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Lectio Divina Dominical XIV del Tiempo Ordinario Ciclo B

«Un profeta es respetado en todas partes, excepto en su tierra»

Hno Ricardo Grzona, frp

Cristian Buiani, frp

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PRIMERA LECTURA: Ezequiel 2, 2-5
SALMO RESPONSORIAL: Salmo 123(122), 1-2a.2bcd.3-4
SEGUNDA LECTURA: 2 Corintios 12, 7-10

Invocación al Espíritu Santo:

Ven Espíritu Santo,
Ven a nuestra vida, a nuestros corazones, a nuestras conciencias.
Mueve nuestra inteligencia y nuestra voluntad
para entender lo que el Padre quiere decirnos a través de su Hijo Jesús, el Cristo.
Que tu Palabra llegue a toda nuestra vida y se haga vida en nosotros.

Amén

TEXTO BÍBLICOMarcos 6, 1-6

Jesús salió de allí y regresó a su tierra y sus discípulos lo seguían. 2 Cuando llegó el sábado, Él comenzó a enseñar en la sinagoga. Muchos de los que lo escuchaban se sorprendían y decían: “¿De dónde saca este hombre todo esto? ¿De dónde viene su sabiduría? ¿Cómo hace estos milagros con sus manos? 3 ¿No es Él el carpintero, hijo de María? ¿No es hermano de Santiago (o Jacobo), de José, de Judas y de Simón? ¿Sus hermanas no están aquí entre nosotros? Ellos estaban desilusionados con Él debido a esto.

4 Pero Jesús les dijo: “Un profeta es respetado en todas partes, excepto en su tierra, entre sus parientes y en su propia casa”.

5 No pudo hacer milagros allí (en Nazaret), sino sanar a algunos enfermos imponiéndoles las manos. 6 Y se maravillaba por su falta de fe. Sin embargo, Jesús recorría las aldeas cercanas, enseñando.

TRADUCCIÓN DEL NUEVO EVANGELIZADOR

1.- LECTURA: ¿Qué dice el texto?

Estudio Bíblico.

Este es el XIV Domingo del Tiempo Ordinario, y la liturgia nos sigue conduciendo en la lectura del Evangelio del Apóstol San Marcos. Este pasaje del Evangelio nos aporta una frase conocida y difundida más allá del ambiente religioso; “Nadie es profeta en su tierra”.

Jesús nació en Belén de Judea, pero es originario con su familia de Nazaret el lugar que lo vio crecer, y hacerse adulto. Es allí donde permanece la mayor cantidad de años, donde pasa su tiempo trabajando, y aprendiendo. Alrededor de sus 30 años de edad, comienza la etapa conocida como la “vida pública” de Jesús, que da comienzo con el Bautismo en las aguas del río Jordán, hasta su posterior pasión, muerte y resurrección. Luego de haber estado en diversos lugares proclamando la Buena Nueva, Jesús regresa a su pueblo: Nazaret. Esta ciudad estaba ubicada en la parte sur de la región de Galilea, y las investigaciones arqueológicas presentan a una población de tamaño mediano, cercana a los 5.000 habitantes.

Este hecho ocurre en el sábado, el séptimo día de la semana judía. Es el “Sabbat” o también “Shabbath”, el día sagrado, en que el Pueblo esta llamado a observar la Ley, y a descansar. Jesús se dirige junto a sus discípulos a la Sinagoga de Nazaret. Este lugar no resultaba para nada desconocido para Él, al contrario era un lugar frecuentado en su infancia, y durante los últimos años anteriores al comienzo de su “vida pública”.

Quienes estaban en la sinagoga sabían quien era Jesús, un nazareno al igual que todos ellos. Conocían a su familia, sabían a que se dedicaban y lo que hacían. Es por ello, que cuando Jesús que bien lleva el nombre de Maestro, es decir Raboní, se pone a enseñarles a partir de la Escrituras, todos los presentes se asombran. No sólo les produjo sorpresa la sabiduría, y el carisma de Jesús, sino que no logran aceptar racionalmente que aquella persona que bien conocían, sea capaz de anunciar, y de llevar a cabo tales obras. No era posible para ellos que el carpintero, el hijo de María, que provenía de esta humilde familia sea el Hijo de Dios, el Mesías al que este mismo Pueblo esperaba.

Ante la presencia de la inmensidad, y de lo divino que bien encarna Jesús, en este caso a través de sus enseñanza en la Sinagoga, el Pueblo se niega a responder mediante la Fe, recurre a lo más inmediato y racional, recurre a lo cotidiano; “No es este…”.

El evangelista nos presenta ciertos datos acerca de quien se encontraba acompañando a Jesús. Es importante hacer una lectura desde la interpretación que la tradición de la Iglesia ha ido desarrollando, y sosteniendo a lo largo de la historia. “¿No es este el hermano de Santiago, José, Judas, y de Simón?”, aquí el término “hermano” no es el que acostumbramos usar para referirnos al vínculo biológico. Sino que significa parientes, o miembros de la misma familia, algunos llegan a precisar que tambien se empleaba para referirse a personas muy cercanas. Por lo tanto, esto no significa ni que María tuvo más hijos, ni que Jesús tuviera hermanos.

“Jesús era para ellos un motivo de obstáculo”, en otras traducciones dice “motivo de tropiezo”. Está en el ser humano colocar la piedra que obstaculice la compresión, y el conocimiento de Jesús como nuestro Señor y Salvador, y a la vez es esta piedra el motivo de tropiezo, y de caída para muchos.

