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Lectio Divina Dominical XVI del Tiempo Ordinario Ciclo B

«Vengan conmigo a un lugar desierto para descansar»

Hno Ricardo Grzona, frp

Cristian Buiani, frp

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PRIMERA LECTURA: Jeremías 23, 1-6
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 23(22),1-3a.3b-4.5.6
SEGUNDA LECTURA: Efesios 2, 13-18

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad
para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

Amén

TEXTO BÍBLICO: Marcos 6, 30-34

    

30 Los apóstoles regresaron y le contaron a Jesús todo lo que habían hecho y enseñado. 31 Había tanta gente yendo y viniendo, que Jesús y los apóstoles no tenían ni siquiera tiempo para comer. Entonces les dijo: “Vengan conmigo a un lugar desierto para descansar”.

32 Luego fueron solos en la barca a un lugar desierto. 33 Pero mucha gente los vio salir y los reconoció. De todos los pueblos, muchos corrieron a lo largo del lago y llegaron allí antes que ellos. 34 Cuando Jesús bajó de la barca, vio a la multitud y se compadeció de ellos porque parecían ovejas sin pastor. Y comenzó a enseñar muchas cosas.

TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estudio Bíblico.

Este es el XVI Domingo del Tiempo Ordinario, y la liturgia nos sigue conduciendo en la lectura del Evangelio del Evangelista San Marcos. Este relato es una continuación al Evangelio del pasado domingo. En este caso los apóstoles regresan de la misión encomendada por Jesús de ir de dos en dos por los pueblos predicando, y sanando enfermos. Los Apóstoles vuelven a encontrarse con Jesús, aquel que los envío. Aquí esta la clave, no se dispersan por distintas tierras configurándose a otras formas de pensar, y de actuar, sino que conservan en ellos el signo de la Buena Noticia que recibieron, y una vez cumplida la misión regresan para estar con su Maestro, y Señor. Él es el centro y fundamento de la comunidad apostólica. “Lo que habían hecho y enseñado”, la misión no es sólo la predicación, no bastan las palabras, sino que se necesita de obras, y de testimonios. El signo de “volver”, es también una imagen del dar cuenta al final de nuestra vida, o ante cada ministerio o misión encomendada de lo hecho, y enseñado para bien de la evangelización.

Jesús los recibe, y en un primer momento sólo se permite escucharlos. Escuchar es importante para comprender lo que el otro vive y siente, es una cualidad empática que Jesús sabe desarrollar una y otra vez. Es por esto que conoce la fatiga que embarga a cada uno de ellos, y les propone el “descansar”.

“Vengan ustedes solos, a un paraje despoblado, a descansar un rato”. Jesús marca en sus palabras la necesidad que tuvo de conceder el descanso a sus discípulos. Jesús es el Buen Pastor, que se ocupa de sus ovejas. Las palabras del Salmo 22, nos ayudan a ambientarnos en el pasaje del evangelio de hoy, y a sondear la invitación de Jesús a sus discípulos; “El Señor es mi Pastor, nada me puede faltar: en verdes praderas me hace recostar; me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas”.

“Porque los que iban y venían eran tantos, que no les quedaba tiempo ni para comer”. Los discípulos en su tarea apostólica están necesitados de un sano equilibrio entre el arrebato de las cosas cotidianas, y la necesidad de descansar junto al Señor. Descansar, no para estar más “relajado” o “tranquilo”, sino para recobrar fuerzas pérdidas, y así llevar adelante la misión una vez más. Esta idea de descanso, es el estilo de lo que conocemos hoy como retiros espirituales, un tiempo de “escape de tareas regulares”, dedicado sólo a Dios, y para estar con Él.

“Se fueron en la Barca, pero muchos los vieron marcharse y fueron corriendo a pie hasta allá”. La muchedumbre corre al encuentro del Señor, quiere estar cerca de él, verlo, y escuchar sus palabras. Es interesante resaltar lo que ocurre con Jesús al descender de la barca; “ve y se conmueve”. Estos rasgos de Jesús, están impregnados de un gran ardor apostólico, y misionero. Jesús ve la realidad que lo rodea sin ser indiferente a ella. Pero no se queda ahí, sino que pasa por su corazón todo lo que ve, conmoviéndose. Esta es la misericordia de Jesús.

