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Lectio Divina Dominical XXV del Tiempo Ordinario Ciclo C

«No pueden servir a Dios y al dinero»

Hno. Ricardo Grzona, frp
Dr. Emilio G. Chávez

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PRIMERA LECTURA: Amós 8, 4-7
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 113(112), 1-2.4-6.7-8
SEGUNDA LECTURA: 1 Timoteo 2, 1-8

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

Amén

TEXTO BÍBLICO: Lucas 16, 1-13

1 Jesús dijo a sus discípulos:

“Había un hombre rico que tenía un administrador que se encargaba de sus riquezas y éste fue acusado delante de él de estar malgastando sus bienes. 2 Entonces lo llamó su señor y le dijo: ‘He estado escuchando algunas cosas contra ti. Ahora da cuenta de tu trabajo porque ya no puedes continuar como administrador’.

3 Entonces el administrador se dijo a sí mismo: ‘¿Qué voy a hacer si mi señor me deja sin trabajo? No tengo fuerzas para cavar la tierra y me da vergüenza mendigar. 4 Ya sé lo que voy a hacer, así, cuando me despidan, tendré amigos que me recibirán en sus casas’.

5 Luego llamó a cada uno de los deudores de su señor y le preguntó al primero: ‘¿Cuánto le debes a mi señor?’ 6 Él le dijo: ‘Cien barriles de aceite’. El administrador dijo: ‘Aquí está tu recibo. Siéntate y escribe cincuenta’.

7 Al otro le preguntó: ‘Y tú, ¿cuánto debes?’ Él le dijo: ‘¡Cien kilos de trigo!’ Le dijo: ‘Toma tu recibo, escribe ochenta’.

8 Y el señor de este administrador deshonesto lo felicitó por su inteligencia porque actuó con astucia, porque las personas de este mundo son mucho más inteligentes en sus negocios que las personas que pertenecen a la luz. 9 Por eso yo les digo, gánense amigos con las riquezas de este mundo para que cuando falten estas riquezas, ellos los reciban en el hogar eterno”.

10 “El que es fiel en lo poco también será fiel en lo mucho y el que es deshonesto en las cosas pequeñas también lo será en las grandes. 11 Porque si no fueron honestos con las riquezas de este mundo, ¿quién los pondrá a cargo de lo verdadero? 12 Y si no fueron fieles en lo ajeno, ¿quién les dará lo que es de ustedes?”

13 “Ningún siervo puede servir a dos amos al mismo tiempo, ya que rechazará a uno y amará al otro, o se dedicará a uno y despreciará al otro. No pueden servir a Dios y al dinero”.

TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estudio Bíblico.

Las lecturas de este domingo tienen que ver con nuestra responsabilidad para con los pobres. En la primera lectura, Amós sobresale entre los profetas por sus denuncias de los abusos cometidos por las clases altas de Israel en un tiempo en que había gran prosperidad (y un esplendoroso culto), pero cuyas “gotas” no caían sobre los más pobres (en inglés hay una noción que cuando les va bien a los ricos su prosperidad por fuerza ‘goteará hacía los más pobres’). Pero eso no es así. El salmo refleja un misterio bíblico: que el Dios altísimo se preocupa con los más humildes de los seres humanos (ver Is 57:15; cf. Mt 25:40, 45), y los levantará a su tiempo. La lectura de 1 Timoteo tiene que ver con el buen orden de la sociedad y del mundo. No puede haber coexistencia pacífica a menos que haya justicia; hacia el final de esta carta, se dirá que las rencillas y los disturbios tienen mucho que ver con la avaricia, y que “el amor al dinero es la raíz de todos los males,” 1 Tm 6:3-10.

El mayordomo de la parábola en Lucas fue acusado de derrochar la propiedad de su patrón (se usa el mismo verbo para derrochar en la parábola del hijo pródigo en Lc 15:13). No queda claro si el mayordomo estaba renunciando a su comisión cuando reducía lo que se le debía a su patrón, o si estaba derrochando aún más la propiedad de su amo (a lo que se refiere dos veces), que parece más verosímil. En cualquier caso, es su actitud atrevida y extravagante hacia las riquezas, una suerte de desapego, si se quiere, lo que alaba Jesús, y hasta el mismo patrón. Hace falta imaginación y valor en este mundo: la riqueza y el dinero deben usarse con creatividad para el bien de los demás, especialmente los más pobres. ¡Cuánta ingenuidad no tenemos para asuntos militares y para lo que nos interesa, y cuán poco para alimentar y educar a los más necesitados! Debemos ser fieles en todo. Pero esto significa servir a Dios con un corazón no dividido. Y el competidor más grande que tiene Dios, llamado aquí por nombre en un caso único, es “mamón” (el nombre de una divinidad pagana y obviamente este mal uso del dinero es una idolatría), la palabra aramea que usaba Jesús para la riqueza, la propiedad y la ganancia. En los evangelios siempre tiene un significado negativo, como es el caso en los demás escritos de la época.

