Evangelio del día – Lectio Divina Juan 3, 13-17

Lectio Divina por Diácono Santigo Molina

Exaltación de la Cruz

Invocacion al Espíritu Santo

Espíritu Santo, creo en ti,
Espíritu Santo, me conozco en ti.
Espíritu Santo, confío en ti. Espíritu Santo, entiendo en ti.
Espíritu Santo, vivo en ti.

Amén

Evangelio según san Juan 3, 13-17

En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: “Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo y está en el cielo. Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.
Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él’’.

Palabra del Señor

LECTIO (Lectura) – ¿Qué dice el texto?

Jesús entra en diálogo con Nicodemo, uno de maestro de la Ley, miembro del Sanedrín, el que le vino a hablar de noche (a escondidas).
Jesús le explica a Nicodemo que es el (Jesús) hijo del hombre, una especie de de código davídico que, como maestro de la ley y miembro del Sanedrín, entendería bien que significaba que era el Salvador, el Mesías.
Qué él (Jesús) había bajado del cielo y que “está” en el cielo. En otras palabras era tan humano como divino.
Continúa usando las escrituras para llegarle al corazón a Nicodemo. Hace referencia al evento del Éxodo durante el cual Moisés tuvo que fundir todos los metales preciosos para hacer una serpiente y elevarla para que se salvaran de las mordidas de serpientes que habían invadido su campamento (en verdad, los estaba salvando de su idolatría).
Jesús se identifica su cruz, su crucifixión, con la serpiente salvadora: “… todo el que crea en él [tendrá] vida eterna.” Todo el que mire a su cruz …
Luego, nos entrega la célebre frase que tanto es citada en los estadios de fútbol y en otros eventos: “.. tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo él que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna.” (Jn 3, 16).
Jesús finaliza con una aclaración: “.. Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que él mundo se salvara por él.”

MEDITATIO (Meditación): ¿Qué me dice el texto?

Me pregunto:
A veces soy como Nicodemo, muy condicionado por mi experiencia de vida, mi educación, mis prejuicios. A veces me cuesta entender quién realmente es Jesús.
Yo también a veces voy de noche, a escondidas a tratar de encontrarlo.
A veces lo encuentro ahí, en la oscuridad.
Pero, a veces me olvido de buscarlo en mis hermanos y hermanas necesitadas, porque es en el encuentro real con ellos que también encuentro mi salvación … en él “Hijo del Hombre.”
Si Jesús fue exaltado sobre la cruz, ¿Cómo interpreto su significado?
¿Cómo puede ser exaltada la cruz cuando es un arma de tortura!?
¿Acepto mi cruz o cruces diarias? ¿Valen cómo modelo y enseñanza para otros Nicodemos?
¿Entiendo lo que me dice Jesús?
¿Me doy cuenta de lo que eso implica para mi vida?
¿Mis cruces son instrumentos de tortura o de salvación?
¿Realmente creo que Jesús nos (me) salva a través de su cruz?
¿Cómo lo veo a Dios, es un Dios condenador o salvador?
¿Creo realmente que Dios amo “tanto” al mundo y a mi?

ORATIO (Oración): ¿Cómo le respondo a Dios?

Señor, ven y muestrame tu Cruz,
muéstrame tu Cruz y Sálvame.
Ayúdame a aceptar mi cruz y a abrazarla como tu abrazaste la tuya …
y cuando me caiga, envíame un Cirineo …
para que pueda ayudarme a cargarla de nuevo y seguir en camino hacia ti.

CONTEMPLATIO (Contemplación): ¿Cómo interiorizo lo que Dios me está diciendo?

Durante el día a repetir en mis pensamientos esta frase:
“Tanto me amó Dios.”

ACTIO (Acción): ¿Cómo llevo esta Palabra a mi vida? ¿A qué me comprometo?

Me propongo hacer el esfuerzo de mantener siempre presente la Cruz de Cristo. De hacer su cruz visible en mi vida, en mi cuarto, mi escritorio, mi coche, en los lugares que pueda ubicarla. De ver lo “tanto que Dios nos amó y ama a través de tu Cruz, Señor. De mantenerla presente siempre como recordatorio de que yo también estoy invitado a aceptar mi cruz (mis cruces), y seguir en camino hacia la salvación.

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