Evangelio del día – Lectio Divina Lucas 19, 45- 48

Lectio Divina por Waldo Antonio Brea de República Dominicana

Invocación al Espíritu Santo.

Dios Todopoderoso, tu presencia en el corazón es paz.

Tu Espíritu me ilumina, tu palabra me guía.

Espíritu de Dios, enciende en mi corazón la llama de tu amor.

Espíritu de Dios, no me dejes nunca. Amen.

Lectura: Lc. 19, 45- 48.

Jesús purifica el templo

Después de esto, Jesús entró en el templo y comenzó a echar de allí a los que estaban vendiendo, y les dijo:

—En las Escrituras se dice: “Mi casa será casa de oración”, pero ustedes han hecho de ella una cueva de ladrones.

Todos los días Jesús enseñaba en el templo, y los jefes de los sacerdotes, los maestros de la ley y también los jefes del pueblo andaban buscando cómo matarlo.

Pero no encontraban la manera de hacerlo, porque toda la gente estaba pendiente de lo que él decía.

Palabra del Señor

¿Qué dice el texto?

Jesús se revela como hijo de Dios y se rebela ante la autoridad religiosa (también con autoridad política). Se hace enemigos entre los que toman decisiones al tiempo que conquista los corazones del pueblo con su mensaje. La cúpula de poder decide que hay que matarlo.

Meditación ¿Qué nos dice el texto?

Hoy Jesús sigue enseñando en los templos de nuestra vida. Y pocas veces estamos atentos a lo que nos dice.

El templo donde nos reunimos con la comunidad de hermanos representa la Iglesia. Nuestra casa también es templo, para nuestra comunidad más básica: la Familia. Nuestro cuerpo, templo del Espíritu Santo, nos habla del propio Dios pues fuimos creados a su imagen y semejanza. El planeta, templo y casa común de los hijos de Dios, y sin embargo tan maltratado y herido.

Urge que reparemos los templos, como una vez Francisco de Asís queriendo reparar una capilla, terminó siendo instrumento para la renovación de la iglesia universal.

No importa que nos ganemos enemigos terrenales. El Espíritu Santo nos guiará!

Oración ¿Qué le decimos a Dios?

Dios eterno y misericordioso. Perdona mi indiferencia ante el pecado que ensucia y daña todo lo que has creado, alejándome del plan perfecto que tienes para mí.

Dame claridad de propósito para actuar, valentía para enfrentar lo que está mal, y perseverancia en la misión.

Contemplación, ¿Cómo interiorizamos la Palabra de Dios?

Repite suavemente: Espíritu Santo, dame tu luz y tu voluntad.

Acción.

Haz una lista de acciones y actitudes que hay que desterrar de los” templos de tu vida” (la iglesia, la familia, tu persona, el planeta) para que Dios pueda habitar plenamente en ellos.

Comprométete a cambiar con la guía del Espíritu Santo.

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