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Lectio Divina Dominical XIII del Tiempo Ordinario Ciclo C

«Seguirte a donde sea que vayas»

Hno. Ricardo Grzona, frp
Dr. Emilio G. Chávez

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PRIMERA LECTURA: 1 Reyes 19, 16-21
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 16(15),1-2.5.7-8.9-10.11
SEGUNDA LECTURA: Gálatas 5, 1.13-18

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad
para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

Amén

TEXTO BÍBLICO: Lucas 9, 51-62

51 Sucedió que se acercaba el día de la ascensión de Jesús, entonces Él decidió con determinación ir a Jerusalén. 52 Envió algunos mensajeros delante de Él, quienes fueron y entraron en un pueblo de la región de Samaria para prepararle un lugar; 53 pero los samaritanos allí no querían recibirlo porque vieron que Él iba a Jerusalén. 54 Cuando vieron esto, sus discípulos Jacobo y Juan le dijeron: “¿Quieres que enviemos fuego desde el cielo para que los destruya?

55 Pero Jesús, volviéndose hacia ellos, los reprendió, 56 y se fueron a otra aldea.

57 Cuando ellos iban por el camino, un hombre le dijo a Jesús:

“Estoy listo para seguirte a donde sea que vayas”.

58 Entonces Jesús le dijo:

“Los zorros tienen sus cuevas, y los pájaros del cielo tienen nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde descansar la cabeza”.

59 Luego dijo a otro: “Sígueme”.

Pero él le respondió: “Señor, primero déjame ir a enterrar a mi padre”.

60 Jesús le dijo: “Deja que los muertos entierren a sus muertos, pero tú ve y anuncia el Reino de Dios”.

61 Otra persona también le dijo: “Te seguiré, Señor, pero primero déjame ir para despedirme de mi familia”.

62 Pero Jesús le respondió: “Quien comienza a arar la tierra y sigue mirando hacia atrás no sirve al Reino de Dios”.

TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estudio Bíblico.

1 R 19:16b, 19-21

En la primera Lectura, Elías, que se ‘había quemado’ (agotado psíquicamente por sus luchas; se puede ver el artículo http://alturl.com/vmqev), y a quien YHWH le había mandado que regresara del Horeb hacia el camino de Damasco a ungir al rey de Aram y poner a Eliseo como su sucesor, ahora llama a Eliseo y le pone su manto encima como signo de posesión (algo parecido se hacía para el matrimonio, ver Rut 3:9). Para los que generalizan diciendo que era mal visto el celibato en Israel, aquí tenemos otro ejemplo de uno que deja su casa y trabajo quemando todo lo que tiene para seguir a su maestro, un gran solitario (ver 2 Reyes 2:12). Pero Elías le da permiso para primero despedirse de sus padres.

Lc 9:51-62

En el Evangelio se señala el comienzo del camino de Jesús hacia Jerusalén, es decir, hacia su Pasión, para lo que “pone firme su cara.” Esto nos recuerda al Siervo sufriente de Isaías 50:7, que pone la cara como el pedernal. Pero veamos las resonancias con Elías. De hecho, Elías era el modelo de los profetas, junto con Moisés que representa la Torá o Ley. La semana pasada vimos que a Jesús se le veía como un nuevo Elías. En su primer discurso en Lucas 4:24-27, Jesús habla de sí mismo como profeta rechazado y menciona a dos grandes profetas, Elías y Eliseo, como analogías. Aquí en Lucas 9:51, hay otro vínculo con Elías: tanto de Jesús como de Elías (2 Reyes 2:9; Sirásida 48:9) se habla de una “asunción,” del verbo griego analambano, “llevar para arriba, ‘asumir’ (ver la traducción de las Vulgatas); esto se repite para Jesús en Hechos 1:11, 21; 1Timoteo 3:16. Jesús, como Elías, será retenido en el cielo hasta la restauración (en griego, apokatástasis) universal, Hechos 3:20-21, lo que se dice de Elías al final de Malaquías en los LXX (ver también Mateo 17:11; Marcos 9:12). Así que Jesús es realmente ese profeta final, el “profeta escatológico” que se esperaba, predicho por Moisés en Deuteronomio 18:15 (lo que se declara cumplido en Hechos 3:22-23).

A diferencia de Elías, Jesús, venido al final de los tiempos, exige una respuesta urgente. El que quiera seguirlo a él no podrá ni siquiera enterrar –no digamos despedirse– de su padre, ni mirar para atrás después de poner la mano al arado, en una posible alusión a Eliseo. Notemos también que en Lucas 9:54, algunos manuscritos añaden “como también hizo Elías,” es decir, que bajase fuego para consumir a los inhóspitos samaritanos. Aquí también tendríamos otra diferencia entre lo antiguo y lo nuevo, como también había entre Juan el Bautista en su papel de Elías y Jesús.  

Reconstruyamos el texto:

  1. ¿A dónde emprendió el viaje Jesús?
  2. Los discípulos de Jesús llegaron con unas personas, ¿Quiénes eran y que les dijeron?
  3. ¿Qué le dijeron Juan y Santiago al Señor?
  4. ¿Qué le contestó Jesús a uno de los discípulos cuando este le dijo: “te seguiré a donde vayas”?
  5. Otros dos discípulos le preguntaron a Jesús, ¿Qué le preguntaron? Y ¿Qué les contesto Jesús?
  6. ¿Qué le paso a Elías? y ¿A dónde lo mando YHWH y para qué?
  7. ¿Qué nos recuerda el camino de Jesús a Jerusalén?
  8. ¿Cuáles con las resonancias con Elias?

2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:

  1. ¿Cuántas veces quisiéramos que un rayo partiera a los que no piensan cristianamente? Así pensaron los discípulos… ¿no nos pasará a nosotros…?
  2. ¿Cuántas veces deseamos seguir al Señor y por motivos externos y excusas que nos ponemos… pues, ya no lo seguimos como hubiéramos querido?
  3. ¿Cuáles son las excusas que le ponemos hoy al Señor para no cumplir sus planes? Este del evangelio pidió permiso hasta que murieran sus padres, es decir quiso cuidarlos (algo muy importante), pero Jesús le respondió que quien está mirando hacia atrás no es digno de seguirlo.
  4. ¿Eres tú el que mira para atrás antes de iniciar un proyecto de seguimiento al Señor?
  5. Proponte firmemente revisar estas y otras actitudes que pueden alejarte de un verdadero discipulado.

3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Señor, gracias por hablarme
Gracias porque Tú siempre me hablas, y a veces entiendo que soy yo el que no quiere responderte.
Me siento como aquel que queriendo seguirte, también busca excusas mundanas.
Te pido Seño que inundes mi vida, que llenes mi corazón para que pueda estar completamente convencido de tu amor y tu misericordia y que lo más importante en mi vida es seguirte a ti.

Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Hoy damos gracias por su resurrección y porque nos llena de alegría.  Añadimos nuestras intenciones de oración.

Amén

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Como interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo  del  Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.

«Seguirte a donde sea que vayas»
(Versículo 57)

Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.

5.- ACCIÓN: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

Si estoy solo o en grupo:
Nos comprometemos a hacer una renuncia que nos cueste, para poder seguir al Señor. Puede ser renunciar a un tiempo de descanso para ayudar a una persona necesitada, renunciar a algo que puede ser bonito y placentero para ir a una misión a anunciar al Señor. Dejar cosas y personas que tal vez en algún momento entorpezcan mi seguimiento al Señor y por lo tanto mi dedicación al discipulado y a la misión.

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