimiento y la reparación del daño causado.

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