Lectio Divina Dominical IV de Adviento Ciclo A

«José, descendiente de David, no tengas miedo de recibir a María como tu esposa»

Hno. Ricardo Grzona, frp
Cristian Buiani, frp

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PRIMERA LECTURA: Isaías 7, 10-14
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 24(23), 1-2.3-4ab.5-6
SEGUNDA LECTURA: Romanos 1, 1-7

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

Amén

TEXTO BÍBLICO: Mateo 1, 18-24

18 El nacimiento de Jesucristo fue así: María, su madre, estaba comprometida con José, pero antes de que vivieran juntos quedó embarazada por medio de la obra del Espíritu Santo. 19 José, con quien María se iba a casar, era un hombre que siempre hacía lo correcto. Él no quería avergonzar públicamente a María y decidió romper el contrato de matrimonio secretamente. 20 Mientras José pensaba en esto, un ángel del Señor se le apareció en un sueño y le dijo: “José, descendiente de David, no tengas miedo de recibir a María como tu esposa, porque ella está embarazada por obra del Espíritu Santo. 21 Ella tendrá un niño, y lo llamarás Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados”.

22 Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que el Señor había dicho a través del profeta: 23 “La virgen estará embarazada y tendrá un hijo a quien le pondrán el nombre de Emanuel, que significa ‘con nosotros está Dios’”.

24 Cuando José despertó, hizo lo que el ángel del Señor le ordenó y recibió a María como su esposa.

TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estudio Bíblico.

En este cuarto y último domingo de adviento la lectura del evangelio nos presenta el relato de la concepción virginal y el nacimiento de Jesús.

En aquel tiempo los prometidos no cohabitaban, pero el vínculo que los unía era tan estrecho que se los llamaba con el nombre de “esposo” y “esposa”, y para romper ese vínculo era necesaria un acta de divorcio. El matrimonio se hacía efectivo el día en que la prometida era conducida con una gran ceremonia a la casa del esposo.

José era de la descendencia de David. A través de él Jesús pertenece a la raza de David. Así, en Jerusalén, se realizan las promesas hechas por Dios a David y a su descendencia. 

Dice el evangelista que María concibió en el vientre, por acción del Espíritu Santo, sin obra de varón, para que nadie sospechase que un discípulo de Cristo haya inventado estas maravillas en honor de su Maestro, aduce el testimonio de José confirmando la historia por su propia participación en ella: “Y José, su Esposo, como era justo”. Justo en las escrituras hace referencia a quien es virtuoso. Se nota también la mansedumbre de José, que a nadie reveló su sospecha, ni siquiera a aquélla de quien sospechaba, sino que meditaba en su interior. Al decirle “no temas”, indica que José ya entonces temía ofender a Dios. Pero dice: “No temas recibir”, esto es, mantenerla en tu casa, porque en su mente ya la había dejado.

El ángel no sólo defiende a la Virgen de toda cohabitación carnal, sino que le hace ver a José que su Esposa ha concebido por obra sobrenatural. Con lo cual, además de hacerle deponer todo temor, le infunde alegría diciéndole: “Porque lo que en ella ha nacido es del Espíritu Santo”. Le explica luego lo admirable de este nacimiento, porque Dios es quien envía desde el cielo, a través de un ángel, el nombre que había de ponerle al niño. Y éste no es un nombre cualquiera, sino un nombre tesoro de bienes infinitos. Y así lo interpreta el ángel y funda en él las mejores esperanzas, induciéndole con esto a la fe de lo que le decía. “Jesús” significa en hebreo “Dios salva”.

El Ángel recordándole a José la cita del Profeta Isaías intenta mostrarle este prodigio en una sola expresión: “Todo esto sucedió”, como si dijera: “No creas que todo esto es del agrado de Dios ahora solamente”, hace tiempo que está de antemano ordenado. Y con mucha razón, el ángel aduce la profecía no a la Virgen y sí a José, como a hombre que meditaba en los profetas, y versado en su lectura. Porque es de notar que primero había llamado cónyuge a la Virgen, mientras que ahora la llama Virgen con el profeta, para que oyesen esto mismo del profeta, porque hacía mucho tiempo que estaba pensado. Por eso, en prueba de lo que estaba diciendo, aduce las palabras de Isaías o más bien de Dios: porque no dice: “Para que se cumpliese lo que habló Isaías”, sino “lo que habló el Señor por Isaías”.  Mateo citando el texto de Isaías confirma que esta profecía ha alcanzado su pleno cumplimiento en la concepción virginal de Jesús. Al decir: “Llamarán su nombre Emmanuel”, es como si dijera: “Verán a Dios entre los hombres”. El Señor interviene y e involucra a José en su plan.  Le da como tarea el tomar consigo a María y darle el nombre al niño.  Es así como José se responsabiliza de la vida de María y de la del niño, reconociéndolos ante la Ley como sus legítimos mujer e hijo. 

