Lectio Divina del día – WhatsApp Lucas, 24, 35- 48

Lectio Divina por Héctor David Martínez de Honduras

Invocamos al Espíritu Santo

Espíritu Santo ven a nuestro corazón e inunda nuestra vida de alegría en este momentos donde nos disponemos de corazón y mente para escuchar el mensaje de Dios y ponerlo en acción en nuestra vida.

Amén

Lectura Lucas: 24, 35- 48

Entonces ellos dos les contaron lo que les había pasado en el camino, y cómo reconocieron a Jesús cuando partió el pan.

Jesús se aparece a los discípulos

 Estaban todavía hablando de estas cosas, cuando Jesús se puso en medio de ellos y los saludó diciendo:

—Paz a ustedes.

Ellos se asustaron mucho, pensando que estaban viendo un espíritu. 
 Pero Jesús les dijo:

—¿Por qué están asustados? ¿Por qué tienen esas dudas en su corazón? 

Miren mis manos y mis pies. Soy yo mismo. Tóquenme y vean: un espíritu no tiene carne ni huesos, como ustedes ven que tengo yo.

Al decirles esto, les enseñó las manos y los pies. Pero como ellos no acababan de creerlo, a causa de la alegría y el asombro que sentían, Jesús les preguntó:

—¿Tienen aquí algo que comer?

 Le dieron un pedazo de pescado asado, y él lo aceptó y lo comió en su presencia.  
Luego les dijo:

—Lo que me ha pasado es aquello que les anuncié cuando estaba todavía con ustedes: que había de cumplirse todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés, en los libros de los profetas y en los salmos.
 Entonces hizo que entendieran las Escrituras,  y les dijo:
—Está escrito que el Mesías tenía que morir, y resucitar al tercer día, y que en su nombre se anunciará a todas las naciones que se vuelvan a Dios, para que él les perdone sus pecados. Comenzando desde Jerusalén,  ustedes deben dar testimonio de estas cosas.

Qué dice el texto Meditación-Reflexión

Jesús Resucitado se puso en medio de ellos. Él es el vencedor de la muerte, El Viviente, el Cristo, el Señor. Y esto tiene unas consecuencias para todos los cristianos. Él es el Señor de mi vida y a él le entregó las riendas de mi existencia. Y así lo entendieron los primeros mártires de los tres primeros siglos. En Roma se les obligaba a reconocer a los Emperadores como dioses a quienes tenían que ofrecer incienso y sacrificios. Y ellos se negaron porque sólo reconocían como Señor al que había muerto en la Cruz.
Cristo se puso en medio. Es su puesto, en su sitio. Y si Cristo no está en el centro no está en ninguna parte. Cristo no es un simple paralelo en nuestra vida sino un meridiano que atraviesa todos los paralelos de nuestra existencia. Este cambio esencial no lo podemos hacer nosotros por nuestra cuenta. Por eso necesitamos que Cristo Resucitado nos «abra la inteligencia» como se les abrió a sus primeros discípulos. De este modo ejercerá su soberano señorío sobre los cristianos de todos los tiempos.

Oración

Gracias, Señor, por las luces que me has dado en esta oración. He descubierto la fuerza de la Resurrección en tu Palabra y en mi vida.  Yo no soy seguidor de un Cristo muerto sino de un Cristo vivo, presente y operante dentro de mi corazón. Quiero que resucites dentro de mí lo que ha muerto o está a punto de fenecer. Dame alegría, ilusión, esperanza, ganas de vivir y de trasmitir esta vida a los demás.

Contemplación ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?

“La paz esté con ustedes”
(Repetimos)

“La paz esté con ustedes”
“La paz esté con ustedes”

Acción ¿A que me comprometo con Dios?

.Reflexionar sobre la paz en mi persona, y ponerla en el punto de equilibrio que el Señor nos la da.

.Llevar paz a todo aquel que esté cerca de nosotros

.Poner en acción la Palabra de Dios tal cual nos la ha dado.

.Entrar en oración que nazca desde lo más profundo de nuestro amor para el Señor.

Propósito :
 En todo lo que haga en este día, observaré dónde Jesús no es el centro.

Acerca de Héctor David Martínez Martínez

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