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Evangelio del día – Lectio Divina Juan 12, 24-26

Lectio Divina

Eduardo Pineda de Guatemala 🇬🇹

 Invocación al Espíritu Santo
Espíritu Santo ven a nuestros corazones y ábrelo de par en par, ara que podamos aumentar en nuestros corazones el espíritu filial y para que merezcamos ser buenos portadores de tu palabra, que nos mueva a ser testigos de tu misericordia.

 1. Lectura del santo Evangelio según Juan 12,24-26 ¿Qué dice el texto?
En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda él solo; pero si muere, da mucho fruto.
El que ama su vida, la pierde; y el que odia su vida en este mundo, la guardará para una vida eterna. Si alguno me sirve, que me siga, y donde yo esté, allí estará también mi servidor. Si alguno me sirve, el Padre le honrará.

2. Meditación ¿Qué me dice el texto?
Señor, me encantan estos contrastes tan bonitos del evangelio: “perdiendo se gana”, “dando se recibe”, “muriendo se vive”. Yo quisiera que esto lo llevara a la práctica, y no fueran solo unas palabras ingeniosas. Haz, Señor, que de una vez por todas, me convenza de que “el Evangelio siempre tiene razón». En la vida de Jesús, amar es servir y servir es perderse en la vida de los demás, morir a sí mismo para dar vida.
La fuerza vital de la semilla requiere ser destinada a perderse en la tierra cuando la semilla se pudre y muere. Pero es la sorpresa maravillosa de la naturaleza: cuando la hierba se vuelve dorada en verano, se revela este profundo secreto de la muerte y produce nuevos frutos. A la luz de esta visión se comprende el texto del Evangelio: “El que ama su vida, la perderá, pero el que aborrece su vida en este mundo, la conservará para siempre”. Cualquiera que trate su vida como una fría posesión, viviendo en su propio egoísmo, es como una semilla encerrada en sí misma y sin perspectivas de vida. Sentido de la existencia frente al dar a los demás; Sólo así la vida puede volverse creativa e innovadora y convertirse en fuente de paz, felicidad y vida. Esta es la realidad de la semilla que germina.
La historia de la semilla que muere para multiplicarse; Su función es servir a la vida. La destrucción de Jesús es comparable a la semilla de vida enterrada en la tierra. En la vida de Jesús, amar es servir y servir es perderse en la vida del otro, morir por uno mismo para dar vida. Jesús, a medida que se acercaba la “hora”, el momento decisivo de su misión, prometió a su pueblo un consuelo y un gozo infinitos, incluso cuando venían con toda clase de tribulaciones. Da el ejemplo de la semilla que tiene que pudrirse y de la mujer que tiene que dar a luz con dolor. Cristo escogió la cruz por sí mismo y para sí mismo: todo aquel que quiera convertirse en su discípulo está llamado a compartir su propio camino. Siempre decía radicalmente a sus discípulos: “El que quiera salvar su vida, la perderá. El que la pierda por mi causa, la salvará” (Lc 9, 2).
¿Es tu vida expresión de la donación de ti mismo?
¿Eres una semilla de amor que produce amor?
¿Eres consciente de que para ser semilla de alegría, la alegría de los trigales, es necesario el momento de la siembra?

 3. Oración ¿Cómo le respondo?
Hoy te doy gracias porque he aprendido del evangelio que la mejor manera de llenar la vida es dándola y entregándola por las personas que más lo necesitan. Dame, Señor, la sabiduría necesaria para comprender que Jesús no nos enseñó una doctrina light, sino una doctrina impregnada de vida. En Jesús había una coherencia total entre lo que decía y lo que hacía. Señor, que yo haga lo mismo. AMÉN

 4. Contemplación ¿Cómo Interiorizo?
Contemplemos estas acciones concretas y como la hacemos vida “perdiendo se gana”, “dando se recibe”, “muriendo se vive”.

 5. Acción ¿Cómo me dejo transformar por la palabra?
Quiero aprovechar cada momento de mi vida. Hoy hago el propósito de compartir el don de la vida con mis hermanos.

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