Y puesto que José asume la paternidad legal de Jesús, el niño se convierte en su heredero y así entra en la genealogía davídica, llevando la historia de la salvación a su culmen y cumplimiento.

Preguntas para recordar el texto bíblico:

  1. ¿Cómo inicia el relato? ¿Cuál era la relación entre María y José? ¿Qué dice sobre ellos?
  2. ¿De qué manera María concibió a Jesús?
  3. ¿Qué atributo aporta el evangelista sobre José?
  4. ¿Ante el temor que decisión piensa tomar José? ¿Qué le dijo el ángel a este en sueños?
  5. ¿Qué dice el ángel sobre el nombre que llevará el niño?
  6. ¿Qué fue lo que el Señor había anunciado en el pasado a través del Profeta?
  7. ¿Qué hizo José al despertar? ¿Cómo termina el relato?

2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:

  1. ¿Comprendo que Jesús no es un hombre más, o un personaje histórico de los tantos que conocemos? ¿Entiendo que su origen es parte de la obra creadora de Dios desde todos los tiempos? ¿Y que por lo tanto es Dios encarnado en la historia?
  2. ¿Qué me dice a mí el ejemplo de José? Ser justo es aceptar el plan de Dios ¿Y yo conozco y acepto el plan que Dios tiene para mí? ¿De qué modo el comportamiento de José puede poner luz a mis acciones diarias?
  3. ¿Cuáles son a mi parecer los tesoros de Dios contenidos en el nombre “Jesús”? ¿Qué tesoro le pido a Dios que me dé en esta Navidad? ¿Estoy abierto y atento para recibir de Dios? ¿Qué pasos debo dar aún?
  4. En la vida de Jesús el Espíritu Santo tuvo un rol principal desde su origen ¿Y en mí vida, que lugar le doy al Espíritu Santo? ¿Comprendo que este Espíritu de Dios está entre nosotros hasta el fin del mundo? ¿Por lo tanto, busco su amor, consuelo, y presencia?
  5. ¿Soy como José que más allá del que dirán los demás, abre las puertas de su casa y de su corazón para recibir a María y en su vientre al mismo Jesús? ¿Qué puertas aún debo abrir para que Jesús pueda entrar y dar luz?

3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

Querido Padre, Dios del cielo y de la tierra, te queremos dar gracias por tanto amor. Gracias por nuestra familia y por nuestro hogar. Gracias por las personas que trabajan con nosotros, gracias por los amigos.
Bendícenos en este tiempo especial en el que esperamos tu venida. Ayúdanos a preparar nuestros corazones para recibirte con amor, con alegría y esperanza. Que siempre sepa darte gracias por venir a nuestro mundo a llenar nuestras vidas. Padre bueno, te pedimos que el Niño Jesús nazca también en nuestros corazones para que podamos regalarle a otros el amor que Tu nos muestras día a día. Ayúdanos a reflejar con nuestra vida tu abundante misericordia.

Amén

Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor. Hoy damos gracias por su resurrección y porque nos llena de alegría. Añadimos nuestras intenciones de oración.

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.

«José, descendiente de David, no tengas miedo de recibir a María como tu esposa»
(Versículos 20)

Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.

5.- ACCIÓN: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

En lo personal, hoy quiero abrir las puertas de mi corazón a Jesús para que pueda entrar. Mi acción será sacar de mi vida todo lo que estorba a poder encontrarme con el Señor, y a comprender sus designios para mí Vida. Para ello haré también un examen de conciencia, y me propondré ir a confesarme; para poder vivir en plenitud la navidad.

Con tu grupo, nos comprometemos a ser una comunidad que refleje la alegría de estar con el Señor. Pensamos de qué modo podemos comunicar la verdadera navidad ante tanta publicidad en televisión o redes sociales que desfiguran el sentido verdadero de la navidad; para que todos puedan conocer el amor de Jesús que nace para salvar.

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2 comentarios

  1. Diac. Isaias Licea

    Favor de arreglar el enlace del audio que dice que no existe el archivo. Gracias. Bendiciones

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