Lectio Divina Dominical X del Tiempo Ordinario Ciclo B

«El que hace la voluntad de Dios»

Hno. Ricardo Grzona, frp

Critian Buiani, frp

PRIMERA LECTURA: Génesis 3, 9-15
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 130(129),1-2.3-4.6.7-8
SEGUNDA LECTURA: 2 Corintios 4, 13-18.5, 1

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

Amén

TEXTO BÍBLICO: Marcos 3, 20-35

20 Cuando Jesús entró en una casa, una gran multitud se reunió nuevamente; eran tantos que ellos no podían comer el pan. 21 Los familiares de Jesús, al escuchar donde estaba, fueron a buscarlo porque algunas personas decían que estaba loco. 22 Algunos maestros de la Ley, que habían venido de Jerusalén, decían: “Está poseído por Beelzebú, y expulsa a los demonios por medio del príncipe de los demonios”.

23 Jesús llamándolos junto Él, comenzó a hablarles en parábolas: “¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? 24 Si un reino se divide en grupos de combate seguramente tal reino no podrá durar. 25 Si una familia se divide contra sí misma, tal familia no podrá durar. 26 Si Satanás se ha enfrentado contra sí mismo y se divide en bandos que luchan entre sí, no podrá durar porque ha llegado su final”.

27 “Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y robar su propiedad si primero no logra atarlo. Sólo entonces esta persona puede robar la casa”.

28 “Ciertamente les digo que los pecados que comete la gente o las blasfemias que digan pueden ser perdonados, 29 pero quien blasfeme contra el Espíritu Santo nunca será perdonado porque la culpa de este pecado dura para siempre”.

30 Jesús habló así porque ellos decían que estaba dominado por un espíritu maligno.

31 Entonces vinieron su madre y sus hermanos, pero quedándose afuera, enviaron al alguien para llamarlo. 32 Mucha gente estaba sentada alrededor de Él, y algunos le dijeron: “¡Mira! Tu madre, tus hermanos y tus hermanas están afuera buscándote”.

33 Él les respondió: “¿Quién es mi madre? ¿Y quiénes son mis hermanos?”

34 Luego, mirando a las personas que estaban sentadas a su alrededor, dijo: “¡Mira! aquí están mi madre y mis hermanos”. 35 Porque el que hace la voluntad de Dios, éste viene a ser mi hermano, mi hermana y mi madre.

TRADUCCIÓN DEL  NUEVO EVANGELIZADOR

1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estudio Bíblico.

La lectura de este domingo es del evangelista San Marcos. Tengamos en cuenta que Marcos se dirige principalmente a los cristianos provenientes del paganismo, que no conocían las costumbres judías, y por eso se las explica.

El texto comienza diciéndonos que Jesús volvía a su casa. En ese momento su hogar estaba en Cafarnaún, ya no se encontraba en Nazaret.

La actividad de Jesús era intensa, y su popularidad iba en aumento al punto tal que comer en casa se hacía difícil, porque la multitud clamaba por su atención, como si fueran dueños de su vida.

Quienes se encontraban en aquel momento junto a Jesús, conscientes de la situación tuvieron una reacción contraria, molestos por la gran cantidad de seguidores llegaron a expresar que estaba loco o “fuera de sí” como dice la escritura. Para ellos la vida pública de Jesús estaba llegando demasiado lejos, y por lo tanto necesitaba protegerse de sí mismo como así también de la gente.

Los letrados con la intención de desacreditarlo, viajan desde Jerusalén para contradecir lo que Jesús hace y dice. Lo calumnian, lo culpan de estar poseído y de expulsar demonios en nombre de Belcebú. Belcebú es el nombre de un dios pagano, con que los judíos designaban al jefe de los demonios. Los letrados alarmados por la popularidad de Jesús, quieren defender su tradición judía en contra de las novedades que Jesús enseñaba a la gente. Una acusación tal tiene el peso de una lapidación, el camino de la cruz ya se empieza a vislumbrar.

Jesús se enfrenta a esta contradicción haciéndoles una comparación primero sobre la familia dividida y un reino dividido para exponer lo absurdo de la denuncia. Lo que significaría que, si Satanás expulsa a Satanás, él mismo se está destruyendo.

Y en segundo lugar Jesús compara al demonio con un hombre fuerte. El hombre fuerte representa a Satanás. Pero Jesús es el más fuerte, y lo derrota expulsando demonios, no por complicidad con él, sino porque es más poderoso.

La vida de Jesús es una invitación a seguirle. Ofrece salvación, pero no la impone. En la libertad del hombre esta rechazar el Espíritu, rechazar el amor de Dios. Sin poner límites a la misericordia de Dios, Jesús declara que el que comete ese pecado se hace a sí mismo incapaz de recibir perdón. En cambio, puede ser perdonado el que no logra reconocer su condición divina oculta en su humildad de “Hijo del hombre”.

Jesús dice que quienes cumplan la voluntad de Dios, son su familia, son quienes ingresaran al Reino. El término “hermanos” en la lengua hebrea y aramea, se emplea para designar también primos y parientes.

Reconstruimos el texto:

  1. ¿Cómo comienza el texto?
  2. ¿Quiénes vinieron a ver a Jesús?
  3. ¿Porqué los familiares de Jesús lo sostienen?
  4. ¿Quiénes vinieron desde Jerusalén para acusar a Jesús y qué le decían?
  5. ¿Cómo les contestó Jesús?
  6. ¿Quiénes llegaron después a ver a Jesús? ¿Cómo le dijeron a Él que lo buscaban?
  7. ¿Cuál fue la respuesta de Jesús?

2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios en el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:

  1. En mi decisión firme de seguir a Jesús y anunciarlo ¿También la gente me busca porque reconocen mi encuentro con el Señor y que transmito sus palabras?
  2. ¿También yo he sido objeto de calumnias por anunciar el Evangelio? ¿Qué dicen sobre mi servicio al Evangelio? ¿Cuáles son las formas en las que hoy nos desacreditan?
  3. ¿Cómo podríamos responder hoy ante este proceso de persecución que siempre se da a los verdaderos cristianos?
  4. ¿Oramos también por aquellos que no entienden que cuando hablamos de Cristo y ellos no aceptan, en realidad a quien no aceptan es al Señor?
  5. ¿También podrá decir de mi el Señor que yo hago su voluntad, que lo escucho, que soy su seguidor?
  6. ¿Qué más me falta para seguirlo verdaderamente?

3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

Señor Jesús, gracias por tu Palabra.
Gracias porque cada día me vas enseñando más y más cómo poder ser tu seguidor, tu discípulo.
Te pido que me disculpes por todas las distracciones que tengo en este mundo, y que muchas veces, al finalizar el día, son menos las veces que te sigo y más las veces que sigo otras voces.
Dame la gracia de poder ser firme en conocerte más y seguirte más haciendo tu voluntad.

Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor.

Añadimos nuestras intenciones de oración.

Amén.

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Como interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo del Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.

«El que hace la voluntad de Dios»
(Versículos 35)

Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.

5.- ACCION: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

En lo personal, me propongo leer nuevamente el texto bíblico para prepararme para la Eucaristía del próximo Domingo y voy a resaltar una idea que quiero cumplir. Voy a poner en oración a aquellas personas que no aceptan el Evangelio.

Con tu grupo, dialogar sobre todos los que se burlan de nosotros cada vez que hacemos una actividad evangelizadora, nos proponemos orar y vamos a hacer un servicio especial, que nos haga caer en la cuenta que sí estamos siguiendo a Jesús.

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