Preguntémonos para reconstruir el texto:

1. ¿A quiénes se dirigió Jesús y cómo fue la parábola que les dijo?
2. ¿Qué hacía el hombre de la Parábola?
3. ¿Cómo va ganándose a los deudores de su patrón?
4. ¿Cuándo el patrón se dio cuenta, ¿qué es lo que dijo?
5. ¿Qué explicación da Jesús sobre los hijos de este mundo? ¿Qué deberíamos aprender?
6. ¿Cómo se refiere Jesús a la fidelidad?
7. ¿Cómo termina el texto? ¿Cuál es la frase o la idea principal que quiso dejar Jesús?

2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:

1. Jesús pone un ejemplo de un administrador infiel, pero que era astuto. ¿Podría yo ser un administrador de las cosas de Dios como este de la parábola?
2. ¿Hasta qué punto mi fidelidad a Dios me lleva a ser recto en todo momento, aún cuando no quede bien ante los demás?
3. ¿Trato de usar la astucia para ser un discípulo misionero?
4. Finalmente Jesús habla de las amistades que se hace ganar este administrador. ¿Qué tan sincera es mi amistad para las otras personas? ¿Lo amo, lo respeto, lo cuido por lo que es, o por lo que tiene?
5. ¿Brindo mi amistad a los demás lo que yo soy, o por lo que tengo o represento? ¿Cuál es mi carta de presentación para con los otros? ¿Qué reconocimiento espero?
6. Realmente ¿construyo amistades cristianas y verdaderas o simplemente compañías pasajeras?
7. ¿Cuál es mi verdadero interés para seguir? ¿nos vemos reflejados en el texto? ¿Dónde estoy buscando mi felicidad? ¿En las cosas momentáneas, en personas y amistades momentáneas?
8. ¿Busco en mis amistades a aquellos con los que realmente puedo construir un puente que me lleven al encuentro y seguimiento de Jesús y de allí al Padre?
9. ¿Cuántas riquezas mal elegidas puedo encontrar en mi vida, que usé también para comprar cariño, respeto y admiración de otras personas?

3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

Gracias Señor por tu Palabra Salvadora. Gracias por permitirme escucharte, aún cuando viendo mi interior, no soy el cristiano que tú deseas.
Me siento en algunas ocasiones como este administrador, que buscaba con las cosas y el dinero de sus patrones, comprar el afecto y la admiración de otros. Pero… Señor… me doy cuenta que esto terminaría muy mal. Te pido perdón por todas estas veces que no hice lo que es bueno a tus ojos.
Quiero pedirte Señor Jesús, que abras mi corazón que a veces está tan cerrado, y que me hables al corazón como siempre, diciéndome las palabras y los gestos oportunos.
Señor, que todos los bienes que tú me has permitido administrar que los use para tu gloria. Que pueda no comprar a la gente para mí, sino que todo se oriente a que pueda ser un discípulo y misionero tuyo.

Amén

Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Hoy damos gracias por su resurrección y porque nos llena de alegría. Añadimos nuestras intenciones de oración.

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.

«No pueden servir a Dios y al dinero»
(Versículos 13)

Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.

5.- ACCION: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Queremos entrar por la puerta estrecha…. ¿Qué debemos cambiar en nuestra vida para entrar por esta puerta estrecha?

En lo personal, me propongo hacer un verdadero análisis de conciencia. Ver cuántas veces uso mal los bienes que administro. Cuántas veces quiero cambiar cariño, respeto y admiración por intercambio de cosas. Y también preguntarse por la fidelidad al Señor. ¿Qué me pide el Señor que cambie en mi vida? Propongo algo concreto.

Con tu grupo, proponerse una actividad que pueda mostrar claramente las diferencias en donde buscamos la felicidad entre Dios y el dinero. Y poder hacer algo externo para presentar a los otros miembros de la comunidad nuestro deseo de cambio, y ofrecerles a otros también la posibilidad de cambiar.

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