LOADING...

Ir Arriba

Lectio Divina Dominical II de Cuaresma Ciclo A

«Levántense y no tengan miedo»

Hno. Ricardo Grzona, frp

Para descargar gratuitamente los documentos y/o audio o mp3, click en «E-BOOK PDF» y/o «AUDIO MP3» o en Download

[display_podcast]

PRIMERA LECTURA: Génesis 12,1-4a.
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 33(32),4-5.18-19.20.22
SEGUNDA LECTURA: 2 Timoteo 1,8b-10.

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

-Amén-

TEXTO BÍBLICO: Mateo 17, 1-9

1 Seis días después, Jesús fue a una montaña alta, llevando consigo solo a Pedro, Jacobo y a Juan, su hermano.2 Allí, Jesús cambió su apariencia delante de ellos: su rostro era tan brillante como el sol, y su ropa tan blanca como la luz. 3 En ese lugar se les aparecieron Moisés y Elías quienes estaban hablando con Jesús. 4 Entonces Pedro le dijo a Jesús: “¡Qué bueno es estar aquí, Señor! Si quieres, instalaré tres carpas: una para ti, una para Moisés y otra para Elías”.

5 Mientras Pedro hablaba, una nube brillante los cubrió, y una voz salió de ella, que dijo: “Este es mi Hijo amado, en Él me complazco mucho. ¡Escúchenlo!”

6 Cuando los discípulos escucharon esto, tuvieron mucho miedo y pusieron sus caras en el suelo, postrándose. 7 Jesús entonces vino y tocándolos les dijo: “¡Levántense y no tengan miedo!” 8 Cuando alzaron sus ojos, no vieron a nadie más que a Jesús. 9 Luego, mientras bajaban de la montaña, Jesús les dio esta orden: “No le digan a nadie lo que vieron hasta que el Hijo del Hombre resucite”.

TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estudio Bíblico.

La Iglesia nos presenta para este segundo domingo de Cuaresma, el texto de la Transfiguración de Jesús.

Comienza diciendo “seis días después”, esto es cuando Pedro pronuncia su profesión de fe e Jesús, el Cristo, el Mesías, el Salvador. Pero también inmediatamente Jesús les había anunciado la Pasión. Ellos están ahora confundidos, no han entendido el porqué del sufrimiento.

Jesús en persona elige tres de ellos para llevarlos a un monte alto (recordemos que para Mateo, la montaña tiene un especial sentido, porque para el pueblo de Israel, las grandes manifestaciones de Dios se han dado en las montañas). En este monte, Jesús se transfiguró, es decir, su humanidad, se vio envuelta en la gloria de la Divinidad. Es como un anticipo pascual para estos tres discípulos. Es mostrarles claramente lo que sucedería luego de la Pasión.

Pero en este monte, también hay un recuerdo del cumplimiento de las Sagradas Escrituras. Aparecen junto a Jesús, Moisés y Elías: los dos representan la síntesis del Antiguo Testamento, es decir, la Ley y los profetas. Recordemos también que Moisés pasó seis días en el monte cuando se le apareció Dios.

Los tres discípulos están viviendo una experiencia “fuera de lo común”, están siendo partícipes de un adelanto de la Gloria, y es la confirmación que en Jesús se cumplen las Escrituras. Por lo tanto,  Jesús no invitará a un cambio de Religión, sino a dar cumplimiento al testamento ofrecido por el Padre.

Es cuando en este momento, Pedro se dirige a Jesús con el título mesiánico de “Señor” y le pide autorización para hacer tres tiendas (lo que evoca una fiesta judía). Pero de repente los cubre una nube luminosa, que indica la presencia de Dios. (La nube acompaña como signo también en el Antiguo Testamento a muchos pasajes). 

Pero de esta nube sale una voz que vuelve a revelar, al igual que en el Bautismo de Jesús, que éste es su Hijo amado, su predilecto, y dice escúchenlo (escuchar en el pueblo de Antiguo Testamento no sólo es oír, también significa prestar suma atención y obedecer. El Shemá).