En este caso Jesús ve a la multitud, y se conmueve porque estaban como oveja sin pastor. Es una imagen muy apropiada para explicar la soledad de una multitud que no llega a ser propiamente una comunidad. Cuando una oveja está sin pastor, difícilmente encuentra el camino correcto para regresar, y se expone a muchos peligros que la acechan; ladrones, fieras, falta de alimento.

“Y se puso a enseñarles muchas cosas”. Jesús no solo ve y se conmueve, sino que responde, se pone inmediatamente en acción. Ante una muchedumbre hambrienta, desordenada, y sin rumbo, ahora encuentran en Jesús, su buen pastor que los congrega y los hace comunidad.

Reconstruimos el texto:

  1. ¿Qué hacen los Apóstoles al reunirse con Jesús?
  2. ¿A dónde los invita a ir el Señor? ¿Para qué?
  3. ¿Por qué dice la Palabra que no tenían tiempo ni para comer?
  4. ¿A dónde se dirigen entonces? ¿En qué medio lo hacen?
  5. ¿Qué ocurre con la multitud, al momento de la partida de Jesús y sus discípulos?
  6. ¿Qué le ocurre a Jesús al desembarcar, y encontrarse con la multitud?
  7. ¿Con que compara Jesús a la multitud? ¿Qué hace Jesús con ellos?

2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios  en el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:

  1. ¿Me acerco al Señor, para contarle a través de la oración, todo lo bueno y bello que ocurre en mí vida discipular? ¿Pongo en sus manos también mis preocupaciones, miedos, y todo aquello que me frena para testimoniar su presencia en mi vida? ¿Y me acerco al Sacramento de la confesión? ¿Entiendo que además de mi cercanía en la oración, puedo experimentar la reconciliación, y el perdón de Dios que me une más a Él?
  2. ¿Estoy necesitando hoy un momento para descansar? ¿A partir de la lectura del Evangelio de este domingo, comprendo que el descanso esta estrechamente unido a la presencia, y cercanía del Señor? ¿En medio del embrolle cotidiano de actividades, me acuerdo de dedicarle un tiempo al Señor? ¿Cómo vivo el día Domingo? ¿Es para mí un día de descanso, y ofrecido a Dios?
  3. ¿Qué me dice a mí ver estos rasgos de Jesús que: “ve y se conmueve”? ¿Intento llevar este estilo a mi vida? ¿Veo, o muchas veces soy indiferente a quienes me rodean? ¿Las situaciones personales de los demás, pasan por mí vida, sin dejar huella, es decir sin conmoverme? ¿Intento configurarme cada día más a los rasgos de Jesús?
  4. ¿Cuáles son las ovejas sin pastor de hoy en la sociedad en que vivo? ¿Qué siento por ellas? ¿Creo que sí conocieran a Jesús, o si se encontraran con el sus vidas pudieran cambiar, es decir pudieran encontrar en Él un pastor? ¿Me acerco a ellas, y doy testimonio como lo hizo Jesús enseñándoles?

3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

El Señor es mi pastor, nada me falta.
 En verdes praderas me hace reposar,
me conduce a fuentes tranquilas
y recrea mis fuerzas.
Me guía el sendero adecuado
haciendo gala su oficio.

Aunque camine por lúgubres cañadas,
ningún mal temeré, porque tú vas conmigo;
tu vara y tu bastón me defienden.

Preparas ante mí una mesa
en presencia de mis enemigos;
Me unges con perfume la cabeza,
y mi copa rebosa.

 ¡La bondad y el amor me escoltan
todos los días de mi vida!
Y habitaré en la casa del Señor
a lo largo de mis días.

Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor.

Añadimos nuestras intenciones de oración y decimos:

Amén.

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo  del  Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.

Repetimos varias veces esta frase del Evangelio para que vaya entrando a nuestro corazón:

«Vengan ustedes a descansar un rato»
(Versículo 31)

Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.

5.- ACCION: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Si estoy solo, vuelo a releer el texto, haciéndome las preguntas más intensamente. Repaso los rasgos de Jesús (ver y conmoverse) y me comprometo a tener estas actitudes en la semana. Como acción concreta, dedicaré un tiempo muy especial para ir a servir a personas concretas que verdaderamente lo necesitan.

En el grupo, repasamos la lectura, y reflexionamos a la luz de los hechos, cuales son las “ovejas sin pastor”, que están cercanas a nosotros. Las identificamos y proponemos una fecha y nos comprometemos a salir a su encuentro como grupo, con alguna actividad concreta que organizamos  que manifiesta la alegría de la vida en Jesús.

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