Por la cerrazón de la gente de su pueblo, Jesús no pudo realizar milagros en Nazaret. Porque Dios actúa donde encuentra Fe, donde existe atracción de uno por otro, es decir reciprocidad entre la llamada de Dios y la respuesta del hombre.

Jesús se asombra de la falta de fe, cuanto dolor habrá significado esto en Él. Es su Pueblo el que lo vió crecer, y que hoy permanece en la incredulidad, a pesar de haber visto y oído al Maestro.

Podemos concluir que saber quien es Jesús no es lo mismo que conocerlo. Los nazarenos daban detalles de su persona, familia, y trabajo, “el hijo de María, el carpintero”. Pero no fueron capaces de conocerlo.

El Señor se hizo presente en medio de su pueblo para que lo conocieran a Él, y de esta forma al Padre del cielo. Jesús les posibilita la gracia de la Fe, para que pudieran conocer en su persona al Dios vivo que cambia el horizonte de la existencia humana, que la lleva a plenitud, y le da un nuevo sentido. Dios sale al encuentro del hombre, y en este esta la capacidad de responder.

Reconstruimos el texto:

  1. ¿A dónde se dirige Jesús? ¿Quién lo acompañaba?
  2. ¿Qué día de la semana es?
  3. ¿En que lugar Jesús se pone a enseñar?
  4. ¿Qué ocurría con la multitud que lo escuchaba? ¿Qué preguntas se hacían?
  5. ¿Qué dice Jesús de la relación de los profetas y sus pueblos?
  6. ¿Realiza milagros? ¿Qué obras realiza?
  7. ¿De que se asombra Jesús?

2.- MEDITACIÓN: ¿Qué me o nos dice Dios  en el texto?

Hagámonos unas preguntas para profundizar más en esta Palabra de Salvación:

  1. ¿Intento al igual que la multitud de ver en Jesús, un hombre común, que bien sabe hablar y predicar, pero ignorando su divinidad?
  2. ¿Entiendo que Jesús no es un profeta más, ni tampoco uno de tantos hombres importantes de la historia, sino que es el Verbo hecho carne, es el Dios vivo que vino por amor a salvarnos?
  3. El haber conocido a Jesús, y por lo tanto haber cambiado mí forma de vivir, ¿generó incomprensiones en personas cercanas a mí? ¿Cómo respondo? ¿Me cuesta ante ellos hablar de Dios? ¿Tengo en cuenta que al mismo Señor le ocurrió?
  4. ¿Comprendo que la falta de Fe, es un obstáculo en mí caminar? ¿Recuerdo algún momento de mi vida de gran trascendencia en que lo he vivido con una fe muy pobre? ¿Qué sentí? ¿Y cuando las vivo con la seguridad de que Jesús tiene todo en sus manos, que siento? ¿Observo la diferencia en vivir con fe?
  5. ¿También yo me asombro de la falta de Fe, del mundo actual? ¿Qué me provoca este asombro? ¿Me impulsa con más fuerza a ser testimonio cristiano, y a anunciar la Buena Noticia?

3.- ORACIÓN: ¿Qué le digo o decimos a Dios?

Orar, es responderle al Señor que nos habla primero. Estamos queriendo escuchar su Palabra Salvadora. Esta Palabra es muy distinta a lo que el mundo nos ofrece y es el momento de decirle algo al Señor.

Recibe, Señor, nuestros miedos
y transfórmalos en confianza.
Recibe, Señor, nuestro sufrimiento
y transfórmalo en crecimiento.
Recibe, Señor, nuestro silencio
y transfórmalo en adoración.
Recibe, Señor, nuestras crisis
y transfórmalas en madurez.
Recibe, Señor, nuestras lágrimas
y transfórmalas en plegaria.
Recibe, Señor, nuestra ira
y transfórmala en intimidad.
Recibe, Señor, nuestro desánimo
y transfórmalo en fe.
Recibe, Señor, nuestra soledad
y transfórmala en contemplación.
Recibe, Señor, nuestras amarguras
y transfórmalas en paz del alma.
Recibe, Señor, nuestra espera
y transfórmala en esperanza.
Recibe, Señor, nuestra muerte
y transfórmala en resurrección.

Hacemos un momento de silencio y reflexión para responder al Señor.

Añadimos nuestras intenciones de oración y decimos:

Amén.

4.- CONTEMPLACIÓN: ¿Cómo interiorizo o interiorizamos la Palabra de Dios?

Para el momento de la contemplación podemos repetir varias veces este versículo  del  Evangelio para que vaya entrando a nuestra vida, a nuestro corazón.

Repetimos varias veces esta frase del Evangelio para que vaya entrando a nuestro corazón:

«Y se asombraba de su incredulidad»
(Versículo 6)

Y así, vamos pidiéndole al Señor ser testigos de la resurrección para que otros crean.

5.- ACCION: ¿A qué me o nos comprometemos con Dios?

Debe haber un cambio notable en mi vida. Si no cambio, entonces, pues no soy un verdadero cristiano.

Si estoy solo, vuelvo a leer detenidamente las lecturas. Hoy el Señor me invita a creer en Él, a aumentar mi Fe, y a ser motivo para que otros crean. Como acto concreto pensaré en acercarme a personas en situación de calle, o de barrios marginales, para llevarles alimento u otra colaboración. De esta forma pondré mí F en acción, siendo testimonio de Dios para los demás.

En el grupo, nos comprometemos a ser una Iglesia en salida misionera. Vamos a hacer un análisis de situaciones donde como grupo podemos ser un obstáculo para el Señor y para que los demás crean en Jesús. Y tratar de superarlo. Tomaremos las frases de Jesús para analizarlas y nos propondremos hacer una obra de caridad entre las personas necesitadas de nuestra comunidad.

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