Evangelio del día – Lectio Divina Juan 5, 17-30

Lectio Divina por Adrián García de República Dominicana 

Invocación al Espíritu Santo
Ven Espíritu Santo.
Ven Espíritu Santo.
Ven Espíritu Santo a llenarme de tu santa presencia, a avivar mi alma y mi corazón, para junto a ti, poder recibir dentro de mi a Jesucristo, Palabra de Dios hecha carne.
Tú, Espíritu Santo, ayúdame a comprender, meditar y aplicar la Palabra de Dios; y que así como lo haces conmigo, otros puedan llenarse y regocijarse con la Buena Nueva.
Amén

Lectura del Santo Evangelio según san Juan (5, 17-30)

En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos:
«Mi Padre sigue actuando, y yo también actúo».
Por eso los judíos tenían más ganas de matarlo: porque no solo quebrantaba el sábado, sino también llamaba a Dios Padre suyo, haciéndose igual a Dios.
Jesús tomó la palabra y les dijo:
«En verdad, en verdad os digo: el Hijo no puede hacer nada por su cuenta sino lo que viere hacer al Padre. Lo que hace este, eso mismo hace también el Hijo, pues el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que él hace, y le mostrará obras mayores que esta, para vuestro asombro.
Lo mismo que el Padre resucita a los muertos y les da vida, así también el Hijo da vida a los que quiere.
Porque el Padre no juzga a nadie, sino que ha confiado al Hijo todo el juicio, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió.
En verdad, en verdad os digo: quien escucha mi palabra y cree al que me envió posee la vida eterna y no incurre en juicio, sino que ha pasado ya de la muerte a la vida.
En verdad, en verdad os digo: llega la hora, y ya está aquí, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios, y los que hayan oído vivirán.
Porque, igual que el Padre tiene vida en sí mismo, así ha dado también al Hijo tener vida en sí mismo. Y le ha dado potestad de juzgar, porque es el Hijo del hombre.
No os sorprenda esto, porque viene la hora en que los que están en el sepulcro oirán su voz: los que hayan hecho el bien saldrán a una resurrección de vida; los que hayan hecho el mal, a una resurrección de juicio.
Yo no puedo hacer nada por mí mismo; según le oigo, juzgo, y mi juicio es justo, porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envió».
*Palabra del Señor.

Lectura: ¿Qué dice el texto?

En este Evangelio podemos ver como aunque los judíos no querían saber de Jesús, Él no deja de dar el mensaje que tanto necesitan escuchar. Les dice que no es si no a través de Él que van a poder estar al lado de Dios Padre, que Él está aquí para cumplir la tarea que su Padre, nuestro Dios, le ha encomendado. Les deja saber bien claro, que si Dios lo ha enviado a Él, es para que todos le conozcan, le honren, y le crean, para poder entonces, honrar al Padre a través de Él.

Meditación: ¿Qué nos dice Dios en el texto?

Dios nos deja ver en este Evangelio que ha enviado a Jesús, no solo como su hijo a estar entre nosotros, si no, como una extensión suya, un enviado para que lo reconozcamos como parte suya, como si fuera Él mismo. El hecho de Dios enviar a Jesús, le permite entender como nosotros (los judíos en aquella época) lo tratan, pues Dios toma como referencia el trato a Jesús como si fuera a Él mismo. Dios quiere que entendamos que tener a Jesús cerca, es tenerlo a Él, que creerle a Jesús, es creerle a Él, que honrar al Hijo, es honrar al Padre.

Esta lectura nos deja algunas interrogantes:
¿Confío yo en Jesús tanto como en Dios Padre?
¿Comprendo que ir por el camino de Jesús, seguirlo y honrarle, es el camino para ir al Padre?

Oración: ¿Qué le respondo a Dios?
Padre, gracias por darme a entender una vez más que acercándome a Jesús, es como me acerco a ti, que a través de Él tu me escuchas, me ves, y me socorres. Gracias Señor por demostrarme una manera más de acercarme a ti y permitirme conocerte cada vez más.
Hoy te pido, que me ayudes a darme cuenta cuando estoy dejando de lado a tu Hijo, y reconocer que no estoy contigo si no estoy con Él.
Amén

Contemplación: ¿Cómo interiorizo la Palabra de Dios?
Me quedo pensando repetidamente en la frase «El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió».

Acción: ¿A qué me comprometo con Dios?
1. Permitirme acercarme cada vez más a Jesús.
2. Tener mas cerca a Jesús Eucaristía en mi vida.

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