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Lectio Divina Dominical III de Curesma Ciclo C

«Si ustedes no se arrepienten de sus pecados»

Hno. Ricardo Grzona, frp
Cristian Buiani, frp

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PRIMERA LECTURA: Éxodo 3, 1-8ª. 13-15
SALMO: 103 (102), 1-2.3-4.6-7.8.11
SEGUNDA LECTURA: 1 Corintios 10, 1-6. 10-12

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad
para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

Amén

TEXTO BÍBLICO: Lucas 13, 1-9

1 En ese mismo tiempo, algunas personas estaban presentes y comenzaron a comentar con Jesús sobre cómo Pilato había matado a varios galileos, en el momento en que ofrecían sus sacrificios a Dios. 2 Jesús, respondiendo, les dijo:

“¿Piensan que si esos galileos fueron asesinados así es porque pecaron más que todos los galileos? 3 ¡Les digo que no! Más bien, si ustedes no se arrepienten de sus pecados, todos morirán como ellos. 4 Recuerden a aquellos dieciocho que fueron asesinados cuando la torre de Siloé cayó sobre ellos. ¿Piensan que fueron peores que los otros que vivieron en Jerusalén? 5 ¡Les digo que no! Más bien, si ustedes no se arrepienten de sus pecados, todos morirán como ellos”.

6 Entonces Jesús contó esta parábola:

“Cierto hombre tenía una higuera en su plantación de uvas, y cuando fue a buscar higos, no encontró ninguno. 7 Luego le dijo al hombre que estaba a cargo de la plantación: “¡Mira! ya han pasado tres años seguidos que he venido buscando higos de esta higuera y no encuentro ninguno. Por eso, ¡corta esta higuera! ¿Por qué dejar que continúe ocupando espacio y nutrientes de la tierra sin producir nada? 8 Pero él respondió: “Señor, deja que la higuera se quede más tiempo este año ya que voy a cavar alrededor de ella y voy a ponerle fertilizante. 9 Si el año que viene produce fruto, bien, pero si no, la cortarás”.

TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estudio Bíblico.

La liturgia de este tercer domingo del tiempo cuaresmal nos presenta un texto del evangelio de San Lucas. El relato es una exhortación a la conversión, y lo hace a través de una parábola conocida como “la higuera estéril”.

El texto comienza exponiendo una situación que habría ocurrido en esos momentos, que tenía a Pilato como protagonista. Si bien no se tiene ninguna noticia fuera de este pasaje, se trataría de una desgracia que manifestaría la crueldad de Pilato. Y otro hecho que narra la muerte de dieciocho personas de Jerusalén al desplomarse la torre de Siloé.

Era común en los judíos asociar las catástrofes y desgracias con un castigo de Dios a su pueblo. A partir de la situación económica o de prosperidad unos eran los “bendecidos” y otros los “maldecidos” según esta lógica judía.

Los presentes estaban hablando de esta situación que les preocupaba. Jesús alude a estos hechos, interpretándolos como una invitación providencial a la conversión. A través de preguntar les hace reflexionar sobre sus propias conductas. En primer lugar les pregunta si estas personas eran buenas o malas, o si eran culpables o no lo eran. Pero Jesús da un paso más adelante, intentando salir acerca de este hecho que es de pasado, busca que la conversación y la preocupación este más bien puesta en ellos y en su futuro. Es allí que les dice “si ustedes no se arrepienten acabarán como ellos”. Jesús llevó la conversación del auditorio desde un simple interés por las cosas de la actualidad a un interés personal, el interés por la propia salvación.

La parábola de la higuera pone de manifiesto la paciencia divina, y se aplica al Pueblo elegido. Dios lo espera misericordiosamente, y sólo si no da fruto, al final será rechazado. En esta parábola se expresa la misericordia de Dios que espera hasta al final a sus hijos. Dios se esmera en lograr la conversión, no se cansa, es paciente.

Los frutos de la higuera son la imagen de la conversión. Dios esta interesado en que verdaderamente demos fruto y de que ese fruto sea abundante.

Reconstruimos el texto:

¿Cómo comienza el relato? ¿Qué le comentaron a Jesús los presentes?
¿Con qué preguntas Jesús les responde?
¿Qué dice Jesús que les ocurrirá si no se convierten?
¿En la parábola de la higuera estéril qué ocurre con este hombre que va a buscar los frutos?
¿Qué le dijo al viñador? ¿Qué le respondió este?
¿Cómo termina el relato?
2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:

  1. ¿Estoy atento a los signos de los tiempos, los sé interpretar a la luz del Evangelio? ¿Estos signos sirven para profundizar mi conversión?
  2. ¿Si yo fuera una higuera, en que estado estaría (produce fruto, es estéril, se esta secando, etc.)? ¿Cuáles son los frutos a los que me siento llamado a dar? ¿Trabajo para darlos?
  3. ¿Comprendo que la higuera no puede producir fruto sin un viñador que le dé agua y la atienda? ¿Y yo sin Dios, que sería? ¿Pudiera acaso solo producir frutos?
  4. ¿Qué siento al saber que el Señor tiene paciencia para conmigo, y espera mis frutos? ¿El saber que espera mis frutos me fortalece y motiva para darlos?
  5. ¿Cuáles y en que momentos he vivido tiempos de esterilidad? ¿Cómo eran esos momentos? ¿Valoro la paciencia y la misericordia que Dios tuvo para conmigo en esos momentos?

3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

Como la higuera estéril, no doy, Señor, los frutos esperados. Mis manos vacías no presentan el gozo de la cosecha, pero aguarda, Señor, no agotes tu paciencia.
De nuevo dedícame tu cuidado, porque una savia nueva ponga nuevo vivir en mí y al fin los frutos que con justicia esperas, serán gozo, en mí por habértelos dado, y en Ti, por recibirlos.
No dejes que mis manos permanezcan vacías.
Cuando llegues, Señor, a recoger cosechas, que desborden los frutos y si acaso no fuesen los que halles tantos como esperas, sea que por amor a Ti, los he ido dando.

– AMÉN –

Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Hoy damos gracias por su resurrección y porque nos llena de alegría. Añadimos nuestras intenciones de oración.

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Como interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.

Repetimos varias veces esta frase del Evangelio para que vaya entrando a nuestro corazón:

«Si ustedes no se arrepienten de sus pecados»
(Versículo 5)

Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.

5.- ACCION: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Si estoy solo, vuelvo a leer detenidamente las lecturas. Hoy el Señor me invita a dar un fruto concreto. Pensaré en una o en varias personas a las que pueda ayudar en estos días (según la necesidad). Acompañaré esta ayuda, dando mi testimonio de conversión.

En el grupo, haremos algo propio de la Cuaresma, intensificar la oración, pero tomando este texto bíblico. Invitamos a todos los participantes también a expresar públicamente su fe en Cristo Jesús, Señor Crucificado en quien obtenemos la salvación. Siempre acompañamos nuestra oración con acciones y obras de caridad que demuestren nuestra fe, atendiendo a los más necesitados.

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