Para un judío que había escuchado los relatos antiguos, sabía que quien veía a Dios moría. Por eso comienzan a tener miedo. Pero sin embargo Jesús realiza tres verbos: Se acercó, los tocó y les dijo: NO TENGAN MIEDO. Es aquí cuando se incorporan, sólo ven a Jesús quien les pidió que no lo dijeran a nadie hasta que Él hubiera resucitado.

Reconstruimos el texto:

  1. ¿Cómo comienza el texto? ¿Los seis días que dice, desde cuando se toman en cuenta?
  2. ¿A dónde se dirigió Jesús y a quiénes llevó consigo?
  3. ¿Qué sucedió con Jesús? ¿Qué le pasó? ¿Qué signos vieron los discípulos en Él?
  4. ¿Quiénes aparecieron junto a Jesús en ese momento? ¿Qué representan estos dos personajes?
  5. ¿Qué le ofrece Pedro a Jesús?
  6. ¿Qué nos recuerda esa nube brillante que los envuelve?
  7. ¿A quién se escucha pronunciar algo desde la nube? ¿Qué es lo que dice?
  8. ¿Qué sucede con los discípulos de Jesús? ¿Qué sentimiento tienen?
  9. ¿Qué hace y qué les dice Jesús?
  10. ¿Finalmente Jesús les pide algo? ¿Qué fue?

2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:

  1. La vida en relación con el Señor, ser su discípulo, nos invita también a estar con Él. ¿Qué siento yo cuando Jesús me invita a estar con Él?
  2. Jesús se muestra a sí mismo no sólo como el gran maestro, sino que da un anticipo de su gloria. ¿Creo de verdad que Jesús es el Señor
  3. ¿Qué significa en mi vida, que Jesús es el centro de las Sagradas Escrituras? El Antiguo y Nuevo Testamento sólo se refieren a Jesús. ¿Cuál es mi relación con Jesús.
  4. ¿Cómo vivo en mi vida personal esto que dice el Padre: “Este es mi hijo querido, mi predilecto, escúchenlo”? ¿En verdad escucho a Jesús en todos los momentos de mi vida?
  5. ¿Tengo miedo de acercarme a Jesús? ¿Tal vez escucharlo signifique para mí, dejar un estilo de vida que yo tengo muy instalado. No será eso lo que me pide el Señor?

3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

Gracias Señor por tu Palabra Salvadora.
Gracias porque nos invitas a reconocerte como Dios y Salvador.
Te pedimos la gracia de saber escucharte, de conocer cada vez más tu Palabra.
Permite Señor que sea dócil a tu Palabra, que realmente mi vida sea la de un “escucha atento” a todo lo que me dices.
Señor, al igual que los discípulos tengo miedo. Quisiera que tú también te acerques a mí, que toques y me recuerdes esa frase “no tengas miedo”. Quiero seguirte Señor
Quiero ser tu Discípulo, quiero que en este seguimiento, entienda que debo transformarme también en anunciador de la Buena Noticia.

Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Hoy damos gracias por su resurrección y porque nos llena de alegría. Añadimos nuestras intenciones de oración.

-Amén-

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Como interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.

«Levántense y no tengan miedo»
(Versículos 7)

Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.

5.- ACCIÓN: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

En lo personal, volver sobre este texto, y preguntarme seriamente qué puedo hacer para no tener miedo y aceptar el desafío de transformarme en un discípulo de Jesús y en su misionero.  Descubre a algún amigo en especial con quien quieras animarlo a no tener miedo, comparte con él este texto del Evangelio.

Con tu grupo, proponerse una actividad  para ser discípulos y misioneros. Puede ser una representación de cuáles son los miedos que hoy tenemos en la escucha y el seguimiento de Jesús. Como grupo realizar una actividad concreta para ayudar a otras personas a no tener miedo y seguir a Jesús.

Prev Post

Evangelio del día – Lectio Divina Mateo 5, 43-48

Next Post

Evangelio del día – Lectio Divina Lucas 6, 36-38

post-bars

Leave a Comment

× WhatsApp / Cristonaut@s - Clic aquí